CAPÍTULOS
1.- INTRODUCCIÓN
2.- LOCALIZACIÓN
3.- ORIGENES DEL CEMENTERIO DE LOS INGLESES
4.- HISTORIA DEL CEMENTERIO DE LOS INGLESES
5.- CEREMONIA DE “INAUGURACIÓN” DE 1924
5.1.- LA CEREMONIA EN LA PRENSA DONOSTIARRA
6.- GALERÍA DE FOTOS DE LA CEREMONIA DE 1924
7.- EL CEMENTERIO (1980 – 2020)
8.- PLANO DEL CEMENTERIO
9.- TUMBAS MAYORES
9.1.- SARA Y MARÍA MATILDE CALLENDER
9.2.- CORONEL OLIVER DE LANCEY
9.3- CORONEL GUILLERMO TUPPER
9.4.- MARISCAL DE CAMPO MANUEL GURREA
10.- TUMBAS MENORES
10.1.- F.C. EBSWORTH
10.2.- TUMBA COLECTIVA
10.3.- TENIENTE DE ARTILLERIA MONTADA HENRY BACKHOUSE
11.- LÁPIDAS Y MONUMENTOS DESAPARECIDOS
11.1.- TUMBA DE LATASA
11.2.- LÁPIDA DE BERASALUCE
11.3.- TUMBA DE COURTENAY CHADWICKE
11.4.- TUMBA DE DUNCAN McFARLIN
11.5.- TUMBA CON CRUZ
12.- OTROS ENTERRAMIENTOS NO LOCALIZADOS
12.1.- ALFÉREZ DUPONT
12.2.- ALFÉREZ R. PHEELAN
12.3.- MAYOR MICHEL
12.4.- OTROS
13.- LÁPIDAS Y MONUMENTOS EXISTENTES
13.1.- LÁPIDA EN HONOR A LOS INGENIEROS REALES
13.2.- LÁPIDA GEORGE REX
13.3.- LÁPIDA EN HONOR A LOS HÉROES QUE SÓLO DIOS CONOCE
13.4.- MONUMENTO DEL CASTILLO Y ÁGUILA
14.- ENTERRAMIENTO DE SIR RICHARD FLETCHER
15.- EL CAÑÓN REGALADO POR EL GOBIERNO BRITÁNICO PARA LA CEREMONIA DE 1924
16.- PASADO, PRESENTE Y FUTURO DEL CEMENTERIO
17.- OTRAS FOTOGRAFÍAS
1.- INTRODUCCIÓN
Este apartado y recogido lugar, guardián de una importante página de la historia donostiarra, empezó siendo un espacio dedicado única y exclusivamente a mis juegos de infancia. Incontables ocasiones me han servido estas venerables piedras de escondite o de atalaya guerrera contra un enemigo personalizado en algún entrañable amigo de la infancia. Corrí entre ellas, salte, me cansé y sudé como lo hace todo chaval… pero para mí no era más que un mero lugar de juegos y esparcimiento.
Con el paso del tiempo pasó a gustarme tanto el lugar, que no había día, lloviese o no, que no lo visitase acompañado de mi fiel perro. Poco a poco empezó a conquistarme su encanto y romanticismo, sus trágicas historias escritas en piedra, su frondosidad… de manera que con estos ingredientes y el amor a nuestra tierra e historia inculcadas por mi padre, empecé, junto a él a investigar un poquito.
Fruto de estas inquietudes es el trabajo que a continuación os muestro, para disfrute de todo amante de nuestra historia.
2.- LOCALIZACIÓN
El Cementerio de los Ingleses de San Sebastián, se encuentra en la ladera norte del Monte Urgull, bajo su castillo. Sus coordenadas exactas son:
43’325896 – 1’988591
En el siguiente plano, os muestro su situación exacta en el monte Urgull, con los dos accesos más fáciles:
ACCESO 1º.
Puedes aparcar el coche en la explanada que hay al final del Paseo Nuevo, y desde ese lugar iniciar la subida hasta el cementerio. Es el camino más corto, pero sufrirás un poco por lo empinado de la subida de Bardocas. No te preocupes, que no hace falta ser escalador.
ACCESO 2º.
Puedes subir desde la plaza Zuloaga, junto al Museo de San Telmo, o desde detrás de la Basílica de Santa María, los dos caminos convergen a los pocos metros en uno. El primer repecho es pronunciado, tómatelo con calma, y disfruta de la vistas de la ciudad desde la Batería del Mirador, a mitad de trayecto.
Ninguno de los dos caminos te llevará más de 10 minutos, a velocidad de paseo. No es apto ni para sillas de minusválidos, ni para bicicletas, aunque algunos valientes si lo han hecho.
3.- ORIGENES DEL CEMENTERIO DE LOS INGLESES
No están claros los orígenes de este lugar de enterramiento.
Las tumbas que podemos contemplar, pertenecen única y exclusivamente a oficiales muertos en acción durante la Primera Guerra Carlista y los movimientos insurreccionales de 1837, con la excepción de la tumba de Sara y su hija, la única en la que descansan civiles de la que hablaremos más tarde.
Continuamente estamos escuchando en programas, y leyendo en publicaciones y prensa que en este lugar se enterraron a los muertos durante el terrible asedio que sufrió San Sebastián el verano de 1813. Esto es completamente falso. No hay ninguna prueba de ello, todo lo contrario.
En las mentes de todos los que hemos estudiado este lugar, siempre existió una posibilidad remota de que así fuera, y que el lugar elegido para la inhumación de los oficiales de la Legión Auxiliar Británica estuviese influenciado por un uso anterior como lugar de enterramiento de los militares del castillo, fallecidos por enfermedad o heridas, y/o de las bajas francesas que defendieron el lugar en 1813. Para terminar con esa duda, la Sociedad de Ciencias Aranzadi, aprovechando la conmemoración del Bicentenario del asedio de Wellington de 1813, realizó unos sondeos en el lugar en busca de alguna prueba que remontara el cementerio a esas épocas anteriores.
Con ese propósito, formaron un equipo de trabajo con estudiantes del Instituto Peñaflorida de Donostia, bajo la dirección de Lourdes Errasti, pero todos los resultados obtenidos siguieron datando el yacimiento en la Primera Guerra Carlista. Sólo aparecieron restos humanos pertenecientes a esa contienda civil, un fragmento de lápida perteneciente a una tumba ya desaparecida, y algún fragmento de metralla de los proyectiles lanzados por los obuses luso-británicos de 1813. Ese tipo de restos existen por todo el monte, como testimonio de la ferocidad de los bombardeos que sufrieron las tropas imperiales napoleónicas.
Hay un monumento y alguna lápida conmemorativa responsables de este error de datación del conjunto, al confundir al historiador poco avezado y al visitante amante de la historia. Una de estas últimas nos menciona a Sir Richard Fletcher y otros tres “Royal Engineers”, todos ellos fallecidos en los ataques a las brechas el año 1813, y por otro lado, tenemos el monumento en forma de castillo coronado por un águila, con claros motivos escultóricos referidos a la Guerra de Independencia, que tampoco ayuda a hacernos una correcta visión histórica de la zona. Son restos anacrónicos, alguno incluso descontextualizado, o muestras de respeto y recuerdo de los compañeros de armas de esos oficiales caídos en 1813, que vinieron dos décadas después a defender nuestras murallas contra los seguidores de Don Carlos, y otros consecuencia de un simple aprovechamiento de un conjunto escultórico que no se sabía dónde ubicar.
La mayoría de estos restos que dan lugar a confundir la correcta cronología del conjunto, fueron colocados en las obras de remodelación del cementerio para la fastuosa ceremonia de 1924. Si se leen los discursos que las autoridades pronunciaron esos días, facilitados en este trabajo, en todos se mezclan los muertos de ambas guerras. Entre los que pronunciaron estos discursos se encontraban personajes muy importantes en el estudio de la guerra de Independencia, como por ejemplo el profesor sir Charles Oman, autor de una de las obras más importantes de la que los anglosajones conocen como Campaña Peninsular, o el general gobernador Arzadun, historiador y militar.
Pero insisto, no hay ninguna prueba fehaciente de que se encuentre enterrado dentro del conjunto algún militar muerto en 1813.
Una fortaleza y castillo tan importante, nos puede hacer suponer que dispondría de un camposanto propio para los fallecidos de su guarnición, estrictamente de uso militar y en terreno militar. Esta posibilidad, existente en otras fortificaciones, no pasa de ser una simple conjetura en Urgull, al no existir resto alguno que la atestigüe. La ausencia de indicios nos puede indicar que los enterramientos de militares españoles de la guarnición, fallecidos durante los siglos XVI, XVII y XVIII, se realizase en los camposantos de la villa, junto al resto de ciudadanos de San Sebastián.
Durante los cinco años de ocupación del castillo por las tropas francesas de la Guerra de la Convención, a finales del XVIII, el historiador D. José Berruezo (1), defiende que las convicciones religiosas de las tropas extranjeras les impedirían enterrarse en camposantos católicos, por lo que es posible que buscasen en el monte Urgull algún lugar para sus muertos. Pero ni el Diccionario Geográfico–Histórico de España, escrito por la Real Academia de la Historia en 1802, ni el Geográfico-Estadístico de España y Portugal de D. Sebastián Miñano, publicado en 1827, hablan de la existencia de ningún cementerio de esas características en nuestro territorio.
Otra gran incógnita es donde se encontrarían enterrados los franceses muertos durante el asedio de 1813, máxime cuando se sabe que el cercano almacén de Bardocas fue habilitado como hospital militar por estas tropas. Su cercanía al lugar que nos ocupa, haría ganar puntos a la teoría de que ya se utilizaba como enterramiento en épocas anteriores a la Primera Guerra Carlista, aunque como ya he señalado, los sondeos realizados de momento no han corroborado esta hipótesis.
Lo que sí es seguro, y puedo afirmar con rotundidad, es que los oficiales franceses fallecidos en 1813 no están enterrados en ese lugar. Unas investigaciones que he efectuado hace poco, dan como resultado la localización del verdadero enclave en el que se inhumaron esos restos.
Documentando la historia del asedio de 1813, tuve la suerte de dar con las memorias de un oficial británico (2) que visitó lo que quedaba de nuestra ciudad nada más ser conquistada. En ellas se narra como este oficial británico descubre, de manera fortuita, que se han utilizado los ataúdes con los cuerpos de esos oficiales para proteger las trincheras aliadas que se van acercando, desde el convento de San Telmo, a las vanguardias imperiales del monte Urgull. Este descubrimiento corroboraría las tesis que defienden que no se enterrarían en tierra sagrada, al tratarse de soldados hijos de la Revolución acaecida en la vecina Francia.
Durante el bombardeo aliado de 1813 a la fortaleza de la Mota, del monte Urgull, fallecieron también una treintena de soldados británicos que se encontraban en calidad de prisioneros en este lugar. Este hecho es calificado por historiadores como Belmás (3) como auténtica barbarie por parte de las tropas británicas. En el almacén próximo a la batería de Bardocas se encontraban hacinados 26 oficiales y 340 soldados franceses heridos, expuestos a las bombas lanzadas por los morteros de las baterías aliadas del Chofre. Los sitiados, buscando una protección contra esa mortífera lluvia de proyectiles, habían izado una bandera negra como distintivo claramente indicativo de que era una zona con heridos, un hospital, y para mayor garantía para los suyos, lo rodearon con prisioneros ingleses, cuyas casacas rojas debían ser bien perceptibles aún en la distancia por sus compañeros. Los británicos, al ver esos indicativos, sospecharon que se trataba de un engaño, y minusvalorando la vida de sus compañeros de armas, procedieron al bombardeo de la zona.
¿Dónde los enterraron? Hay queda otra incógnita más, ya que es casi seguro que estos tampoco fueran inhumados en tierra santa católica, al tratarse en su mayoría de “herejes” protestantes. Pero nada nos indica, y por tanto tampoco se puede afirmar de ninguna manera científica, que se enterraran en el lugar actualmente ocupado por nuestro cementerio.
Con todo lo expuesto anteriormente, queda demostrado con rotundidad, que a fecha de hoy no se puede afirmar que en este lugar existan tumbas anteriores a la Primera Guerra Carlista.
El origen cierto del actual cementerio, lo encontramos en las descripciones que de este lugar hace el miembro del Real Colegio Británico de Cirujanos, y a la postre cirujano de Legión Auxiliar Británica, Henry Wilkinson el año 1838 (4).
“Subiendo de la ciudad al castillo de San Sebastián, pasando un faro provisional y volviendo bruscamente por un ángulo de roca donde el sendero zigzaguea por el declive de la pendiente, nos quedamos asombrados ante la bravía y salvaje grandeza de la escena. Numerosos fragmentos gigantescos de peñas yacen en la falda del monte, en medio de una vegetación lozana y exuberante, y en lo alto, asoma ceñuda la fuerte ciudadela de San Sebastián. En medio de este imponente paisaje, que parece haber sido causado por alguna convulsión terrible de la naturaleza, en un pequeño y abrigado rincón, hoy tierra sagrada, inminentemente debajo de la prominencia escarpada y colgante sobre la cual se yergue el castillo, pueden verse numerosos montículos de césped, que marcan los lugares donde reposan los restos de muchos valientes oficiales de la Legión Británica. Se han erigido unas pocas y sencillas cruces de madera con los nombres de los que cayeron; pero incluso estas letras provisionales han comenzado a borrarse antes de que sus propios compañeros hayan partido, y dentro de muy poco tiempo el único recuerdo que permanecerá será el túmulo de césped que los amigos de los muertos hayan amontonado sobre ellos.”
Este grabado del Coronel Townley (5), veterano de la L.A.B. que participó en la batalla del 5 de Mayo de 1836 de los altos de Ayete como Capitán del 1º Reg. de la 1ª Brigada, en la que fue herido grave, nos puede dar una idea de lo que sería el cementerio en sus primeros tiempos, con estas tumbas “provisionales”, muchas en espera de la construcción de otra más digna, o simplemente, de la colocación de una lápida en lugar de una perecedera cruz de madera. Lo curioso de este gravado es su fecha de publicación en Londres, ya que data del año 1877, y para entonces las tumbas que actualmente conocemos ya estaban realizadas.
(1) BERRUEZO, JOSÉ. “San Sebastián. Itinerario Pintoresco a Través de su Historia”. San Sebastián. 1948.
(2) CROWE, CHARLES. "An Eloquent Soldier. The Peninsular War journals of Lieutenant Charles Crowe of the Inniskillings. 1812 - 1814". Editorial Gareth Glover. 2011.
(3) BELMAS, J. “Journaux des Siéges faits ou soutenus par les français dans la Péninsule de 1807 a 1814”. T.4º. Paris. 1837. Pág. 646 & 647.
(4) WILKINSON, HENRY. “Apuntes Paisajísticos y Musicales de las Provincias Vascas”. 1838. Publicado por la Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián. 1976. Pág. 158.
(5) DUNCAN, FRANCIS. “The English in Spain; or, the story of the war of succession between 1834 and 1840. (…)”. Edit. John Murray. Londres. 1877. Pág. 51.
4.- HISTORIA DEL CEMENTERIO DE LOS INGLESES
El cementerio que actualmente conocemos, se originó con las sepulturas de los fallecidos durante la Primera Guerra Carlista. La mayor parte de estos militares formaban parte de la Legión Auxiliar Británica, también conocida bajo el acrónimo B.A.L., que a las órdenes del Teniente General Sir George de Lacy Evans combatieron a favor de los derechos de Isabel II y en la defensa de los ideales liberales de quienes la apoyaban, entre los que se encontraba nuestra ciudad de San Sebastián. Este cuerpo militar formado por más de 10.000 voluntarios de todo tipo y condición social, actuó principalmente en la provincia de Guipúzcoa, teniendo como base principal de operaciones nuestra ciudad de San Sebastián.
En los alrededores de la sitiada ciudad de San Sebastián se dieron importantes combates, como la decisiva toma del alto de Ayete con el consiguiente levantamiento del cerco, los ataques carlistas contra las posiciones de Alza, o la tremenda derrota cristina en la batalla de Oriamendi. También se dieron fuertes combates en las poblaciones fronterizas como Hondarribia e Irún, se produjeron insurrecciones de algunas unidades militares en 1837, principalmente a consecuencia de los retrasos de las pagas, y se tomó la vecina población de Andoain a las tropas del pretendiente.
La reciente llegada de la Legión Británica parecía presagiar una rápida victoria, pero la enorme cantidad de bajas que sufrieron estas en la toma de Ayete, y el desastre sufrido en la batalla de Oriamendi, supusieron un fuerte golpe para la moral británica y de los habitantes de San Sebastián. José Berruezo (1) recoge este momento histórico:
“Tan confiados estaban nuestros abuelos en el triunfo de las armas cristinas, que la noche del 15 de Marzo hubo jolgorio municipal, alegría patriótica, y hasta música por las calles. Santesteban, organista de Santa María,, compuso una marcha triunfal que la banda ensayó. Una tradición local, recogida por el padre Apalategui, dice que aquella música marcial, escrita para celebrar la presunta victoria, fue hallada por los carlistas entre los papeles abandonados por los músicos, que, en unión de muchos donostiarras, habían subido al vecino monte para desde él presenciar la victoria de las tropas de la Reina, y que hubieron de emprender la huída a velocidad de campeonato. Los soldados de Don Sebastián se apoderaron de la partitura y, bautizada con el título de “Marcha de Oriamendi” es el himno que todos conocemos”.
Al producirse las primeras bajas entre la oficialidad y tropas británicas de la Legión, se planteó un problema que al parecer no se había considerado de manera seria hasta entonces. ¿Dónde enterramos a estos aliados pertenecientes a una religión “no católica”? No podemos olvidar que en el siglo XVIII, tal y como lo narra una guía publicada por un viajero británico anónimo de principios de ese siglo, los extranjeros que fallecían en nuestra ciudad eran sacados de la misma y conducidos a la isla de Santa Clara para recibir sepultura, mientras que la “chusma” local gritaba a su alrededor “ese va al infierno”. (2)
En los tristes años de esa sangrienta contienda civil, en nuestra ciudad solamente existía el cementerio de San Martín, situado en terrenos del barrio extramural del mismo nombre, en el que no existía ninguna zona para inhumaciones de fallecidos no católicos. Era un curioso cementerio en forma semicircular, coronado en su parte central por un obelisco de piedra que aún podemos contemplar, tras su traslado al actual cementerio de Polloe.
Como hemos podido conocer los que ya estamos entrados en años, incluso en el Cementerio actual de Polloe existía una sección, rodeada de gruesos y altos muros, para recibir los cuerpos de los fallecidos en nuestra ciudad no pertenecientes a la iglesia católica. Era el rincón de los protestantes, calvinistas, judíos y también de los suicidas, que tras haber infringido uno de los preceptos sagrados de la iglesia, perdían el derecho a reposar en suelo sagrado. Esta misma necesidad de no juntar a los “nuestros” con esos seguidores del protestantismo se plantearía en su momento, por lo que podemos encontrar casi con total seguridad en este razonamiento el origen de nuestro Cementerio.
Las primeras inhumaciones se producirían, cómo es lógico, de manera provisional, en espera de los trabajos de construcción de los futuros panteones para los oficiales más privilegiados. El resto se quedarían reducidas a un simple montículo de tierra y una cruz de madera, que el tiempo y un estado lamentable de conservación por el descuido y abandono por parte de la municipalidad, se encargará de borrar.
En el grabado superior, perteneciente a la obra de Henry Wilkinson, puede verse el conjunto de las “tumbas mayores”, y la desaparición de todas las cruces de madera de las inhumaciones efectuadas en tierra que veíamos en el grabado del Coronel Townley.
Observamos también una clara diferencia en la tumba de Tupper, que con fechas posteriores, seguramente, fue reformada. La más lejana es la del mariscal Gurrea, sufragada con el dinero particular de su viuda, sus hijos y su amigo personal, el teniente general Lacy Evans. Es importante indicar otro detalle, que ha dado pie a muchas equivocaciones, referente a las cruces que se pueden ver en primer plano. Estas no pertenecen a ningún tipo de enterramiento al formar parte del antiguo vía crucis, que aún hoy se sigue celebrando en el monte una vez al año. Wilkinson nos menciona la existencia de catorce cruces de madera, para cada una de la estaciones de Cristo.
Sufrió mucho durante la estancia en el castillo de los “chapelgorris”, que arrancaron la mayoría de las cruces y las usaron como leña para sus hogueras (3). De este Vía Crucis originario del siglo XVIII todavía se podían ver algunos restos a mediados del siglo XX, justo en los escalones números 34, 39 y 42 del camino que lleva hasta la galería de tiro.
Si seguimos por el camino donde aparecen el religioso y la señora orando, nos encontramos con una inscripción en mármol que reza:
ESTANDO EN LA PLAZA DE SAN SEBASTIÁN
LOS REYES AMADOS
FERNANDO VII
Y SU AUGUSTA ESPOSA JOSEFA AMELIA,
FUE RESTABLECIDA ESTA VIA CRUCIS
POR DISPOSICIÓN DEL EXMO. SEÑ. CAPIT. GEN.
D. BLAS DE FOURNAS, Y CON LA LIMOSNA DE LOS DEBOTOS,
PRESIDIÓ EL ACTO
EL Ymo. SEÑOR OBISPO DE CIUDAD RODRIGO,
CONFESOR DE LA REYNA;
DIA 10 DE JUNIO DE 1828
Resumiendo, diremos que la mayoría de los enterramientos de este cementerio pertenecen a la I Guerra Carlista, por lo que insisto en afirmar rotundamente que no existe ningún enterramiento documentado anterior a estas fechas.
Por lógica tiene que haber muchos enterramientos que no han llegado a nuestros días, conociéndolos en la actualidad por los comentarios populares de la época recogidos en las fuentes documentales. Uno de ellos, que parece ser fue comentado nada menos que por Alfredo Laffitte, dice más o menos…
“En el cementerio de los Ingleses de San Sebastián descansa una víctima del amor y no de las balas. Un oficial de la Legión inglesa, de origen irlandés, apuesto y aguerrido, que se hallaba acantonado con su regimiento en Ategorrieta, en el grupo de casas que el pueblo conocía como Westminster Square, y que se enamoró perdidamente de la dueña de su alojamiento, una mujer casada y de “rara” belleza. Él requirió sus amores, y se cree que fue correspondido. Una noche, el cuerpo del oficial apareció acribillado a cuchilladas junto a la fuente del Chofre, siendo rápidamente enterrado en el cementerio del monte Urgull. Años después, en el barrio que conocían nuestros antepasados como Puertas Coloradas (Ategorrieta), se veía correr entre los muchachos morenos a uno rubio, “como unas candelas”, al que las malas lenguas bautizaron con el nombre del “inglesito”.”(4)
(1) BERRUEZO, JOSÉ. “San Sebastián. Itinerario Pintoresco a Través de su Historia”. San Sebastián. 1948.
(2) ANÓNIMO. “An Account of Saint Sebastian, in Relation to their Government, Customs and Trade”. Londres. 1700.
(3) WILKINSON, HENRY. “Apuntes Paisajísticos y Musicales de las Provincias Vascas”. 1838. Publicado por la Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián. 1976. Pág. 159.
(4) BERRUEZO, JOSÉ. “”El Cementerio de los Ingleses”, en “Cien Años de Vida de San Sebastián (1879-1979)”. San Sebastián. 1989
5.- CEREMONIA DE “INAUGURACIÓN” DE 1924
En los actos de la conmemoración del centenario de 1813, se procedió a una restauración del lugar, que debía encontrarse en total abandono. Posteriormente, con la enajenación del monte y castillo (8 junio 1921), puede leerse en un documento posterior, de fecha 24 de Agosto, que quedaban exceptuados de esa enajenación, el terreno llamado “tumbas de los ingleses” y las edificaciones declaradas monumento nacional.
Se celebró una ceremonia de inauguración de las obras realizadas a iniciativa del general gobernador Arzadun el 28 de Septiembre de 1924. Muchos historiadores hablan de la inauguración del cementerio, pero no hay que caer en ese error. Se trata de la ceremonia de inauguración de las obras de remodelación del lugar, no del campo santo que ya contaba en esas fechas con casi un siglo de vida.
Junto a las tumbas ya existentes, se levantó un gran monumento que había pertenecido al desmembrado “Monumento del Centenario” de 1913, situado en Alderdi Eder, frente al actual ayuntamiento. Se trata de un grupo escultórico representando a soldados de la guerra de independencia mientras arrastran un cañón, junto a la pared de una muralla con garita.
El estado del cementerio no debía de ser muy bueno, así que a iniciativa del general Don Juan Arzadun Zabala, Gobernador Civil y Militar de Guipúzcoa, se hicieron importantes obras para que ese lugar fuera digno de los restos allí enterrados. La “reinauguración” de este cementerio se debe sobre todo a la actuación de este militar nacido en Bermeo en 1862, y fallecido en la misma localidad en 1950. Era amigo de Unamuno y tío abuelo del famoso escultor Néstor Basterrechea. Fue honrado por el Rey de Inglaterra con el título de Sir y su señora Lady.
La mismísima Victoria Eugenia, reina de España, asidua veraneante en nuestra ciudad, descorrió una bandera que cubría una gran lápida de piedra, escrita en español e inglés, bajo sendos escudos de ambas naciones, coronada por un águila de bronce, que rezaba:
“A la memoria de los valientes soldados británicos que dieron la vida por la grandeza de su país y por la independencia y libertad de España”.
En otra inscripción algo más baja también puede leerse:
“Inglaterra nos confía sus gloriosos restos. Nuestra gratitud velará su eterno reposo”
En el momento en que la tela dejaba ver las inscripciones, sonaron, como ya he señalado, los himnos de España y el “Dios salve a la Reina” de Gran Bretaña, a la vez que eran honrados por las tripulaciones de los buques Malcolm (Destructor de 1200 tm. Y 165 hombres de tripulación) y del Reina Victoria Eugenia, anclados en la bahía de La Concha y puerto de Pasajes respectivamente. Después participaron en un desfile militar conjunto, al que se sumó un batallón del regimiento de Sicilia, de guarnición permanente en San Sebastián.
Entre la ilustres personalidades asistentes al acto, destacamos a la mencionada reina Victoria Eugenia, a la reina viuda María Cristina, al entonces príncipe de Asturias Don Alfonso y su hermano el infante Don Jaime, al enviado especial por el gobierno inglés, Sir Charles Oman, y el embajador de este país en Madrid. El embajador de España en Londres, señor Merry del Val, y al embajador de los Estados Unidos de América.
Sir Charles Oman, profesor de la Universidad de Oxford, representante oficial del Imperio Británico en la solemne inauguración del Cementerio de los Ingleses, leyó su discurso y dijo lo siguiente:
“Oficiales y soldados británicos que han muerto luchando por su país, o aliados con las tropas de otros países, se hallan enterrados en diferentes partes del mundo. Pero es seguro que ningún soldado británico tiene un lugar de reposo tan noble y extraordinario como este cementerio del Monte Urgull.”
Como anécdota es digno mencionar los enormes problemas que tuvieron los cocheros, maniobrando los carruajes, por las empinadas cuestas del monte. Muchos de ellos desistieron, dejando los carruajes en el entonces llamado Paseo del Príncipe de Asturias, es decir, nuestro actual Paseo Nuevo. Fue un día muy caluroso, lo que originó que muchos invitados que subieron andando, sufrieran mucho por culpa de los uniformes y trajes engalanados que portaban para la ocasión. Pero eso sí, el camino estaba adornado con banderolas y gallardetes, como requería tan solemne acto. Algunas de las personalidades que subieron andando fueron el Alcalde de la ciudad, acompañado por sus maceros, el embajador inglés, el embajador español en Londres, y el gobernador militar de la plaza.
A las diez y media en punto comenzó la ceremonia, coincidiendo con la llegada en carruaje la reina Victoria Eugenia, la reina María Cristina, los infantes y diversas personalidades de la nobleza y corte española.
Los discursos corrieron a cargo del general Arzadun, gobernador militar, Sir Omar, quien leyó un mensaje de su rey, Jorge V, mostrando su gratitud por el acto que se celebraba y el alcalde de la ciudad D. Juan José Prado, quien dijo textualmente:
“Decid a vuestra nación que el pueblo de San Sebastián, Hidalgo y caballeroso, sabe prometer y cumplir lo prometido… por eso, decid a vuestro pueblo que tenga la seguridad de que los restos de sus hijos que hoy deja entre nosotros serán tan venerados como si fueran hijos nuestros”.
“Con profunda emoción y respeto asistimos hoy a la visita que la Madre Inglaterra hace al cementerio de los suyos, y antes de que abandone su recinto, le prometemos, para su satisfacción y para su consuelo, que el beso que hoy deposita sobre las tumbas será renovado todos los años, con la misma efusión y el mismo cariño que si de hijos nuestros se tratara. Cada donostiarra llevará en su corazón grabadas las palabras: Inglaterra nos confía sus gloriosos restos. Nuestra gratitud velará su eterno reposo.”
5.1- LA CEREMONIA EN LA PRENSA DONOSTIARRA
Para conocer con más detalle cómo se desarrollaron las ceremonias y los distintos actos programados, lo mejor es que consultemos la hemeroteca. Afortunadamente se le dio mucha relevancia a la ceremonia, gracias a lo cual tenemos unas fieles narraciones de los periodistas en sus respectivos rotativos donostiarras. Voy a transcribir literal y cronológicamente los artículos más detallistas y que describan de la mejor forma los acontecimientos.
- La Voz de Guipúzcoa. Diario Republicano.
- El Pueblo Vasco. Diario Independiente.
- El País Vasco. Diario Independiente de la Mañana.
- La Constancia. Diario Integrista.
LA VOZ DE GUIPÚZCOA. 23 DE SEPTIEMBRE (Pág. 5)
UN PROGRAMA DE FESTEJOS
LA INAUGURACIÓN DEL CEMENTERIO DE LOS INGLESES
Con motivo de la inauguración del Cementerio de los ingleses, en el monte Urgull, se celebrarán varias fiestas y actos oficiales, cuyo programa se halla ya ultimado.
El día 25 del corriente llegará a nuestras aguas un buque de guerra inglés, cuya oficialidad visitará al día siguiente a las autoridades locales.
El 27 se celebrarán las carreras de automóviles, almorzando los ingleses en la tribuna y siendo invitados por la noche a una gran comida en el Kursaal. (1)
El día 28 es el señalado para la inauguración del monumento dedicado a los ingleses en el Castillo.
Después se trasladarán los invitados al monte Igueldo, donde el Ayuntamiento ofrece a los huéspedes británicos un almuerzo.
A las ocho y media se verificará la comida que ofrece el señor embajador de Inglaterra y a las diez y cuarto comenzará en la bahía la gran fiesta náutica, que promete ser un acontecimiento.
El día 29 habrá un almuerzo en honor de los oficiales que tomen parte en la carrera militar internacional.
Con estas fiestas se darán por terminadas las conmemoraciones de la inauguración del monumento a los ingleses.
EL PAÍS VASCO. 24 DE SEPTIEMBRE (Pág. 3)
UN ASUNTO DE INTERÉS
LA COMISIÓN DE MONUMENTOS EN DEFENSA DE LA FORTALEZA DEL CASTILLO
Se alarma ante la posibilidad de que la pirotecnia del próximo domingo perjudique las reliquias de la Mota
Ayer celebró sesión este organismo, alarmado con los rumores propagados estos días, de que se proyectaba en el Castillo de la Mota una fiesta de pólvora nocturna, de gran estruendo, con motivo de la inauguración de las reformas del Cementerio de los Ingleses, anunciada para el próximo domingo.
La Comisión de Monumentos, que obra en virtud de poderes contenidos en las leyes y reglamentos promulgados por el ministerio de Instrucción pública, como delegada que es en Guipúzcoa de las Reales Academias de la Historia y de las Bellas Artes de San Fernando, se ve en el caso de intervenir con celo patriótico en todo aquello que puedan sufrir menoscabo construcciones de la antigüedad, como las que quedan en el Macho y que, puede decirse, son las únicas páginas de piedra de la historia donostiarra que llevan impresos los pasos de las generaciones sucedidas en el transcurso de muchos siglos.
Las que aún se conservan allí providencialmente, pero en equilibrio inesperado y con notorio peligro –en el supuesto de fuertes explosiones de alegres festivales que pudieran determinar sensibles desgracias- han movido a dicha entidad a averiguar lo que había de cierto cerca del señor alcalde, a quien visitó en su despacho una representación con carácter oficioso para hacer presente los estragos que pudieran producir en la ya ruinosa fortaleza ultrajada de su soberana significación de grandeza, por la piqueta demoledora y la dinamita mortífera, que dejó recuerdo luctuoso en días no lejanos. (18)
Esa saludable misión conservadora de venerables vestigios del pasado, que incumbe a la Comisión de Monumentos, como puede comprenderse, no es producto de una caprichosa intervención, sino legítimamente autorizada por la Superioridad y encarecida constantemente como labor de cultura provechosa a los prestigios del Arte y de la Historia nacionales; y por lo que tiene además de humana y justificada en el caso presente, merece ser bien mirado el celo y diligencia puestos por la Comisión, antes de que se cumpliesen los rumores u llegase lo inevitable en su doble aspecto.
LA VOZ DE GUIPÚZCOA. 24 DE SEPTIEMBRE (Pág. 12)
LAS FIESTAS DEL DÍA 28
LOS INGLESES TENDRÁN UNA LÁPIDA EN URGULL, DEDICADA AL “HEROE DESCONOCIDO”.
El general Arzadun (2) tuvo ayer la amabilidad de ampliar a los periodistas que hacen información en el gobierno, una nota escueta y sintética que antes se nos había dado, enumerando los festejos que en homenaje de los marinos ingleses se van a celebrar el día 28 del presente mes.
Luchando con grandes dificultades, se ha conseguido poder preparar la subida hasta el cementerio de los ingleses, de modo que los reyes puedan ascender en coche hasta el mismo lugar de la ceremonia, aunque sea habilitando unos carruajes de ruedas pequeñas, que ya se hallan dispuestos.
En el cementerio se ha hecho todo cuanto ha sido posible para que resulte decorosa aquella mansión donde reposan los restos de los defensores ingleses de la ciudad (3) y con objeto de que el recuerdo perdure a través del tiempo, se instituirá una fiesta anual, para que siempre, en un mismo día, se depositen flores y coronas sobre las tumbas de los que allí yacen.
Para lograr este bello propósito, se ha escogido un sitio ideal, que la fotografía se encargará de multiplica y darlo a conocer, en el cual, junto a un árbol hermoso, como pareciendo prestarle sombra y amparo, se colocará una lápida con inscripciones en inglés y español, dedicada “Al héroe que sólo Dios conoce”, algo así como uno de los monumentos dedicados por las naciones que guerrearon en la conflagración europea, al soldado desconocido.
La fiesta del 28 consistirá en descubrir una lápida conmemorativa, que se hallará tapada con la bandera de San Sebastián y que al descorrerse esta aparecerá la inscripción inglesa con su pabellón nacional y la castellana con la de España.
Sobre la pequeña explanada que hay en la cima del cementerio, se colocarán en perfecta formación soldados ingleses y de la guarnición de nuestra ciudad, como fondo del cuadro, y a los lados respectivos de los dos pabellones nacionales, sesenta soldados ingleses y otros sesenta españoles, que presentarán armas al ser descubierta la lápida conmemorativa, mientras las músicas tocan el himno inglés y la Marcha Real española y se disparan quince cañonazos.
En la explanada del cementerio se colocará el cañón ingles que traerá como recuerdo el barco de guerra británico “Malcome” (4) y el cañón “Español” (5) que regala el museo de Artillería.
A la llegada de los reyes harán los honores de ordenanza una compañía de Sicilia con bandera y música, y desde una pequeña tribuna levantada al efecto, pronunciará un discurso el representante del ministerio de la Guerra (aún no designado), otro en inglés el embajador de Inglaterra, otro el alcalde de la ciudad, señor Prado y otro el profesor de la Universidad de Oxford y representante de la Cambrige (sic) en el Senado inglés M. Oman (6), insigne historiador, muy amante de las glorias españolas.
Terminado el acto, continuarán los agasajos dispuestos para obsequiar a los marinos ingleses, y mientras los oficiales del “Malcome” irán a las carreras de Lasarte, se jugará un gran partido de foot-ball en el campo de Atocha, pues han mostrado los marinos ingleses vehementes deseos de jugar con la Real, y se activa la organización de un notable partido internacional, verdaderamente amistoso.
El general se lamentó de que por las circunstancias de todos conocidas, no haya podido venir el señor Primo de Rivera, como pensaba haberlo hecho.
LA VOZ DE GUIPÚZCOA. 26 DE SEPTIEMBRE (Pág. 6)
El “MELCOLM” EN LA BAHÍA.
Ayer tarde, a las cuatro, después de los saludos a la plaza, entró en la bahía de la Concha el barco de guerra inglés “Melcolm”, cuya tripulación viene a hacer acto de presencia en las fiestas de la inauguración del cementerio de los ingleses defensores de nuestra ciudad el año 1813.
El “Melcolm” quedó anclado al lado del “Giralda”. Tiene bonito corte, es de dos chimeneas y su tripulación estuvo largo tiempo en la cubierta contemplando el hermoso aspecto de nuestra ciudad.
Las autoridades de Marina y el comandante del barco cambiaron los saludos de rigor.
La tripulación recibirá orden, en breve, de saltar a tierra para visitar nuestra ciudad.
EL PUEBLO VASCO. 26 DE SEPTIEMBRE (Pág. 2)
UN COMUNICADO
LA COMISIÓN DE MONUMENTOS Y LA FIESTA NOCTURNA DE LA BAHÍA
Me permito rectificar el comunicado de esa patriótica Comisión, mal informada sobre lo que ella cree impropiamente que es el llamado festival del castillo, perdiendo con esa falta en la información el carácter serio, profundo, ecuánime, nada ligero, que presidir en sus actuaciones, estudios, afirmaciones y descubrimientos.
Una modesta iluminación con cazoletas de estearina y bengalas y unos cohetes o cosa similar, quemados en la explanada de la antigua batería de la Reina, que mira a la bahía, que eso es todo lo proyectado desde el primer momento para hacerse en el castillo durante la fiesta nocturna, han dado lugar a tomar acuerdos de altas miras patrióticas, con toda la autoridad de entidad que, por R.O. y por leyes del Reino, vela, entre otras cosas, porque no se altere el inestable estado de la fábrica del castillo, considerándonos a las modestas personas que en esa fiesta intervenimos, como Júpiter tonante, causas del rayo y trueno exterminador, causa de derrumbamientos catastróficos y apocalípticos.
Tranquilícese la docta entidad y procure informarse mejor. Las salvas que en días señalados hacen los cañones de la batería de las Damas; los disparos más fuertes que con piezas gruesas se hacían ha pocos años en las proximidades de la Mota, son gigantes comparándolos con lo pigmeo de lo que hacemos en la fiesta, que, por otro lado, se ha probado en el mismo Castillo, para ver el efecto de luz y sonido, sin que, afortunadamente, se haya enterado de las pruebas ese equilibrio especial que tiene su egregia mención en el Monte Urgull, pero, desgraciadamente, sin que tampoco haya llegado a la vista o al oído de la Comisión de Monumentos, etc., pues hubiera evitado todas las alarmas que han turbado el apacible sueño de los venerables cerebros que constituyen la Comisión.
La cosa no tiene un mayor valor, pero es lamentable informar mal a la opinión, único motivo que me obliga a esta ligera aclaración, dejando a un lado lo de molesto que para mi persona hay en todo ese acuerdo. Soy, afortunadamente, muy indulgente y me producen un exagerado respeto, que me desarma, me achica, las resoluciones de entidades como la Comisión Provincial de Monumentos Artísticos de Guipúzcoa.
León CARRASCO (7)
EL PUEBLO VASCO. 26 DE SEPTIEMBRE (Pág. 4)
LA FIESTA DEL DOMINGO
LA INAUGURACIÓN DEL MONUMENTO EN EL CEMENTERIO DE LOS INGLESES
PREPARATIVOS
El alcalde, señor Prado, celebró ayer varias entrevistas, con motivo de los preparativos que se hacen para las fiestas de inauguración del monumento en el Cementerio de los Ingleses.
Estuvo a visitar las obras y se enteró de cómo va la organización de los festejos que han de celebrarse.
LA COLONIA INGLESA
Entre la colonia inglesa de esta ciudad ha causado viva satisfacción la magnificencia y solemnidad con que se pone remate a la brillante iniciativa del general Arzadun, por la cual se rinde un homenaje a los ingleses que murieron por defender la libertad española.
El alcalde estuvo ayer en la Embajada de Inglaterra visitando al embajador, a quien entregó invitaciones para el personal de la representación británica y para significadas personalidades de la colonia inglesa en nuestra ciudad.
VISITA A LAS OBRAS
El general Arzadun, que tanto se ha preocupado de la ejecución de las obras, estuvo ayer nuevamente en el monte Urgull, quedando muy satisfecho de la marcha de los trabajos y dando acertadas instrucciones para su más conveniente realización.
LLEGADA DE UN BARCO INGLÉS
Ayer, a las cinco de la tarde, entró en este puerto el barco de guerra inglés que ha salido enviado por el Gobierno de aquel país para que se halle presente en las fiestas de inauguración del monumento.
Viene al mando del citado buque, denominado “Malcolm”, el comandante Osborne, laureado marino inglés de gran prestigio en la Armada británica.
Hoy desembarcarán los oficiales del buque para realizar las visitas protocolarias.
LA PRENSA INGLESA
Con motivo de las fiestas que han de celebrarse el próximo domingo, los periódicos ingleses publican sueltos e informaciones elogiando la hidalga iniciativa y el piadoso recuerdo que pone de relieve la cordialidad española y el elevado espíritu del pueblo donostiarra.
Todos los diarios dedican merecidos elogios al gobernador civil y a las autoridades locales que han secundado la iniciativa, contribuyendo a su total realización.
EL “VICTORIA EUGENIA”
El crucero español “Reina Victoria Eugenia”, designado por nuestro Gobierno para asistir a las fiestas del domingo, sigue en Pasajes; y en la mañana del domingo llegará a nuestra bahía para que marinos de su dotación, conjuntamente con los del “Malcolm”, efectúen un desembarco y den guardia de honor al monumento.
LLEGADA DE TURISTAS
Como ya hemos dicho, de muchas partes e Francia e Inglaterra han sido pedidas habitaciones, en tal cantidad que se hallan ya tomadas las de casi todos los hoteles de la ciudad.
Ayer comenzaron a llegar muchos turistas; y entre hoy y mañana la concurrencia ha de ser extraordinariamente numerosa.
DESEMBARCO DE UN CAÑÓN
Según habíamos anunciado también, a bordo del buque de guerra inglés llegado ayer a nuestro puerto fue traído el cañón perteneciente a la época de la guerra de Independencia, que ha sido enviado por el Gobierno británico para que figure en el monumento del Cementerio de Urgull, junto con otro cañón de la misma época que, en virtud de gestiones del general Arzadun, ha cedido el Museo de Artillería.
A última hora de la tarde fue desembarcado el cañón inglés, llevándosele al castillo para su colocación en el monumento.
LA FIESTA NÁUTICA
La fiesta náutica que tendrá lugar en la noche del domingo ha de revestir una inusitada brillantez. Será mucho más bella que la celebrada hace dos años, y la bahía ha de presentar un aspecto fantástico y deslumbrador. Han sido acumulados toda clase de elementos y preparados con acertada dirección.
Es una lástima que no se haya hecho propaganda de esta fiesta, pues de conocerse detalles de la misma fuera de San Sebastián, serán muchísimas las personas que se trasladen a presenciarla. En realidad merecerá la pena de un desplazamiento, pues será una cosa insospechada por su brillantez y grandeza.
A LA COLONIA INGLESA
The British Consul informs all British Subjects that he has cards of invitation at their disposal for the Ceremony to be held on Monte Urgull Sunday the 28 th instant at 10,30 a.m.
LA VOZ DE GUIPÚZCOA. 27 DE SEPTIEMBRE (Pág. 7)
LOS MARINOS INGLESES.
AYER DESEMBARCARON EL CAÑÓN - TROFEO.
Durante la mañana de ayer, el general Arzadun y las demás autoridades donostiarras, han estado en el barco de guerra inglés “Malcolm”, devolviendo el saludo que el comandante del barco Mr. Osborne, les hizo, acompañado de la oficialidad del buque.
Hablaron como es natural, de la fiesta del domingo y de los preparativos que se hacían para que resultase digna del hecho que se conmemora.
Los marinos ingleses se mostraron satisfechos y agradecieron mucho el recuerdo que a sus compatriotas va a dedicar San Sebastián.
Ayer por la tarde fue desembarcado del “Malcolm” el cañoncito inglés, de principios del pasado siglo, que el Gobierno británico envía para que sea colocado, como trofeo, en el monumento de los defensores de San Sebastián, al lado del cañón “Español” que ha regalado el Museo de Artillería nacional.
El posible que hoy por la tarde pueda el público visitar el “Malcolm”.
LA VOZ DE GUIPÚZCOA. 27 DE SEPTIEMBRE (Pág. 9)
REAL SOCIEDAD (reserva) – “MALCOLM” (flota inglesa)
A continuación del partido de campeonato se jugará un interesante “match” entre un equipo del “Malcolm” de la Marina británica, y el reserva de la Real Sociedad.
El “eleven” inglés estará formado por marinos del buque de guerra que fondea en nuestras aguas con motivo de las fiestas de inauguración del Cementerio de los Ingleses en el Monte Urgull.
Es de presumir que pondrán en línea un conjunto digno de los prestigios del futbol británico.
Los reservistas de la Real Sociedad acaban de obtener un gran triunfo en Baracaldo, y los elogios de la prensa hermana son el mejor testimonio de la gran valía de sus componentes, lo que hace presumir que veremos igualmente un partido interesante.
Los precios señalados son los siguientes:
Entrada de palco, 5 pesetas; señoras y socios, 2; barandilla de tribuna, 5; delantera de tribuna, 4’50; asiento de tribuna, 4; ídem de preferencia, 3; Preferencia: caballero, 2’50; señora, 1’25; delantera de general, 2; asiento de general, 1’50; General: caballero, 1’25; señora, 0’65.
EL PUEBLO VASCO. 27 DE SEPTIEMBRE (Pág. 1)
LAS FIESTAS DEL DOMINGO
LA INAUGURACIÓN DEL MONUMENTO EN EL CEMENTERIO DE LOS INGLESES
CUMPLIMENTOS
El general Arzadun estuvo ayer a bordo del buque de guerra inglés “Malcom” devolviendo la visita que le hiciera la oficialidad de del barco.
EL CAÑÓN INGLÉS
Hoy quedará colocado en el Monumento del Cementerio el cañoncito que el Gobierno británico ha regalado para que sirva de adorno al pétreo recuerdo que se dedica en esta ciudad a los valientes ingleses que murieron por España.
EL BUQUE INGLÉS PUEDE SER VISITADO
El cónsul inglés tiene el gusto de poner en conocimiento del público, que el buque de guerra inglés podrá ser visitado el sábado y domingo de una a seis de la tarde.
LA FIESTA EN LA BAHÍA
Por empleados del Ayuntamiento se ha empezado a repartir farolillos de iluminación a las casas situadas en el contorno de la bahía.
Los organizadores de la fiesta ruegan a los vecinos interesados atiendan las instrucciones que les en dichos empleaos y se preparen para encender la iluminación de sus balcones a las nueve y media del día 28, en el que se quiere dar la fiesta, una vez se anuncie la celebración de esta.
EL PUEBLO VASCO. 28 DE SEPTIEMBRE (Pág. 3)
LAS FIESTAS DE HOY
LA INAUGURACIÓN DEL MONUMENTO EN EL CEMENTERIO DE LOS INGLESES
Hoy se celebran las fiestas de inauguración del monumento elevado en el Cementerio de los Ingleses. Se trata de una de las iniciativas más simpáticas y más nobles, pues con ello viene a cumplirse un deber sagrado hacia la memoria de los que murieron por defender la libertad de España.
En este día, los plácemes que ha recibido y que recibirá el general Arzadun por su iniciativa no pueden ser más merecidos y más justos. Gracias a él y a la cooperación que le prestara el Ayuntamiento de esta ciudad y cuantas personas han sido requeridas para ello, hoy puede inaugurarse el monumento, tan sencillo como severo y digno de la conmemoración que quiere hacerse.
EL MARISCAL GURREA
El mariscal de campo don Manuel Antonio de Gurrea, natural de la ciudad navarra de Olite, era el brazo derecho del general Espartero, y murió en Andoain, en la primera guerra civil, el 29 de Mayo de 1837.
Sus restos descansan en el Cementerio de los Ingleses, y es el único español allí enterrado.
Su bisnieto, nuestro querido amigo don Joaquín Bellsolá y Gurrea (8), ha sido invitado a la fiesta de hoy por el alcalde de San Sebastián. Asistirá a ella, por lo tanto; y con el mismo motivo se han adherido la Diputación de Navarra y los Ayuntamientos de Pamplona y Olite.
EL PROGRAMA DE LOS ACTOS
Como ya hemos dicho, la inauguración del monumento tendrá lugar a las diez y media de la mañana. Asistirán SS.MM. las reinas doña Victoria y doña María Cristina, el príncipe de Asturias y los infantes e infantas, que de esa manera se suman al simpático acto.
S.M. el Rey hubiera querido asistir al acto, pero no le ha sido posible hacerlo por requerir su presencia en Madrid ocupaciones ineludibles. En nombre y representación del Gobierno asistirá el general Arzadun, quien ha de pronunciar un discurso. También hablará el representante del Gobierno de Inglaterra.
De los barcos de guerra inglés y español, que han de situarse frente al Monumento, desembarcarán 60 marineros que se colocarán el pie del Monumento para dar guardia de honor al mismo mientras dure la ceremonia.
También darán guardia fuerzas de la guarnición. Al hacerse la bendición del Monumento, serán disparados quince cañonazos por los barcos de guerra y por las baterías de la plaza.
BANQUETE EN PALACIO
A la una y media de la tarde se celebrará en el Real Palacio de Miramar un banquete con el cual SS.MM. las reinas obsequian al embajador de Inglaterra, a los marinos del barco británico y del “Victoria Eugenia” y a las autoridades de San Sebastián.
Presidirán la comida SS.MM. las reinas y el príncipe de Asturias.
A LAS CARRERAS DE CABALLO
Por la tarde, la oficialidad del barco inglés asistirá a las carreras de caballos que han de celebrarse en Lasarte. También asistirán a dichas carreras SS.MM. las reinas.
Algunos marinos han querido ir a la plaza de toros y por ello no se ha de jugar el partido de futbol con equipos locales y de la tripulación del barco británico.
FIESTA NOCTURNA EN LA BAHÍA
Esta noche se celebrará la fiesta, con arreglo al programa siguiente:
A las nueve de la noche, y como anuncio de la celebración, se dispararán en el centro de la playa diez y ocho bombas; y desde esa hora a las diez recorrerán las calles las bandas de música “Iruchulo” y “Armonia” y las bandas de trompetas del regimiento Almansa 13 de Caballería, y del 18 ligero de Artillería.
Se iluminarán los montes Igueldo, Urgull y Santa Clara, el cinturón de la bahía en muros y edificios y las embarcaciones fondeadas en sitios fijos.
A las diez y cuarto, como anuncio del comienzo de la verbena, se quemará en el centro de la playa un volcán; y desde ese momento, las embarcaciones se iluminarán con bengalas, disparándose cohetes variados en ella y en la playa; y las bandas de música, las dos de trompetas, dos de cornetas y tambores, tamboriles, dulzaineros, rondalla, etc., darán conciertos y tocarán bailables, repartidas en varios puntos de los paseos que dan a la Concha.
A las once se aumentará la intensidad de la iluminación, con bengalas en la playa y montes, con dos reflejos encarnado y verde, y relámpagos en las alturas; y al terminar el reflejo de bengalas, desde las embarcaciones y de la playa se aumentará la intensidad del fuego con volcanes, cascadas, candelas, etc., formando una barrera de fuego y terminando todo, próximamente, a las once y media con una traca de quinientos tiros, con fuertes relámpagos de magnesio e iluminando el espacio con focos paracaidistas.
Cooperarán en la fiesta los Cuerpos de la guarnición y la tripulación del “Mac-Mahon”; en total unos quinientos hombres.
De tener que suspenderse la fiesta por causa del mal tiempo, lo conocería el público por la suspensión del anuncio de bandas y músicas recorriendo las calles.
AVISO A LOS BOTEROS
Los dueños de las embarcaciones inscritas para tomar parte en la fiesta, deben tener sus lanchas fondeadas en los sitios marcados para las siete de la tarde.
LA VOZ DE GUIPÚZCOA. 28 DE SEPTIEMBRE (Pág. 5)
LA FIESTA DE HOY
EL CEMENTERIO DE LOS INGLESES
RECUERDOS DE LA GUERRA CIVIL.- LA DIVISIÓN DE LACY EWANS (sic). – AMETZAGAÑA, HERNANI Y ORIAMENDI.
EL VALOR DE LOS INGLESES Y EL HEROISMO DE LACY EWANS.- UNAS LÍNEAS AL GENERAL GURREA
Eran las dos de la mañana del día 14 de mayo de 1837. Espartero monta a caballo y activa la formación de las tropas. Rayaba el alba, cuando la segunda división de vanguardia, bajo las órdenes del brigadier Rendón, colocábase en las inmediaciones de las casas de Aguirre. El general Jáuregui, con cuatro batallones de la quinta división, tomó posesión del camino de Hernani y, a poca distancia de estos batallones, colocóse la Legión Auxiliar británica al mando de Lacy Ewans (9) y a no larga distancia la primera división a las órdenes del general conde de Mirasol.
Todas estas tropas tenían a su cargo el ataque a la sierra de Oriamendi.
Como refuerzo, y en las inmediaciones de San Sebastián, formaron la división de la Guardia Real y los escuadrones de la Reina y del Príncipe. Y por último, quedó preparado el resto de la artillería inglesa como española, sostenida por el batallón de la Marina Real en lugar adecuado para lanzarse a la lucha en momento oportuno.
Sonaron las cuatro de la mañana y con toda furia comenzó el ataque de las posiciones de Oriamendi.
Avanzan los tiradores isabelinos y reciben crudísimo fuego al llegar a la primera cortadura que muy adelante tenía el enemigo. Jugaron entonces la artillería española y la británica y como el fuego fuese mortífero y certero, los carlistas hubieron de abandonar la fosa y retirarse a los primeros parapetos que se encontraban en el descenso de la sierra. Dirígense los cazadores a flanquear los parapetos, mientras que los zapadores habilitan el paso para la artillería. Pero como esta salvase prontamente los obstáculos y tomara posesión rompiendo el fuego contra las trincheras guarnecidas por los carlistas bajo este amparo, pudieron avanzar por la derecha; primero la compañía de Chapelgorris y dos de la Legión inglesa; después y por detrás, dos de la Reina y dos de Zaragoza, y por la izquierda el resto de la quinta división y el de la Legión Británica.
Los carlistas, buscados por las balas rasas y por las granadas y flanqueados por tropas resueltas a combatir, procedieron a salvar la vida retirándose. Y, en efecto, buscaron abrigo en su segunda línea formada a la sombra de Hernani por las alturas de Santa Bárbara y las gargantas de Arricarte. Eran las ocho de la mañana. Después de cuatro horas de lucha, los isabelinos se apoderaron de la primera línea.
Conforme el plan proyectado, era preciso arrojar a los carlistas de sus segundas posiciones. En unas pequeñas eminencias, cuyo descenso está hacia la parte de Hernani, tomaron posición los constitucionales. Avanzaron contra la población, mientras que la división de Jáuregui iba flanqueando por la derecha de la montaña en que está situada la ermita de Santa Bárbara.
Lacy Ewans, con la Legión y la primera brigada de la primera división marchaba a su vez siguiendo el camino real que conduce a Hernani y abrazando la parte comprendida entre la carretera y el Urumea, protegido por el fuego de una batería británica. Presentábase Hernani con un recinto aspillerado; fortificados el convento de monjas, la iglesia y ermita de Santa Bárbara.
Como desde estas fortificaciones los carlistas hiciesen un fuego terrible, la toma de aquellos puntos se hacía poco menos que imposible a los soldados de Espartero. Los isabelinos atacaron Hernani y penetraron en la población bajo una lluvia de balas. Los carlistas pierden la plaza; abandonan el fuerte de Santa Bárbara, y como Lacy Ewans, poniéndose al frente de la caballería inglesa y de su Cuartel General, cargase en compañía de otros generales y jefes españoles, la retirada de los carlistas se hizo general, marchando todos hacia Urnieta y aunque todavía en esta misma población quisieron hacerse fuertes defendiendo la iglesia con tenacidad, fueron al momento desalojados por batallones de ingleses y españoles sostenidos por el escuadrón de Lanceros.
Entonces dirigióse el enemigo a Andoain. Después de aquellas duras refriegas y de lucha incesante y sin descanso durante el día 14, las tropas isabelinas descansaron durante todo el día 15. Llegó la madrugada del día 16 y la Legión inglesa, a las órdenes de su general Lacy Ewans, emprendió la marcha. Estas tropas se dirigieron sobre Irún y Fuenterrabía, mientras el general Jáuregui con su división marchaba por la derecha a flanquear ambos puntos. Lacy Ewans guarneció el pueblo de Oyarzun con 700 hombres y prosiguió la marcha.
Serían las doce cuando las tropas constitucionales llegaron ante los muros de Irún. Como esta plaza, por su fortificación, por las piezas que la artillaban y por las fuerzas que la guarnecían pedía preparativos para su asalto, su asedio o su sitio, Ewans hizo alto. Reconoció el terreno, hizo que la artillería se situase y rompiese el fuego y que las tropas circunvalasen la población y atacasen inmediatamente el fuerte del parque y todas las demás casas. Tanto el fuego de cañón como el de fusilería fue sostenido en los primeros momentos con extraordinario ardor por ambas partes. Pero como los constitucionalistas se arrojasen a la bayoneta sobre algunas casas y lograsen ganarlas, los carlistas se vieron en la dura necesidad de encerrarse en el recinto de la plaza.
La noche puso fin al combate. Las tropas isabelinas acamparon al pie de las murallas de Irún y empleáronse durante la noche a establecer una batería frente a la puerta llamada de Francia. Era el alba la señal de combate. A esta hora la artillería isabelina dio principio a sus disparos contra la puerta y la fusilería contra los que defendían las murallas. Los carlistas contestaron con un fuego vivísimo desde todo el recinto de la plaza.
Eran las once de la mañana, cuando en medio de aquella lluvia de balas y los estragos que hacía el fuego de los carlistas, fue herido el oficial de la artillería isabelina que mandaba la batería de brecha. Tomó el mando de esta batería el diputado señor Lujan, oficial que había sido de artillería, y con tal acierto dirigió a la emplazada delante de la puerta, que en poco tiempo pudo abrir paso a los soldados de la reina Isabel.
Los soldados de la reina lanzáronse al interior de la población, se hicieron dueños de las casas y también hicieron rendirse a cuantos oponían resistencia en el fuerte y en las casas del Ayuntamiento. El fuerte del parque fue rendido también. Las compañías del regimiento de la Princesa, dirigidas por Ewans, Schely y Cotoner, fueron las que se apoderaron de aquel fuerte con un brusco ataque. Es verdad que cuando entraron a saco en la población, ingleses e isabelinos, sin duda por lo terrible del combate y por la sangre que a los isabelinos costó el hacerse dueños de aquellas fortificaciones, cometiéronse excesos que la historia no los puede aprobar. La fiereza humana deja en aquellos momentos de ser hombre racional para convertirse en una bestia. Sin embargo, en honor a las tropas isabelinas, hay que apuntar, según autores de aquella época, que no pocos carlistas salvaron la vida y hasta el equipo, aun después de haber sido hechos prisioneros.
Sería el 17 de mayo de 1837, cuando las tropas isabelinas desfilaron con dirección a Fuenterrabía, y el general Ewans quedó en Irún, dando las órdenes necesarias.
Era al amanecer del día 18. Lacy Ewans marchó a Fuenterrabía y habiendo puesto sus tropas al cerco de la ciudad, intimidó la rendición al enemigo. Los carlistas tenían el resultado a la vista de su resistencia en Irún; y como por otra parte gran número de navíos españoles e ingleses amenazaban por el lado de la barra y se preparaban al desembarco de artillería, hombres y municiones, la única solución que quedaba al enemigo era la capitulación.
Fueron don Ricardo Schely y el teniente don Ignacio Gurrea (10), ayudantes ambos del general inglés, quienes estipularon con los carlistas el convenio de capitulación. Por este convenio, el enemigo había de rendir las armas en el glacis de la fortaleza y quedarían de hecho prisioneros de guerra. Eran las diez de la mañana cuando se efectuó el acto solemne de la deposición, quedando por lo tanto los isabelinos dueños de la ciudad y de su fortificación, que estaba artillada con 20 piezas de grueso calibre y gran cantidad de víveres y municiones.
Las pérdidas de los carlistas en aquellos días fue de 1200 hombres entre muertos y heridos y 800 prisioneros. De estos, eran 66 oficiales. También las pérdidas de los isabelinos fueron de gran consideración, porque llegaron a perder más de 1000 hombres, aun teniendo en cuenta que la posesión de la mayor parte de las fortificaciones fue por medio del asalto.
Sin embargo, todavía el día 18 los carlistas arremetieron con la primera división isabelina que se hallaba en las posiciones de Urnieta y en poco estuvo que los isabelinos no hubiesen tenido un fuerte disgusto, gracias a que el general Espartero desde Hernani acudió con un fuerte contingente, haciendo retirar a los enemigos más allá de Andoain.
Fue tan grande el triunfo y la victoria que esto suponía para el ejército isabelino que con las últimas batallas ganaron la posición de una línea que aseguraba a los carlistas su comunicación con Francia. Y no se trataba solamente con aquellas batallas de la materialidad del triunfo, sino además el gran efecto moral que suponía en unos pueblos acostumbrados a ver en las líneas de San Sebastián una como barrera inexpugnable.
A pesar de toda aquella campaña tan victoriosa para el ejército isabelino, no pudo, sin embargo, ganarse a Lerín, punto extraordinariamente importante, tanto estratégicamente, ya como llave de la línea de la rivera.
El general Espartero continuaba de triunfo en triunfo. De San Sebastián marchaba a Fuenterrabía. Lacy Ewans colaboraba tan valientemente con las tropas a sus órdenes y con tal ciencia militar, que aquella Legión inglesa, que tan definitivamente decidía en los triunfos y en las batallas, no podemos menos de recordarla en estos días, en que el pueblo donostiarra rinde el homenaje a los muertos ingleses por la guerra en defensa heroica de la bandera de la independencia española.
Lacy Ewans, con aquella valiente división inglesa prestó a la nación uno de los más señalados servicios. Sus soldados decidieron las batallas en más de una ocasión. Su marina de guerra, fondeada en nuestra bahía, defendió a San Sebastián en momentos peligrosísimos y difíciles. Fue el mismo jefe “Sagastibeltza” quien cayó bajo una granada inglesa, cuando apenas les faltaban horas para entrar en la capital donostiarra.
Lacy Ewans recorrió con su división toda Guipúzcoa, y en Oriamendi, Hernani, Urnieta, Astigarraga, Irún y Oyarzun, con el general Espartero, Lacy Ewans fue, con su talento militar, el valor y el heroísmo personificado.
Los carlistas se ensañaban contra ellos. Los “gorrias” (colorados) eran para ellos el acicate más formidable para la lucha. En Oriamendi, enfocaban sus cañones y sus fusiles decididamente contra la división inglesa. Y sin embargo, Lacy Ewans, con esa indomable energía y tenacidad características en el inglés, jamás cejó en la lucha. Lacy Ewans, fue un heroico militar y, además, hombre de gabinete y de campo a la vez. Cuanto su cerebro concebía y trazaba en el papel, había de ser ejecutado perfectamente en el campo.
Ewans, con los suyos, salvó al ejército en Ametzagaña y Oriamendi, y cuando a la vista del refuerzo de aquellos cuatro batallones para el ataque, ya a los oficiales isabelinos no les fue posible contener el pánico de los soldados que huían, Ewans, desesperado, viendo que su vasto plan se deshacía, mandó con el furor de su coraje hacer fuego a la milicia nacional contra los que en aquella forma huían de la defensa de sus banderas. Setecientos cincuenta y cinco heridos, sesenta muertos y ciento cincuenta prisioneros fueron las pérdidas que experimentaron las tropas isabelinas en tan desgraciada batalla.
Y si el cementerio de los ingleses nos recuerda la memoria de aquel valiente ejército que peleó al lado de nuestros generales, el nombre del general Gurrea, cuyas cenizas guardan las losas y piedras de nuestro cementerio del castillo de la Mota, nos recuerda también el memorable y triste día en que el general dio generoso sacrificio de su vida en defensa de su bandera. Su tumba se nos presenta siempre ante nuestros ojos con una aureola de gloria, como de quien permanece en la paz de los muertos después de dar su vida por la Patria. Nada de extraño tiene que en los distintos pueblos de la provincia existan epitafios y hasta sepulturas inglesas. ¡Si fueron ellos los que la defendieron con su generosa sangre! ¡Si fueron los que desde Ametzagaña, hasta Mendigorría pelearon y murieron junto a las tropas españolas!...
Hoy, día de memorable recordación, dediquemos estas líneas a cuantos yacen en sagradas cenizas bajo las losas funerarias del cementerio llamado de los ingleses, que si algunos de ellos son para los donostiarras de muy triste y dolorosa recordación, en cambio otros constituyen páginas gloriosísimas de la Historia patria.
Adrián de Loyarte
Académico correspondiente de la Real Academia de la Historia
EL PUEBLO VASCO. 30 DE SEPTIEMBRE (Pág. 3 y 4)
LAS FIESTAS DEL DOMINGO
CON GRAN SOLEMNIDAD SE INAUGURAN LAS OBRAS DEL CEMENTERIO DE LOS INGLESES
ASISTIERON LA FAMILIA REAL Y EL EMBAJADOR DE INGLATERRA.
DISCURSO, BANQUETES Y FIESTA NÁUTICA
El domingo tuvo lugar, según habíamos anunciado, la inauguración del monumento elevado en el Monte Urgull a la memoria de los súbditos ingleses que perecieron luchando por la independencia de España en la guerra de invasión napoleónica y por las banderas liberales en 1837.
Un solo español descansa allí el mariscal Gurrea, natural de Olite, muerto en la primera guerra civil. Está su escudo de armas y en el mausoleo se lee: “Al mariscal de campo don Manuel Gurrea, muerto en los campos de Andoain, el 29 de mayo de 1837, su esposa, sus hijos, su amigo, el general Lacy Ewans” (sic).
La iniciativa del general gobernador, tan caballeresca y tan cristiana, la cooperación que a la idea ha prestado San Sebastián entero con todas sus autoridades y representaciones; la presencia de fuerzas marítimas inglesas en el acto confraternizando con las de nuestro ejército y marina, congregó ayer en el reformado Cementerio de los ingleses una gran cantidad de público que se sumó de este modo a la simpática fiesta.
COMO ES EL MONUMENTO
El monumento instalado en el Cementerio de los Ingleses, consiste en una gran lápida de piedra coronada por un águila de bronce, dividida en dos partes. Cada una de estas contiene la leyenda en inglés y español, llevando los escudos de ambas naciones.
La inscripción grabada dice lo siguiente:
“A la memoria de los valientes soldados británicos, que dieron la vida por la grandeza de su país y por la independencia y libertad de España”.
Hay después una plazoleta en la cual han sido colocados los cañones regalados por el Gobierno inglés y por el Museo de Artillería.
En la parte baja han sido colocados, con exquisito gusto, los elementos alegóricos que había en el desmontado monumento de Alderdi-Eder.
Luego, en una gran extensión de piedra, aparece una inscripción que dice:
“Inglaterra nos confía sus gloriosos restos. Nuestra gratitud velará su eterno descanso”.
Bajo la acertada dirección del arquitecto señor Alday y del jardinero señor Menéndez, han sido adornadas las tumbas en que reposan los restos de los muertos ingleses, cuyas lápidas han sido limpiadas o renovadas.
Como ya dijimos hace días, existe una tumba que no se sabe a quién pertenece y en la cual ha crecido un árbol. Habiendo sido inútiles los trabajos hechos para conocer el nombre de quien allí reposa, se ha tenido el delicado acierto de poner allí una lápida que dice:
“Honor a los muertos (sic) que sólo Dios conoce. 1808-1814 1836-1838”.
DOS CORONAS
El Solar Navarro colocó una hermosa corona de flores en la tumba del navarro Mariscal Gurrea, muerto en la guerra carlista, cuyo bisnieto don Joaquín Bellsolá (8), nuestro querido amigo, asistió especialmente invitado a la fiesta, a la que se adhirieron la Diputación de Navarra y los Ayuntamientos de Pamplona y Olite.
También la embajada inglesa, envió una suntuosa corona de flores naturales, que fue colocada en el monumento.
LLEGADA DE LA FAMILIA REAL
SS.MM. las reinas doña Victoria y doña María Cristina y SS.AA. el príncipe de Asturias y el infante don Jaime, llegaron en automóviles de la Real Casa, subiendo en tres magníficos carruajes tirados por hermosos caballos propiedad de don Ignacio Goenaga, y habilísimamente conducidos por este.
El príncipe de Asturias llevaba uniforme de alférez de Infantería; y el infante don Jaime, de soldado de Artillería. Acompañaban a los augustos invitados la duquesa de San Carlos, camarera mayor; la señorita de Martínez de Irujo, dama de la reina Cristina; marqués de la Torrecilla (13), duque de Sotomayor, conde de Grove y señor Antelo.
Fueron recibidas las reales personas por el embajador de Inglaterra (14), el enviado del Gobierno inglés sir Oman, general gobernador, Ayuntamiento en Corporación, Diputación provincial, jefe del Gabinete diplomático del ministerio de Estado marqués de Aycinena, embajador de los Estados Unidos, embajador de España en Londres, señor Merry del Val; restantes autoridades de la ciudad y representaciones de todos los centros y entidades donostiarras.
GUARDIA DE HONOR
Una compañía del regimiento de Sicilia con bandera y música acudió a rendir honores, así como marinos españoles del “Reina Victoria” y marinos ingleses del “Malcom”, estos también con bandera y música.
Un cabo y cuatro soldados turnando con los marinos ingleses daban guardia de honor en cada tumba.
Las reinas, el príncipe y los infantes ocuparon la tribuna levantada a la derecha del Monumento, comenzando los discursos.
EL GENERAL ARZADUN
He aquí, tomando taquigráficamente el bello discurso pronunciado por el general Arzadun:
“Señoras, Serenísimo señor, Altezas, excelencia, señoras y señores:
Sorprende a primera vista que el hecho sencillo de la inauguración de unas mejoras realizadas en este Cementerio, puedan despertar tan vivos sentimientos de recíproca simpatía en dos naciones, y atraiga a este lugar, casi inaccesible, representación tan excelsa y tan numerosa de Inglaterra y España.
Y es porque el acto modesto, encierra un nobilísimo sentido y una elevada significación. Suenan hora en que los pueblos necesitan volver la vista al pasado para orientar su marcha al porvenir; tienen que revivir con el pensamiento las horas críticas de su historia, para caminar después, con ánimo sereno y rumbo cierto, hacia mejores destinos.
Y las lecciones de la historia escritas fueron con sangre, tumbas sagradas jalonan los caminos; héroes sin nombre nos dan ejemplo perdurable de energía; honrarlos es deber de los que se enorgullecen con la herencia de gloria de las generaciones que pasaron.
Hoy estas tumbas nos recuerdan que, en horas muy difíciles, Inglaterra y España lucharon unidas por defender los más altos ideales: Independencia y Libertad.
Así, España llega al pie de estos sepulcros con el alma henchida de gratitud; sabe que el esfuerzo británico fue su sostén; primero en la lucha desesperada a la que debe la afirmación más robusta de su personalidad histórica, y después, en contienda fratricida por defender el mayor de los bienes espirituales.
Inglaterra saluda, con emoción profunda, estas gloriosas reliquias. En este lugar reposa, entre otros muchos bravos, el hábil ingeniero Fletcher, el que trazó con las líneas de “Torres Vedras”, el “no más allá” ante el cual se detuvo el torrente de los conquistadores; rememora aquí la guerra de la península, en la que Wellington opone a la columna arrolladora la línea inconmovible, y ensaya y perfecciona su táctica genial. Por eso viene conmovida a honrar a los que murieron por hacerla inmortal; a probar que no han muerto, ni morirán, en su recuerdo. Paga la deuda que jamás prescribe, porque sabe que un pueblo que desdeña a sus héroes, ni ama la libertad, ni la merece.
La gratitud junta de nuevo a dos naciones que combatieron juntas, así como entre estos sepulcros está el del general español Gurrea, unido en la muerte con los que cayeron a su lado por el mismo ideal.
Entre estos valientes y la Patria que amaron tanto, se extiende el mar, que junta y no separa a dos naciones asombro de la historia.
Que ese mar, teatro de tantas épicas hazañas, sea en lo porvenir camino abierto a las conquistas del trabajo, y que por él Inglaterra y España marchen siempre unidas por el bien de la humanidad.”
El discurso del general Arzadun fue acogido con grandes murmullos de admiración.
EL EMBAJADOR DE INGLATERRA
El embajador británico pronuncio en inglés un elocuente discurso, cuya traducción es la siguiente:
“Señoras, Altezas Reales, Excelencia, señoras y señores:
En esta ocasión de la ceremonia organizada para celebrar la restauración por las autoridades de San Sebastián del cementerio en el cual se hallan enterrados los oficiales y soldados que murieron en la guerra de independencia, su Majestad el Rey, muy augusto señor, me ha encargado de trasmitir el siguiente mensaje:
“Me he enterado con gran satisfacción de la restauración del cementerio de San Sebastián, en el que se hallan enterrados un cierto número de oficiales y soldados ingleses que murieron en esa ciudad el 31 de agosto de 1813. La restauración de este cementerio, tengo entendido ha sido debida a la iniciativa y a la energía del general Arzadun, gobernador de San Sebastián, ayudado por las autoridades locales, a las que deseo expresar mis sinceras gracias por semejante iniciativa.
La importancia acordada a esta ceremonia relacionada con la restauración del cementerio, está evidenciada con la presencia de S.M. la Reina, S.M. la Reina María Cristina y SS.AA.RR. el príncipe de Asturias y el infante don Jaime, cuya presencia aquí constituye un tributo adicional a los oficiales y soldados ingleses enterrados en el Monte Urgull.
La ceremonia necesariamente conmemora la fraternidad en armas de las fuerzas inglesas y españolas en aquel período crítico de la historia de las dos naciones. Tengo la convicción de que el recuerdo de aquella cooperación no puede menos de mantener el interés que cada una de nuestras naciones siente por la otra, y estimularlas para combinar sus esfuerzos hacia el progreso de la Humanidad.”
El rey habla por el pueblo británico, y como representante de Su Majestad, creo deber añadir por cuenta propia algunas consideraciones más.
Vemos aquí a nuestro alrededor las tumbas de los oficiales y soldados británicos que cayeron en dos guerras diferentes. Como es natural, sus tumbas están mezcladas a aquellas de los españoles, sus camaradas de armas. Nuestro pensamiento se remonta a hace ciento once años, fecha de la toma de San Sebastián. En aquella ocasión, sitiadores y sitiados, dieron iguales pruebas de alto valor y heroísmo. No me concierne a mí el apreciar los motivos para juzgar las razones que tuvieron tan gran número de oficiales y soldados británicos para participar en la guerra carlista de 1835. Basta decir que estos hombres, como sus predecesores de la guerra de Independencia, cayeron combatiendo asociados a las fuerzas españolas.
Por una iniciativa del señor general Arzadun, gobernador de la provincia, han sido restaurados los monumentos y las inscripciones de las tumbas, siempre que ha sido posible hacerlo, y se ha añadido una más dedicada a aquellos cuyos nombres son desconocidos.
Sir Charles Oman, miembro del Parlamento británico, en representación de la Universidad de Oxford, y uno de los más distinguidos historiadores contemporáneos, autor de la reciente “Historia de la Guerra de la Independencia”, ha venido especialmente para asistir a la ceremonia.
Además, para ensalzar la importancia de esta ocasión, el Gobierno británico ha enviado uno de sus buques de guerra a este puerto. Este barco, ha traído un cañón de la época de la guerra de Independencia, que el Gobierno ha regalado a las autoridades españolas. Así podemos ver el cañón español y el inglés unidos al pie del monumento y al lado, las unas de las otras, las armas de ambos países rodeadas de sus banderas respectivas.
Representaciones de las fuerzas navales españolas y británicas, montan la guardia en este cementerio. Me aventuro a pensar que esta ceremonia es única y que será una fuerte llamada a las imaginaciones de ambos pueblos. La custodia de los muertos de una nación por las autoridades de la otra exalta más que nada la gratitud de la nación cuyos muertos son así honrados. Oficiales y soldados británicos que han muerto luchando por su país, o aliados con las tropas de otros países se hallan enterrados en diferentes partes del mundo. Pero es seguro que ningún soldado británico tiene un lugar de reposo más noble que este cementerio del Monte Urgull. Desde aquí divisamos la costa hermosa y brava de España, tan lejos como nuestros ojos pueden alcanzar, mientras que enfrente de nosotros, casi en línea recta a través del Océano, se harán (sic) las Islas Británicas, de donde vinieron los oficiales y soldados que están enterrados aquí.
No creo que exista un lazo de unión más estrecho entre dos naciones que el recuerdo de las luchas en las que sus soldados combatieron hombro con hombro. En su elocuente discurso, el señor gobernador ha desarrollado este tema, y yo solamente quiero añadir que las relaciones estrechas y amistosas entre nuestras naciones no pueden ser mantenidas por vínculos artificiales; tales relaciones tienen que ser efecto de afectos naturales y común inteligencia. La restauración de este cementerio es una prueba de espontánea simpatía y consideración por parte de las autoridades españolas por la nación inglesa y será profundamente apreciada en mi país. El resultado de relaciones estrechas entre dos naciones alcanza a efectos mucho más remotos. Tales relaciones afectan al bienestar y la paz de la Humanidad en general, creando una atmósfera de amistad entre el mundo, lo que debe de constituir la ambición suprema de los hombres de Estado. Este es, indudablemente, el medio de alcanzar la paz universal sobre bases seguras.”
EL PROFESOR SIR C. OMAN
El enviado oficial del Gobierno inglés, sir Oman, miembro del Parlamento, pronunció el siguiente discurso:
“Majestades, señoras y señores:
Con vuestra augusta licencia, sigo el ejemplo del embajador británico empleando el inglés como medio mejor de expresar la sincera y cordial gratitud de toda nuestra nación por la feliz y generosa iniciativa que ha dado ocasión a que seamos enviados como representación del parlamento británico, con el fin especial de patentizar los sentimientos de nuestros legisladores; como miembro de la Academia Británica encargado del grato deber de manifestaros la simpatía de nuestra recíproca inteligencia y como estudiante de Historia que se enorgullece de sus trabajos hispánicos, me siento hondamente impresionado por la importancia que encierra el mensaje de amistad que me ha sido encomendado.
En este terreno histórico, viendo a nuestras plantas el Océano sin fin y sobre nuestras frentes las ruinas de la vetusta fortaleza, nos sentimos emocionados por algo más íntimo y conmovedor que el simple esplendor de las bellezas naturales. Nos reunimos para celebrar bajo los más elevados auspicios, la memoria gloriosa de un gran pasado en el cual España e Inglaterra pactaron tan larga y firme alianza, memoria que resulta a veces un tanto desvanecida por el rápido curso de los años tan henchidos de acontecimientos.
Bien está el rememorar victorias de los lejanos días, pero mejor aún refrescar la memoria de los héroes que murieron por alcanzarlas. Por eso debemos gratitud singular a los que se han dignado hacerles revivir en nuestra mente; pero si este tributo que el orgullo nacional paga a los muertos conocidos o ignorados, es algo grande y merecedor de ser transcrito, creo que la gratitud natural brota más espontáneamente si se considera que vuestros antepasados fueron los primeros en destruir el prestigio y romper el carro de sus conquistas al genio militar que dominaba todo el continente europeo. Nuestros antepasados vinieron en su ayuda y murieron en los sangrientos campos de batalla de la Península. Bien está que nos congratulemos mutuamente ante tales recuerdos.
Entre estas abruptas rocas, entre las tumbas de los oficiales españoles que cayeron en vuestras guerras por la Constitución, reposan los ingenieros ingleses que tomaron parte no pequeña en vuestra guerra de la Independencia. Sir Richard Fletcher merece especialmente el tributo de nuestra admiración como habilísimo técnico que supo trazar (bajo la dirección de Wellington) las inexpugnables líneas de Torres Vedras ante las cuales la ola de la invasión retrocedió hasta la completa liberación de la Península. ¡Que sugestiva resulta la palabra gratitud, pronunciada ante los que fueron los salvadores de Europa ya que su nombre se haya pronunciado harto poco en los últimos años!
La historia tiene también sus triunfos contra el olvido y esta Asamblea es uno de ellos.
Todos conocéis a aquellos que han iniciado tan sabia como generosa celebración y han sabido trazar la noble dedicatoria inscrita sobre esta roca.
En el nombre de la nación Británica y del Ejército inglés les ofrezco las gracias más cordiales y respetuosas. Todo súbdito inglés aquí presente sentirá legítimo orgullo por el privilegio de haber tomado parte en la ceremonia. Pero los que se han visto privados de él, pero que conocen la historia de España y la de su propio país, la noticia de que ha sido celebrada con tal brillantez, será un momento de verdadero placer.
En nombre de todos los que me envían, expreso a vuestras majestades y a la gran nación española nuestro mensaje de simpatía y gratitud.”
EL ALCALDE DE SAN SEBASTIÁN (11)
Finalmente el alcalde de San Sebastián, pronunció en castellano el siguiente discurso:
“Con la venia de VV.MM y AA.RR., Excmo. Sr., señoras y señores:
En lugar preferente de este monumento, habréis de leer luego la siguiente inscripción:
“A la memoria de los valientes soldados británicos que dieron la vida por la grandeza de su país, y por la independencia y libertad de España.”
Y más abajo:
“Inglaterra nos confía sus gloriosos restos. Nuestra gratitud velará su eterno reposo.”
El pueblo de San Sebastián, a quien tengo la altísima honra de representar en estos momentos, quiere principalmente, señor embajador, hacer presente a la nación inglesa que se dé perfecta cuenta de lo que estas palabras significan: “Inglaterra nos confía sus gloriosos restos. Nuestra gratitud velará su eterno reposo.”
Se da cuenta exacta de que eso constituye la más alta prueba de estima y de aprecio que nos podéis otorgar, y os hace el anuncio solemne cuanto más sagrado es lo que encomendáis, de que lo que en la inserción se promete será cumplido.
Aquello que vuestra nación, ilustre por tantos conceptos, más protege y ampara siempre, sus súbditos, porque los ama y quiere como ama y quiere una madre a sus hijos, nos lo deja a nuestra custodia, a nuestro cuidado, nos lo confía en precioso depósito y eso lo hace hoy oficialmente, poniendo como altar de entrega el mismo suelo donde los restos se encuentran, y a presencia de personas tan augustas y para todos los españoles y muy principalmente para los donostiarras, tan veneradas y queridas, como son las que constituyen la familia real española.
No se puede dar nada más sagrado que confiar, ni momento más solemne de prometer, ni obligación, por tanto, más importante que cumplir.
Pues bien: Decid, señor embajador, decid a vuestra nación, que el pueblo de San Sebastián, pueblo hidalgo y caballeroso como pueblo español, sabe agradecer, sabe prometer y sabe cumplir. Decidle, que desde lo más íntimo de su corazón y de lo más hondo de su alma, agradece esta, la más alta garantía de estima, que le podéis dar. Y decidle también que tenga seguridad de que los restos de sus hijos que hoy deja entre nosotros, serán tan venerados como si fueran los restos de los hijos de nuestra Patria, ya que por ella dieron su sangre, como si fueran los restos de nuestros convecinos y de nuestros hermanos.
Con profunda emoción y respeto asistimos hoy a la visita que la Madre Inglaterra hace al cementerio de los suyos, y antes de que abandone su recinto, la prometemos, para su satisfacción y para su consuelo, que el beso que hoy deposite sobre las tumbas, será renovado todos los años, con la misma efusión y el mismo cariño que si de hijos nuestros se tratara.
Cada donostiarra llevará en su corazón grabadas las palabras: “Inglaterra nos confía sus gloriosos restos. Nuestra gratitud velará su eterno reposo.”
LA REINA DESCUBRE LA LÁPIDA
Acabados los discursos, la familia real se dirigió a la plazoleta donde se hallaban colocados los cañones y tirando de un cordón de seda descorrió la bandera que cubría la lápida. Las músicas tocaron los himnos español e inglés, presentando armas las tropas mientras las baterías hacían salvas.
VISITANDO LAS TUMBAS
La familia real a continuación, visitó las tumbas inglesas, explicándoles el general Arzadun cuantos detalles desearen conocer y elogiando las augustas personas el orden y buena disposición en que todo se encontraba.
UN RECUERDO HISTÓRICO
Don Jorge de Satrústegui posee un imperdible de oro, orlado de brillantes, en el cual se guarda un mechón de pelo y tiene la siguiente inscripción:
“A la memoria de Alejandro Rossel (12), fallecido el 31 de agosto de 1813, a la edad de 34 años. En la muerte lamentado y en la vida querido.”
Fue adquirido este broche en Lisboa por la esposa del embajador de España en Portugal señor Padilla. El señor Satrústegui mostró la joya a la real familia.
EL DESFILE
Desde la explanada contemplaron las reinas, el príncipe y los infantes, acompañados de las autoridades, el desfile de las fuerzas.
Se hizo de la siguiente forma: Destacamento del “Malcolm”, con la bandera al frente; destacamento del “Reina Victoria Eugenia”; compañía del regimiento de Sicilia.
Inmediatamente las reales personas ocuparon los hermosos coches del señor Goenaga, descendiendo al paseo del príncipe, donde tomaron los coches de Palacio.
ALMUERZO EN PALACIO
Conforme habíamos anunciado, a la una de la tarde se celebró en el Palacio de Miramar el banquete que daba la reina en honor del embajador inglés, de sir C. Oman y de los marinos del “Malcom”.
Sentáronse a la mesa, con sus Majestades y Altezas, sir C.Oman, el embajador de Inglaterra, comandante y oficiales del “Malcolm”, comandante del “Reina Victoria Eugenia”, general gobernador, alcalde de San Sebastián y comandante de Marina.
OTROS ACTOS
Los oficiales y marinos ingleses asistieron por la tarde a las carreras de caballos, a la corrida de toros, al campo de Atocha y al frontón. En todas partes fueron objeto de delicadas atenciones.
UN BANQUETE EN EL CRISTINA
A las ocho y media de la noche se celebró en el Hotel María Cristina el banquete que el embajador de Inglaterra ofrecía a los ingleses y a las autoridades.
Asistieron a la comida, al final de la cual pronunciaron elocuentes brindis, el embajador inglés y el general Arzadun, los comandantes y oficialidad del “Malcolm” y del “Reina Victoria Eugenia”, alcalde de San Sebastián, vicepresidente de la Diputación, vicepresidente de la Comisión provincial; comandante de Marina, jefe del Gabinete diplomático del ministerio de Estado y alto personal de la Embajada británica
LA FIESTA DE LA BAHÍA
A las diez de la noche se celebró el domingo en la bahía de la Concha la fiesta náutica organizada como complemento de los actos en honor de los ingleses.
A las nueve de la noche, como anuncio del comienzo de la fiesta se dispararon bombas en la playa y a este aviso no se dieron punto de reposo por nuestras calles las bandas de música “Armonía” e “Iruchulo”, así como las trompetas del regimiento de Almansa y del 13 ligero de Artillería.
Los montes de Igueldo y Urgull, la isla de Santa Clara y todas las villas situadas en Igueldo, así como las casas de cuantas calles dominan la bahía, se hallaban iluminadas con millares de luces.
El crucero “Malcolm” inició una espléndida iluminación en colores que le daba un fantástico aspecto y con sus reflectores no cesó de recorrer los montes, la ciudad, la Concha, los centenares de botes, iluminados también, que recorrían la bahía.
Desde ésta el espectáculo de las iluminaciones era sencillamente estupendo y no hay modo de ponderarlo como ellos se merece. En realidad resultaron estas iluminaciones espléndidas.
A las diez y cuarto se quemó un volcán y comenzó por todas partes, a millares, a dispararse cohetes y prenderse bengalas, mientras las bandas de música, de trompetas, de tamborileros y dulzaineros tocaban en diversos puntos y se bailaba animadamente a sus sones por todos los alrededores de la Concha.
A las once se acrecentó la iluminación como a señal convenida y hubo enormes bengalas y relámpagos en los montes y en las embarcaciones, volcanes, candelas, ramilletes y una traca inacabable para fin de fiestas, mientras en la altura estallaba toda la cohetería de fantasía.
El espectáculo resultó grandioso. El pirotécnico señor Lecea, puede estar satisfecho. La fiesta que el domingo ofreció es imposible no ya que pueda superarla nadie sino que ni igualarla ninguno.
Puso todos los secretos de la pirotecnia para lograr las más fantásticas combinaciones. Los marinos ingleses, acostumbraos, en su inacabable viajar por el mundo, a fiestas de esta naturaleza, nos decían que la servida por el señor Lecea puede servir de ejemplo. Fue la del señor Lecea la obra de un formidable artista de la pirotecnia, que ha demostrado una vez más ser el mejor de España para esta clase de espectáculos.
En San Sebastián, donde todas las cosas se hacen bien, espectáculos como el de la fiesta de la bahía han de hacerse imprescindibles un día por lo menos en cada verano.
Así se expresaban los millares de personas que se deshacían en elogios al señor Lecea, así como el comandante de Artillería, señor Carraco, director de la fiesta.
BANQUETE EN IGUELDO
Ayer al medio día se celebró en monte Igueldo el banquete ofrecido por el Ayuntamiento a las representaciones inglesas.
Asistieron además de los marinos ingleses, el alcalde y varios concejales, el señor Merry del Val, todas las autoridades civiles y militares y el biznieto del mariscal Gurrea, señor Bellsolá.
UN TE A BORDO
Ayer tarde SS.MM. las reinas Victoria y doña María Cristina estuvieron tomando el té a bordo del buque inglés “Malcolm”.
Antes que las reinas, que habían estado visitando las instalaciones del Hospital de la Cruz Roja militarizada, habían ido al citado barco SS.AA. los infantes o infantes (sic).
EL “MALCOLM”
A las siete y cuarto ha zarpado de la bahía el crucero inglés “Malcolm”, después de un disparo de cañón saludando a la plaza.
El buque ha tomado rumbo a Bilbao.
LA VOZ DE GUIPÚZCOA. 28 DE SEPTIEMBRE (Pág. 12)
UN HEROE NAVARRO
EL GENERAL GURREA
En el cementerio de los Ingleses del Monte Urgull se encuentra enterrado el mariscal de campo Gurrea, muerto en Andoain, el 29 de mayo de 1837, en uno de los combates sostenidos contra los carlistas.
Como el citado mariscal era natural de Olite, el Ayuntamiento de este pueblo, el de Pamplona y la Diputación provincial navarra han enviado su adhesión a los actos que se celebrarán hoy, con motivo de la inauguración de las obras ejecutadas en dicho cementerio.
El alcalde, señor Prado, ha invitado a estos actos oficiales al distinguido periodista don Joaquín Bellsolá y Gurrea, biznieto del mariscal Gurrea. (8)
LA VOZ DE GUIPÚZCOA. 30 DE SEPTIEMBRE (Pág. 4)
LA FIESTA NÁUTICA
LA VERBENA EN LA BAHÍA DE LA CONCHA
Seguramente no bajarían de cuarenta mil las personas que en la noche del domingo invadieron ocupando totalmente la Concha, el parque de Alderdi-Eder, el puerto y todos los sitios más o menos estratégicos, desde los cuales se podía presenciar con comodidad relativa, el fantástico espectáculo que ofrecía nuestra hermosa bahía.
Las siluetas de los montes, los caminos, los hoteles y casas con vistas al mar, el Castillo, Igueldo, estaban bordados con infinidad de farolillos de colores, o lucían vistosas iluminaciones caprichosas.
Los barcos de guerra y los yates de recreo, así como las lanchas y gabarras, estaban también llenos de luces y faroles, que el espejo de las aguas multiplicaba, dando a la bahía un aspecto imposible de describir, que sólo admiración causaba, y que fue del agrado de todos.
Los reflectores del “Malcolm”, iluminaban a distancia Miramar, el Castillo y la ciudad, y de todos los sitios estuvieron saliendo incesantemente durante más de una hora, cohetes variados, bengalas, coronas, fuegos acuáticos, mientras atronaba el ruido de los morteros y el estampido de los cañonazos.
De barco a barco se simulaban combates y bombardeos y no cesó el ruido, los cohetes y las iluminaciones hasta momentos antes de la traca final.
Esta fue de un efecto sorprendente, pues se dispararon más de quinientos morteros, que no sólo atronaban, el espacio, sino que hacían retemblar el suelo, como si hubiese un terremoto.
Al tableteo de los morteros seguía el lanzamiento de millares de cohetes, que iluminaban la bahía como si estuviésemos en pleno día, formando en el espacio una bóveda de fuegos multicolores, que persistía durante varios minutos, en medio del alborozo del público, que quedó satisfecho de la fiesta.
Esta foto anunciada por una gran retreta que tocaron las bandas de cornetas de los regimientos de Artillería y Caballería, y por la banda municipal, Unión Bella Iruchulo, La Armonia, rondallas riojana y navarra, los juglares de la ciudad y varios chistularis y tamborileros.
Todos estos elementos musicales se situaron en diferentes sitios del gran paseo de la Concha, ejecutando bailables, que supo aprovechar muy bien el elemento joven, no ocurriendo ningún incidente a pesar de la aglomeración de gente y de la índole del espectáculo.
La fiesta náutica ha sido el espectáculo popular, el festejo más hermoso de la temporada y pueden estar orgullosos sus organizadores, puesto que han conseguido agradar a cuarenta o cincuenta mil almas, que unánimemente aplaudieron las iniciativas del comandante señor Carrasco (7), los trabajos llevados por los artilleros e ingenieros de la guarnición y los vistosos fuegos preparados por el pirotécnico de Vitoria, señor Lecea.
La fiesta fue digna de nuestra ciudad.
LA VOZ DE GUIPÚZCOA. 30 DE SEPTIEMBRE (Pág. 5)
INGLESES Y ESPAÑOLES
TRES BANQUETES
En Palacio.
El domingo a mediodía hubo en Palacio un banquete de honor, al que asistió sir C. Oman, el embajador de Inglaterra y el comandante y oficiales del “Malcom”.
Asistieron también el comandante y oficiales del “Reina Victoria Eugenia”, el general Arzadun, el alcalde señor Prado y el comandante de Marina.
En el hotel María Cristina.
El embajador inglés ofreció un banquete por la noche en el hotel María Cristina a los comandantes y oficiales del “Malcom” y del “Victoria Eugenia”, invitando también a las autoridades locales, pronunciándose discursos a la hora de los brindis, abogando por la intensificación de la cordialidad existente entre las naciones inglesa y española.
En Igueldo.
Ayer a mediodía se celebró en el casino de Igueldo el banquete que el Ayuntamiento donostiarra ofrecía al embajador inglés, a los jefes y oficiales de los buques de guerra surtos en nuestras aguas y a las autoridades de San Sebastián, reinando en él gran cordialidad.
EL PUEBLO VASCO. 30 DE SEPTIEMBRE (Pág. 6)
LOS MARINOS BRITÁNICOS VENCEN AL RESERVA DE LA REAL
Los marinos del “Malcolm” presentaron un “eleven” de más fuerza muscular que futbolística. Todos ellos eran de una complexión robusta, llevando el “maillot” con el mismo aire de los profesionales del Chelsea.
Al verles dar las primeras patadas, creímos que el balón les venía ancho… Pero nos hicieron cambiar de opinión a medida que transcurría el partido. No eran ciertamente ningunos virtuosos; pero jugaban con gran empuje y denotando algunas nociones notables del “football”.
Los reservistas de la Real se durmieron en los laureles; y con escasa fortuna en los remates, y manifiesta flojedad en el centro de la línea media y en la puerta, perdieron un “match” que debieron ganarlo a la vista del dominio que ejercieron.
Los británicos marcaron el primer “goal” con gran algazara de sus compañeros de dotación que presenciaban el encuentro.
Los realistas se apuntaron uno tras otro, hasta tres tantos; y los británicos, siempre jaleados por los del “Malcolm” se apuntaron otros tres “goals”.
La victoria, pues, correspondió a los marinos por 4 a 3.
El reserva de la Real Sociedad nos defraudó. Cuenta con elementos superiores, a quienes debe exigírseles una labor más acabada que la que desarrollaron el domingo.
Arbitró Lippo Hertzka.
LA VOZ DE GUIPÚZCOA. 30 DE SEPTIEMBRE (Pág. 6)
EL CEMENTERIO DEL MONTE URGULL.
EL DOMINGO SE CELEBRÓ LA INAUGURACIÓN OFICIAL
UN DISCURSO DEL EMBAJADOR INGLÉS
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Crucero “Reina Victoria Eugenia” fondeado en Pasajes durante los actos de la inauguración del cementerio.
Colección Fotocar. Foto Ricardo Martín. Estudio Photo Carte. Fototeca de la Kutxa- Kutxa Fototeka -
Crucero “Reina Victoria Eugenia” fondeado en Pasajes durante los actos de la inauguración del cementerio.
Colección Fotocar. Foto Ricardo Martín. Estudio Photo Carte. Fototeca de la Kutxa- Kutxa Fototeka -
Crucero “Reina Victoria Eugenia” fondeado en Pasajes durante los actos de la inauguración del cementerio.
Colección Fotocar. Foto Ricardo Martín. Estudio Photo Carte. Fototeca de la Kutxa- Kutxa Fototeka
EL PAÍS VASCO. 30 DE SEPTIEMBRE (Pág. 3)
LA FIESTA DE LOS INGLESES
SE CELEBRÓ EL DOMINGO CON LA MAYOR SOLEMNIDAD
Asistieron las reinas, el príncipe de Asturias y el infante don Jaime. Discursos del gobernador, el embajador inglés, al alcalde y sir Oman, al pie del monumento. Varios banquetes. El “Malcolm” zarpó ayer tarde.
(…)
LAS OBRAS DEL CEMENTERIO
Muchas y muy notables han sido las obras que, para acondicionarlo y embellecerlo, se han llevado a cabo en el cementerio de los Ingleses.
Los de más perentoria realización eran, sin duda, las necesarias para la construcción de caminos que diesen acceso a todas las tumbas. Es preciso reconocer que la red de senderos abierta en el lugar que nos ocupa es vasta, completa y eficaz, por la cual puede el visitante recorrer el cementerio en toda la extensión de este, cómoda y fácilmente.
Complemento de tales obras han sido llevadas a cabo para embellecer el lugar donde reposan nuestros aliados de la guerra de la Independencia. En esta labor se ha utilizado con preferencia el elemento vegetal, diseminando con sentido estético por la pequeña necrópolis arbolitos, plantas de colores llamativos o adecuados a esta clase de lugares.
También, y para ello, así mismo de gran urgencia, se ha acudido a las tumbas y panteones para aliviarles de la suciedad que padecían, hasta el extremo de no poderse leer las inscripciones que sobre los mismos se grabaron.
Ahora, pues, cuanto estaba ya construido y que por la acción del tiempo y los elementos hallábase en estado lamentable ha experimentado un rejuvenecimiento amable y consolador.
En la construcción del monumento se han aprovechado algunos elementos del ya fenecido del Centenario y que hasta hace poco tiempo ha permanecido en el parque de Alderdi-Eder. Consta de una parte básica sobre la que se halla un grupo recordatorio de aquella triste pero gloriosa página de nuestra historia; en la mencionada base, por el lateral exterior y perpendicular, se lee la siguiente inscripción:
“Inglaterra nos confía sus gloriosos restos. Nuestra gratitud velará por su eterno reposo”.
Se repite en inglés esta inscripción.
Sobre la base, los dos cañones históricos inglés y español, cruzados, como acariciándose, y, tras ellos, en la parte que forma ángulo con aquella, esta nueva inscripción, también en los dos idiomas:
“A la memoria de los valientes soldados británicos que dieron su vida por la grandeza y la libertad de España.”
En este mismo lugar, los escudos de ambas naciones y en la parte superior de la obra un águila, símbolo de la victoria.
Subiendo al cementerio por el paseo Nuevo, lo primero que se ve es un bello rincón, en el que se haya un cercado de verjas semicircular y dentro de este un arbolito En la roca una nueva inscripción:
“Honor a los héroes que sólo Dios conoce”, en inglés y español, y estas fechas memorables:
-. Este rincón lleva el nombre de Wenmister Square (sic).
A la derecha del cementerio, está la tumba del mariscal Gurrea, remozada artísticamente. En ella, el Solar Navarro depositó una hermosa corona de flores naturales –claveles y dalias- de los colores rosa, blanco, amarillo y rojo, en la cinta de la corona leíase: “El Solar Navarro de San Sebastián al mariscal don Manuel Antonio Gurrea”.
(…)
EL PAÍS VASCO. 30 DE SEPTIEMBRE (Pág. 6)
SEGUNDO PARTIDO
Reserva de la Real Sociedad contra Equipo del Malcolm
Al presentarse en el campo el equipo del buque de guerra inglés son ovacionados. Otro tanto sucede con los del reserva del club donostiarra. Los ingleses tienen todo el aspecto de un equipo profesional, aunque no lo son, claro está.
El primer goal lo marcan los ingleses. Poco después empata la Real, debido a una buena combinación de los delanteros, que finaliza Ubarrechena deslizándose con rapidez por entre los zagueros, y colocando el balón en la red, de un chut muy bien guiado.
Dos goals más obtienen los realistas uno obra de Echart y el otro de Poli.
Cuando todos calculaban un resultado muy decisivo favorable para el equipo donostiarra, apretaron de firme los ingleses, decayeron los contrarios y se dejaban éstos ganar el partido por un goal de diferencia, cuatro a tres.
El equipo del “Malcolm” es un “once” que se nota está acostumbrado a jugar con equipos buenos, con los que se enfrenta en sus cruceros por todos los mares. Sabemos que ha vencido a muy buenos equipos, lo que nada nos extraña después de haberles visto jugar. Posee algunos jugadores muy notables, como el guardameta, que es el goalkeeper seleccionado del equipo de la Marina de guerra de su país; los dos backs, que son muy buenos; el centro medio que es notabilísimo y tres delanteros que juegan muy bien.
La derrota del reserva de la Real tiene sus atenuantes, pues el guardameta tuvo una tarde desgraciada y la mala suerte influyó también en el resultado. Practicó el equipo un buen juego combinado; pero es cierto que algunos jugadores abusaron del juego individual lo cual debe el entrenador corregir, no consentirlo, pues con ello en vez de progresar se retrocede en juego.
Los zagueros actuaron con acierto, pues es menester considerar que la línea media no marcó lo debidamente. De los delanteros, Campos, Ubarrechena y Echart. Entre los delanteros debutaba ayer un nuevo jugador. Ubarrechena, quien demostró poseer cuantas buenas cualidades se precisan para llegar a ser un buen delantero. Sólo requiere constancia y práctica para adquirir el entrenamiento y aguante que le falta.
La nota saliente de este partido la dieron los compañeros del equipo de la tripulación del “Malcolm”, que animaban a los suyos con voces de “go en Jhony”, “get into him”, “Go on Malcolm’s”, que traducido al castellano quiere decir “Anda Juancho”, “éntrale”, “adelante Malcolm”. Fue un partido interesante y muy divertido.
J.A. BERRAONDO
LA CONSTANCIA. 30 DE SEPTIEMBRE (Pág. 1)
NOTAS DE LA ALCALDÍA
El donativo de la reina
El alcalde señor Prado recibió ayer un atento besalamano del marqués de la Torrecilla (13), mayordomo mayor de Palacio, acompañando un donativo de mil pesetas que ha dejado S.M. la Reina doña Victoria, a beneficio de los pobres de esta ciudad.
Una gratificación
La soberana envió también una gratificación de cien pesetas para los tres cocheros que condujeron a las reinas, príncipe e infante hasta el cementerio de los ingleses.
Gratitud de los ingleses
Al recibir el señor Prado ayer a mediodía a los periodistas, manifestó que el comandante y oficialidad del buque inglés “Malcom” le había encargado expresara al pueblo de San Sebastián su gratitud por las atenciones que han recibido durante su estancia en esta capital.
Almuerzo a bordo
El alcalde señor Prado almorzó ayer a bordo del crucero “Reina Victoria Eugenia” invitado por el comandante del buque.
LA VOZ DE GUIPÚZCOA. 1 DE OCTUBRE (Pág. 8)
EN EL GOBIERNO CIVIL
EL GENERAL HABLA DEL ÉXITO DE LA CEREMONIA DE URGULL
Ayer recibió en su despacho a los periodistas el señor Arzadun, quien se mostró satisfechísimo del éxito que tuvo la fiesta que el domingo pasado se celebró en el monte Urgull, para inaugurar las obras que se hicieron en el cementerio de los ingleses, y rindió tributo de admiración y respeto a los restos que allí se guardan, del ejército inglés, defensor de la ciudad en 1813. (14)
Todo estuvo a pedir de boca, como suele decirse; el tiempo, el sitio, la presencia de las reales personas, hasta los detalles más nimios y aún los improvisados, parecieron conjurarse en favor de la esplendidez de la fiesta. Así decía el general Arzadun, detallando hechos y haciendo referencia a coincidencias que le hizo observar el sabio historiador de la Universidad de Oxford, Sir c. Oman.
“La figura de la reina Victoria –siguió diciendo el general- al descubrir la lápida conmemorativa, sola la reina entre las dos banderas inglesa y española, siendo ella inglesa de nacimiento y española a su vez como reina, encerraba un simbolismo grande para ambas naciones.
Los restos del monumento derruido que se elevaba en el parque de Alderdi-Eder, fueron llevados allí con gran acierto, pudiendo observarse detalles de indumentaria en las figuras d aquellos alto-relieves, que acusan un detenido estudio de su autor, como es la distinción de las clases militares y el empleo tan diferente que en aquella época se daba al tricornio y al clásico morión”.
Al oír ponderar el acierto de haber llevado allí los restos del monumento derribado, no pudimos menos de recordar que esa iniciativa se debe, en primer término, a nuestro compañero de redacción, Eduardo Lagarde (15), que fue quien lo indicó así, cuando se hizo el despiece del monumento.
El general siguió hablando del brillante acto del Urgull, del desfile de las tropas de las dos naciones, con sus respectivas enseñas y de lo agradecidos que han marchado los marinos del “Malcom” y los representantes ingleses, de los agasajos, trato y consideraciones que para con ellos han tenido las autoridades y el pueblo de San Sebastián, del cual guardan un imborrable y gratísimo recuerdo.
EL PUEBLO VASCO. 1 DE OCTUBRE (Pág. 4)
EL CEMENTERIO DEL URGULL
LA TUMBA DEL COMANDANTE MAYOR DON PEDRO JOSÉ BERASALUCE
Días pasados hablábamos de una tumba del Urgull, cuyos restos no estaban identificados.
Don José Berasaluce nos ha visitado, recordando dicha alusión y para aclarar nuestra reseña de ayer; pues se trata de su padre, don Pedro José Berasaluce, comandante mayor que fue de la plaza y gobernador del Castillo de la Mota, quien, después de una laureada vida militar, falleció por accidente cerca del Cementerio de los Ingleses.
Descansan sus restos en Polloe; pero una lápida y su escudo de armas, recordaban en el Urgull el triste suceso de su muerte. Esta lápida (varias veces robada y otras tantas sustituida por su descendencia, que en el desvelo por el ascendiente ilustre cuidó siempre la tumba, reparó la verja y plantó el árbol que aún subsiste) fue colocada por especial merced que Alfonso XII concedió en Betelu a la señora viuda de Berasaluce, quien, agradecida, regaló al Monarca la espada que lord Wellington diera al general Eguía y éste a su ayudante y fraternal amigo: don Pedro José Berasaluce.
Queda complacido nuestro querido convecino.
(1) Se suspendió al producirse un accidente durante la carrera. Un coche modelo Sunbean a más de 110 kilómetros por hora conducido por Lee Guinness volcó tras chocar contra el terraplén entre Urnieta y Andoain, muriendo al mecánico/copiloto Barret.
(2) El general Juan de Arzadun Zabala. (Bermeo 1862 – Bermeo 1950)
Durante su carrera militar tuvo diversas desavenencias con Primo de Rivera, por lo que este le nombra director de la Academia de Artillería.. Fue gobernador civil y militar de Guipúzcoa, cargo que ostentaba en el momento de la ceremonia de inauguración de las obras del Cementerio. Estas son consecuencia de su labor por mejorar el entorno. Ese mismo año, 1924, por su entrega en el proyecto del cementerio, es nombrado Sir por Jorge V de Inglaterra.
Forma parte de la llamada "generación del 98", en la que destacó sobre todo con obras referentes a la historia del País Vasco y sus costumbres. Entre su círculo de amistades más íntimas contaba con personajes de la envergadura de Unamuno.
(3) Veremos en todos los textos que se confunde continuamente la cronología de este cementerio, como consecuencia de la introducción en el campo santo de elementos e inscripciones referentes a la Guerra de Independencia, así como a los discursos y declaraciones que se realizaron durante los actos. Estos se elementos se colocaron durante las obras de reforma que sufrió para la ceremonia de 1924, y actualmente muchas fuentes siguen cometiendo el mismo error cronológico al hablar de enterramientos anteriores a la I Guerra Carlista.
La ceremonia sí quiso aunar las dos guerras y los caídos en ambas, pero de los muertos de 1813 no hay ningún indicio, ni documental ni arqueológico, que los sitúe como inhumados en este lugar.
(1) El nombre correcto de este destructor es “Malcolm”, pero en los textos periodísticos veremos que se le bautiza continuamente con nombres como “Malcom”, “Melcom”, Melcolm”, “Malcome”, etc.
(2) No se sabe actualmente nada de esta cañón regalado por el Museo de Artillería. A día de hoy se le ha perdido la pista completamente. No así el traído por el buque británico del cual hablaré en su capítulo correspondiente.
(3) Sir Charles William Chadwick Oman (1860 – 1946)
Se trata de una de los grandes historiadores de la Guerra Peninsular, de la publicó varios títulos a principios del siglo XX. Muy reconocido en su tiempo, actualmente es bastante criticado por simplicidad de muchas de sus teorías, basadas principalmente en la superioridad del espíritu anglosajón.
(4) El comandante D. León Carrasco Amilibia (1879 – 1936) fue uno de los encargados de coordinaran las luminarias que decoraron la bahía en cooperación con el pirotécnico vitoriano señor Lecea.
Este militar será asesinado a comienzo de la Guerra Civil en San Sebastián tras ser detenido y llevado al Palacio de la Diputación, como consecuencia de su ambigua actitud de apoyo a las fuerzas gubernamentales. Su cuerpo apareció cerca del puente de Hierro.
(5) Fue el único familiar de uno de los militares enterrados en el cementerio presente en los actos.
(6) Curioso error, ya que el apellido del Teniente General Lacy Evans era con “v”, y no “w”. Lo califico de curioso, al ser el apellido que se puede leer actualmente en la copia de la placa original, puesta tras su destrucción a finales del siglo XX, en la que el grabador cambió la grafía correcta por la “w”.
(7) Hijo del Mariscal Gurrea, el oficial español enterrado en el cementerio de los ingleses.
(8) D. Juan José Prado Ruiz de Gámiz (1882 – 1937), fue alcalde de San Sebastián los años 1924-1925 y 1930-1931. Simpatizante del partido maurista. Prisionero al estallar la rebelión militar, fue hecho prisionero y llevado a las prisiones de Bilbao, donde será fusilado sin juicio, acusado de traidor a la República, tras el asalto a la cárcel de los Ángeles Custodios el 4 de enero de 1937.
El año 1950 se nombró una calle con su nombre en el ensanche de Amara, pero en 1979 se cambió ese nombre por el de calle Azpeitia. Es uno de los personajes donostiarras que mereciéndolo, actualmente no tienen reconocido su trabajo por nuestra ciudad con el simple nombre a una de nuestras calles.
(9) No es nombrado en ninguno de los 92 testimonios de civiles donostiarras presentados por el Ayuntamiento en 1814. Sería un nuevo nombre a añadir a la lista de civiles asesinados por las tropas aliadas esa fatídica fecha de 1813 que en este acto se quiere ensalzar.
(10) Andrés Avelino de Salabert y Arteaga (1864 – 1925). Duque de Ciudad Real, marqués de Torrecilla, conde de Aramayona, marqués de Navahermosa, vizconde de Linares, Grande de España y jefe superior de Palacio.
(11) Grave error del cronista confundiendo la Guerra de Independencia y la I Guerra Carlista.
(12) Eduardo Lagarde Aramburu (1884 – 1959). Arquitecto, dibujante, muy ligado a la ciudad de San Sebastián, donde junto a Aizpurua formó parte del grupo GU. Preso en Bilbao durante el comienzo de la Guerra Civil, logra salvar la vida. Entre los muchos ejemplos racionalistas, movimiento al que pertenecía, destaco la sombrerería Leclercq, sita en la calle Narrica de nuestra ciudad, único ejemplo puro y rompedor con su tiempo de un local comercial que ha perdurado hasta nuestros días.
6.- GALERÍA DE FOTOS DE LA CEREMONIA DE 1924
Fotografías: D. Pascual Marín, Fototeca de la Kutxa – Kutxa Fototeka.
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Vista general del templete construido para situar a la familia real española durante los discursos programados. Estaba realizado enteramente con elementos vegetales.
Se ve que la reina Victoria disponiéndose a subir las escaleras que dan acceso a la parte superior del monumento instalado en 1924, para descorrer la bandera de San Sebastián que escondía la inscripción del conjunto escultórico. -
Momento lleno de solemnidad en que comienza a caer la bandera de San Sebastián, y comienzan a asomar los escudos de Gran Bretaña y de España que coronan la parte superior de la inscripción. Podemos ver a la reina Victoria Eugenia de espaldas, y detrás de la garita el ros del general Arzadun.
En esta instantánea se pueden apreciar los dos cañones pertenecientes a la Guerra de Independencia. El situado frente a la reina es el regalado por el Gobierno británico que llegó a nuestra ciudad a bordo del “Malcolm”. Del regalado por el Museo de Artillería española, del que sólo se ve la rueda de la cureña y la boca del cañón, actualmente se desconoce su paradero. -
La familia real bajando del templete al camino sito en la explanada del cementerio para presenciar el desfile de las tropas. De espaldas el Marqués de Torrecilla recibiendo seguramente indicaciones de donde se tienen que situar los invitados reales.
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La familia real española con las reinas Victoria Eugenia y María Cristina, el Príncipe de Asturias y su hermano el infante Don Jaime, presenciando el desfile de las tropas. Más a la derecha el general Arzadun con su inconfundible barba blanca y demás autoridades.
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Diversas autoridades civiles y militares, preparadas para presenciar el desfile. Destaca por su cabello blanco y la ropa de la Universidad de Oxford, hacia mitad de la línea, sir Charles Oman. Según nos desplazamos hacia la izquierda vemos al general Arzadun para terminar con la familia real española.
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Autoridades civiles y militares, tanto de tierra como de marina, formando frente a las reinas y príncipes españoles, para presenciar el paso de las tropas.
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Se puede ver el paso del escuadrón de marinería del HMS “Malcolm”, tras el oficial, se ve un gaitero con su instrumento musical.
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Escuadrón de marinería del crucero español “Reina Victoria Eugenia” desfilando justo delante de nuestras reinas.
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Tras el desfile, mientras las tropas regresaban a su posición inicial, como se pueden ver al fondo, los invitados pudieron pasear por entre las tumbas del cementerio.
En esta instantánea vemos en primer lugar al Marqués de Torrecilla, mayordomo del Palacio Real, seguido por la reina Victoria Eugenia, el Príncipe de Asturias, la reina María Cristina tocada con un sombrero oscuro, el infante Don Jaime y el alcalde de San Sebastián señor Prado.
7.- EL CEMENTERIO (1980 – 2020)
Una vez terminada la ceremonia, el cementerio quedó relegado a un segundo plano, quedando al poco tiempo nuevamente en estado de total abandono, sufriendo la desaparición de algunas inscripciones, y el ocultamiento y consiguiente olvido de otras, aún hoy existentes, a consecuencia de movimientos de rocas y desprendimientos. Esta situación se mantiene hasta 1963, cuando en la celebración del 150 aniversario de 1813, se procede a una nueva restauración a fondo del mismo.
Finalizada la conmemoración de los 150 años de la quema de la ciudad, que repito nada tiene que ver con los enterramientos de este lugar, pasa nuevamente al olvido, hasta que en 1987 y en 1993, varias tumbas sufren una violencia incontrolada e irracional.
La proliferación en el monte Urgull de una serie de mal llamadas “tribus urbanas”, con ideologías socialmente marginales, y la falta de una adecuada vigilancia del entorno, ocasiona que el conjunto del cementerio sufra varios ataques. La primera tumba en experimentarlos fue la de Sara y María Matilde, que en la década de 1980 pasa, desgraciadamente, a ser un enterramiento anónimo. La lápida con la inscripción que esta contenía es hecha añicos. No se limitaron a fracturarla y arrancarla, la destrozaron a conciencia. Increíblemente, treinta años después, pese a varias peticiones en prensa, el Ayuntamiento de San Sebastián y las diversas instituciones culturales que nos rodean, siguen sin mostrar ningún interés en reponer la lápida.
En otra ocasión intentaron profanar las tumbas de Tupper y de Oliver de Lancey, en busca de no se sabe que restos. La que más daños sufrió fue esta última, a la que removieron todas las losas situadas a ras del suelo, como se puede observar en la fotografía del Diario Vasco que ilustra el artículo denuncia.
Y el peor, más salvaje, e irracional de todos los ataques, fue el que sufrió el mausoleo del mariscal Gurrea. No se limitaron únicamente a derribarlo, sino que además se ensañaron con su lápida de mármol, que hicieron pedazos, y machacaron a golpes el relieve en el que aparece el militar a caballo sobre un puente.
Denuncié todos estos hechos en la prensa, y afortunadamente se procedió a una restauración parcial de lo destrozado. Digo parcial, ya que como he mencionado antes, la lápida de Sara nunca ha sido repuesta a pesar de que se conoce perfectamente el texto que contenía.
La situación actual del conjunto en el año 2020, fecha dela elaboración de este trabajo, es muy preocupante.
Al abandono al que está condenado nuevamente por parte del nuestras instituciones, al que hay que sumar algunos nuevos ataques, hacen peligrar su conservación para las generaciones futuras. El último de estos actos vandálicos, ocurrido el año 2020, ha sido el ataque con cemento a la inscripción que descubrió la reina Victoria Eugenia en 1924. Una inscripción que ya había sufrido con anterioridad pintadas y el lanzamiento de pintura.
9.- TUMBAS MAYORES
9.1.- SARA Y MARÍA MATILDE (1836 – 1837)
En esta tumba descansa Sara y su hija de corta edad, que llegaron a nuestro país siguiendo los pasos de su amado esposo, John Callender, médico cirujano, Inspector General de los Hospitales de la Legión, en la que se alistó el 4 de Agosto de 1835, sin pensar que reposarían en esta tierra extranjera para la eternidad. Sara falleció en San Sebastián el 31 de Mayo de 1837. Su hija, María Matilde había fallecido con anterioridad en la ciudad de Santander a la temprana edad de 22 meses.
John Callander fue condecorado con la Real Orden de San Fernando de 1ª clase. (1)
La tumba original no tenía a su alrededor verja, siendo esta incorporada al mausoleo aproximadamente a mediados del s.XIX. Tras una restauración del conjunto, no es la original.
A consecuencia de uno de los ataques sufridos en 1993 por este conjunto histórico, la tumba perdió su inscripción en lápida de mármol. No ha restaurada hasta el momento por las autoridades municipales.
En ella se podía leer: (2)
SACRED TO THE MEMORY OF
SARAH, THE BELOVED AND AFFECTIONATE WIFE OF JOHN CALLANDER, ESQr
CHIEF SURGEON IN HER BRITANNIC MAJESTY’S SERVICE, AND LATE INSPECTOR GENERAL OF HOSPITALS
WHO DIED AT SAN SEBASTIAN MAY 31st, 1837, AGED 32 YEARS
ALSO OF MARY MATILDA, THEIR INFANT DAUGHTER
WHO DIED AT SANTANDER JANUARY 19th
---oo0oo---
A LA SAGRADA MEMORIA DE SARA LA AMADA Y QUERIDA ESPOSA DE Dn JUAN CALLANDAR
PRIMER CIRUJANO DE EXERCITO AL SERVICIO DE S.M. BRITANICA
Y INSPECTOR GENERAL DE LOS HOSPITALES B.A.L.
LA CUAL FALLECIO EN SN SEBASTIAN EN 31 DE MAYO DE 1837, A LA EDAD DE 32 AÑOS
ASÍ MISMO AQUÍ YACE MARÍA MATILDE
SU QUERIDA HIJA QUE FALLECIO EN SANTANDER A 19 DE ENERO DE 1836 A LA CORTA EDAD DE 22 MESES
Es curioso que esta tumba, ahora anónima, haya despertado tanto la imaginación y ternura de los donostiarras y visitantes cuando teníamos la oportunidad de poder leer la inscripción de la lápida. Por este motivo, no es de extrañar que algunas veces se encontrase sobre ella un marchito ramo de flores, hecho recogido por D. Manuel Celaya en el Boletín de Información Municipal de 1962. Lamentamos que esto ya no ocurra, pero comprendemos que el visitante, o nuestras nuevas generaciones, desconocen la romántica y triste historia que estas desvencijadas piedras esconden en su interior, como consecuencia de la dejadez y la falta de cuidados.
En la base de esta tumba, exactamente en la esquina derecha mirándola de frente, aparece una lápida de arenisca, utilizada seguramente para completar el suelo del monumento con motivo de la reinauguración del cementerio en 1924. Existe la posibilidad de que este fragmento de arenisca perteneciera a un antiguo mausoleo levantado en Aitz Errota tras el asedio de la Guerra de Independencia, junto a la zona conocida como Pintoré. Podría tratarse de un resto de la tumba original de los oficiales del Real Cuerpo de Ingenieros muertos en 1813, o de un monumento en su memoria, contemporáneo a los hechos, erigido por sus compañeros de armas. Desapareció durante los últimos años de la I Guerra Carlista, seguramente destrozado por las tropas que asediaban nuestra ciudad, aunque aparece en alguno de los paisajes dibujado por los oficiales de la L.A.B. (3)