El verdadero peso que tuvo el Ejército Portugués durante las Campañas Peninsulares de 1808 a 1814, no tiene el reconocimiento que realmente merece. La mayoría de la historiografía utilizada hasta el momento es de origen británico, y en esta se le da siempre un papel secundario, menos relevante que el que realmente desempeñó. Si analizamos el enorme número de efectivos movilizados por esta nación, con más de 150.000 hombres entre ejército de primera línea, milicias y ordenanzas, veremos que no era un ejército integrado en el contingente británico, sino que era, en sí mismo, un gran ejército más o menos independiente. Sus oficiales sí que eran ingleses, y luchaban codo con codo con ellos.

                        Cuando Napoleón planificó la invasión de Portugal, ayudado por su aliado español, no se equivocaba al pensar que no encontraría grandes dificultades para apoderarse de todo el territorio. La institución militar lusa se encontraba profundamente dividida. Incluso se puede apuntar que gran parte de los altos mandos militares, se posicionaron abiertamente del lado francés, como el Marqués de Alorna, Gómez Freire, etc. Estos "afrancesados" pensaban que Portugal desempeñaría un papel más importante en la historia europea, formando parte del vasto imperio que los franceses estaban desarrollando en el territorio continental.

                     Viendo esta situación política y militar, Gran Bretaña estimó, de manera acertada, que una defensa del territorio de su antiguo aliado contra las fuerzas hispano-francesas, sería del todo imposible. Incluso, cuando el Príncipe Regente Joao VI ve que el territorio es invadido, consciente de la inutilidad de una resistencia desesperada, da órdenes de no oponerse a los invasores, y traslada su corte y toda la administración nacional a Rio de Janeiro, en Brasil. Estas dos medidas son importantísimas. La primera, no ofrecer una inútil resistencia, dado que el ejército estaba profundamente dividido y debilitado, y que las principales plazas fuertes se encontraban desguarnecidas, evitó un derramamiento inútil de sangre. La segunda, el traslado de la corte y demás instituciones, la demostración a su antiguo aliado de que a pesar de todo, Portugal no se rendía a las tropas napoleónicas.

                          Los británicos apoyaron completamente este traslado a Brasil. Sus intereses en mantener a Portugal a su lado eran importantísimos. No podemos olvidar que esta nación aún tenía en su poder un enorme territorio colonial, que abarcaba todo el actual Brasil, multitud de islas en el Atlántico, y muchos territorios en África y Asia. Todo este potencial mercado internacional era importante que permaneciera en manos amigas.

                       Cuando los franceses se apoderaron de la nación lusa, las medidas que pusieron en práctica inmediatamente eran claramente opresoras, con el fin de someter totalmente el territorio conquistado. Por un Decreto fechado el 22 de Diciembre de 1807, es disuelto el Ejército, y en Enero de 1808 también desaparecen las Milicias y las Ordenanzas. Todos los soldados con más de ocho años de servicio serán licenciados, y obligados a entregar sus armas a los franceses. Las monturas de las unidades de caballería serán rápidamente integradas en los regimientos de dragones franceses. Los soldados que formaban parte de las mejores unidades, fueron seleccionados para formar la "Legión Portuguesa", que fue enviada a territorio francés, para luchar bajo esta nueva bandera.

                          Pero toda esta situación cambia a partir del 2 de Mayo de 1808. Las tropas españolas dejan de ser aliadas de los franceses. A partir de Junio muchos antiguos militares y soldados portugueses empiezan a volver a sus antiguas unidades. Comienzan a realizarse ataque aislados y escaramuzas contra los franceses, que se ven obligados a concentrar la mayor parte de sus efectivos en los grandes núcleos urbanos.

General Beresford.

                       Los portugueses, mal organizados y carentes del material suficiente, son conscientes de la inutilidad de proseguir en estas condiciones un enfrentamiento tan desigual. Es el momento de llamar al aliado inglés.

                       Los británicos desembarcaron un primer contingente en Agosto de 1808. Pero combatiendo sólo no podría vencer. Era necesario reorganizar y crear, casi de la nada, el nuevo ejército luso.

                        Para lograr este cometido, se llama a todos los militares desmovilizados por los franceses, se concede una amnistía a los desertores y se moviliza a todos los efectivos que habían causado baja entre 1801 y 1807. Se lograron reunir más de 20.000 hombres de infantería mal armados y uniformados, y 3.600 de caballería en peores condiciones que los anteriores. La artillería era la que en mejor estado se encontraba, con casi 4.000 efectivos. Las compañías de Ordenanza recibieron orden de reunirse todos los fines de semana y festivos para ejercitarse.

                         La verdadera carencia de estas nuevas unidades, además de la del material bélico, consistía en la falta de suficientes oficiales bien entrenados. Este hecho motivó una nueva llamada de auxilio a los británicos. Inmediatamente el mando del Ejército Portugués recayó en manos del General Beresford (7 de Marzo de 1809), quien designó para los principales puestos de las diferentes unidades a oficiales ingleses. La mayoría de los Comandantes de División y de Brigada nombrados serán británicos. También ocuparon casi la mitad de los puestos de Comandantes de Regimiento y de Batallón. Cada unidad contaba con una cuarta parte de oficiales de distintos grados de origen británico.

                        El régimen disciplinario impuesto fue severísimo desde el primer momento, gracias al cual las nuevas unidades adquirieron una apariencia totalmente inglesa en su táctica y desarrollo.

                        Llegados al año 1812, veremos que de los 90.000 efectivos aproximados con que cuenta Wellington en la Campaña Peninsular, la mitad de los mismos son portugueses. Su actividad durante la guerra fue enorme. Se vieron envueltos en nada menos que 15 Batallas, 215 Combates de diferentes intensidades, 14 sitios a ciudades en los que participaron en 18 asaltos, en 6 bloqueos y en 12 defensas de plazas fuertes. Sus bajas fueron muy numerosas Algunas fuentes aventuran una cifra de 21.141 hombres, pertenecientes únicamente a las unidades de primera línea, no a las milicia u ordenanzas.

                        Seguidamente veremos los cuerpos militares portugueses que participaron en el asedio de San Sebastián.

 

INFANTERÍA DE LÍNEA

 

                       El Ejército Portugués contaba con un total de 24 regimientos, formado cada uno, como se describe en el gráfico, de dos batallones, que a la vez estaban formados por 7 compañías de 110 bayonetas cada una. Si a estas cifras les sumamos los oficiales, músicos, auxiliares y demás, tendríamos un total aproximado de 1.550 hombres cada uno.

INFANTERÍA LIGERA. -CAÇADORES-

                        Existían 6 batallones de Caçadores, con una formación similar a la Infantería de Línea. La única diferencia radicaba en que de las siete compañías había una formada por fusileros. Estas unidades tenían la misión de enfrentarse a los cazadores y "voltigeurs" franceses. Formaban delante de las grandes unidades de infantería, para hostigar al enemigo antes del enfrentamiento. También desempeñaban funciones similares a las famosas guerrillas españolas, preparando emboscadas, y golpeando donde más duele, en los centros neurálgicos y en las vías de comunicación.

                      Cuando se disolvió la Leal Legión Lusitana, que se componía de 3 batallones con 10 compañías cada uno, se formaron tres nuevos batallones de caçadores, los números 7º, 8º y 9º.