Sobre la existencia o no de una sepultura donde reposa Sir Richard Fletcher en nuestro cementerio, tengo que decir de manera taxativa, que no hay ningún indicio que atestigüe este hecho. La existencia de este fragmento de arenisca con los nombres de los Ingenieros Reales muertos en 1813 Fletcher, Collier, Rhodes y Machel, junto a otra en mármol que comentaré en el apartado lápidas, han originado una gran confusión sobre la antigüedad de los enterramientos de este lugar. Pero insisto, en que son solamente muestras de respeto y recuerdo de compañeros de armas. No hay ninguna tumba actualmente localizada que indique enterramientos anteriores al año 1813.
El estado actual de la tumba de Sara precisa una urgente reparación.
Los ataques sufridos por el conjunto del cementerio a finales de la década de los noventa, dejaron esta sepultura sin la placa de mármol donde se leía la identidad de las personas enterradas en la misma. A esto hay que sumar los daños ocasionados por el movimiento de tierras, que desnivelaron el conjunto ocasionando una gran grieta.
Afortunadamente, en la restauración parcial realizada por Aranzadi en 2013 se consolidó el conjunto con su verja, y se procedió a tapar las grietas y fisuras. Lamentablemente no la lápida de mármol.
En su interior no se conserva ningún resto como consecuencia del paso de los años y la humedad del entorno. Este hecho se constató cuando se procedió a consolidar la sepultura, agrietada por la inclinación del terreno, el año 2013 (4).
(1) British Auxiliary Legion of Spain. Army List, 1st. February, 1836.
(2) DOGSON, E.S. “Notes & Queries”, serie 10, Volumen 3º. 1905. Pág. 361 & 362.
(3) Grabado realizado por el Coronel Claudius S.Shaw en 1836
(4) Estado de la tumba durante su restauración del año 2013.
Foto del interior de la Sociedad de Ciencias Aranzadi.
9.2.- CORONEL OLIVER DE LANCEY (15 de Marzo 1837)
Alistado el 4 de Julio de 1835 y destinado como Coronel del 8º Regimiento de la L.A.B. el 11 de Julio de 1835, es calificado en la obra de Somerville como uno de los mejores oficiales de la Legión. La familia De Lancey, originaria de la región de Normandía, se asentó como consecuencia de las persecuciones religiosas contra los hugonotes en los territorios británicos de América del Norte, donde prosperaron comercialmente hasta la independencia de las colonias.
Pertenecía a una familia con larga tradición militar, destacaron sobre todo en la Guerra de Independencia Americana defendiendo los derechos del Rey George. Su abuelo Oliver de Lancey I, fue Brigadier General. Su padre, Oliver de Lancey II fue General, y tras la independencia de las colonias regresó a Europa. Tras una investigación por desvío de fondos y otras irregularidades, paso a un segundo plano, retirándose a Edimburgo, ciudad donde falleció en 1822. (1)
Era primo del Coronel Guillermo L. M. Tupper del 6º de Granaderos Escoceses, que descansa en la tumba de al lado.
Oliver de Lancey nació en la pequeña isla de Guernsey el año 1803. Sus padres, ricos comerciantes de la isla, fueron John, nacido en Nueva York, y Caroline Carey, quienes tuvieron tres hijos, de entre los que nuestro protagonista era el segundo. (2)
El 30 de Marzo de 1818 ingresó como Teniente 2º en el 60º Regimiento de Rifles, unidad originariamente creada en las colonias americanas, donde había servido con anterioridad su padre. Con esta unidad estuvo en su 3º Batallón, destinado en la India ese mismo año, y en Isla Mauricio. Fue ascendido a Teniente 1º el 17 de Junio de 1821, para finalmente ser destinado como Ayudante de Campo en el Estado Mayor del General Sir Charles Colville, Comandante de Bombay, donde recibió un nuevo ascenso el 7 de Agosto de 1829, esta vez a Capitán. (3)
El 60º Regimiento recibió orden de regresar a la metrópoli el año 1832, aunque durante su viaje de vuelta a casa estuvo destinado un tiempo en la base británica de Gibraltar. Durante su estancia en esa colonia aprendió español, y se interesó por los asuntos políticos españoles. (4)
Al crearse la Legión Auxiliar Británica en 1835, se alistó el 4 de Julio, junto a su primo W. Tupper, seguramente, al igual que él, cansado de la inactividad cuartelera, e influenciado por las ideas románticas y liberales que predominaban entre la alta sociedad británica de esos años. (5)
Dentro de la Legión se le dio el cargo de Ayudante Adjunto General dentro del Staff de su Estado Mayor. Precisamente otro familiar suyo, John Gaspard Le Marchand era el titular de esa plaza. Embarcó en el vapor “Earl of Lynedoch” (6), nombre con malos recuerdos para nuestra ciudad de San Sebastián, ironías de la historia, rumbo a Santander en Julio de 1835, donde arribaron con bastante retraso tras un accidentado viaje en el que a punto estuvieron de naufragar tras haber chocado, a consecuencia de la espesa niebla, contra los arrecifes de Ushant, en la Bretaña.
Nada más pisar tierras españolas fue destinado a la plaza de San Sebastián.
Su primer combate contra las tropas carlistas no tardó mucho en llegar, y se desarrolló en el mismo terreno que más tarde le costaría la vida, Oriamendi. Esta vez se trató de una expedición de reconocimiento, que tuvo que regresar a San Sebastián rápidamente tras la reorganización de las fuerzas carlistas después de la sorpresa inicial. En el libro de Órdenes Generales de la Legión dejó escritas sus impresiones del combate, en las que aventuraba la necesidad de un cambio táctico, ya que las tropas carlistas eran más de emboscadas y escaramuzas, apuntando que la adopción de las técnicas de la infantería ligera serían las más apropiadas. (7)
El 17 de Diciembre de 1835 abandona la ciudad de San Sebastián junto al Coronel Greville para cumplir con las misiones inherentes a su cargo en Santander. Estas consistían en organizar el hospital y cuartel de la Legión, levantado en el Convento de Monte Corbán, donde se encontraban más de mil soldados británicos enfermos o heridos, en una calamitosa situación de abandono, al no haber podido acompañar a sus unidades en su viaje a Vitoria.
Tras su exitosa misión, fue condecorado con la Cruz de la Orden de San Fernando.
Durante esos días la situación de la futura capital guipuzcoana se complicaba ante la creciente presión del bloqueo carlista. De Lancey fue uno de los responsables encargados para organizar junto al Mayor Coronel Greville, de manera apremiante, un contingente militar en ayuda de la futura capital de Guipúzcoa. Esta expedición, mandada por el mismísimo Teniente General Evans, partió en los vapores “Isabel II” y “Reina Gobernadora” hacia San Sebastián, y De Lancey fue uno de sus integrantes.
Desembarcó en la ciudad el 23 de Abril de 1836.
Tras la batalla del 5 de Mayo de 1836 por los Altos de Ayete, en la que la victoria se decantó a favor de los Británicos a pesar de unas terribles pérdidas, entre las que se encontraba su primo, el Coronel W. Tupper, embarcó rumbo a Gran Bretaña junto al Teniente General Evans, regresando el 20 de Mayo en el vapor “Salamander”.
Participó en los combates de Pasajes y de Hondarribia, y tuvo un papel muy activo intentando solucionar los problemas de los retrasos en las pagas a las unidades británicas, para lo cual viajó a Madrid el 18 de Agosto de 1836. Nuevamente parece que su misión y diplomacia dieron sus frutos, haciéndose incluso amigo del Ministro Argüelles (8). Otro gran problema con el que tuvo que mediar, fue el deseo de abandonar la Legión al primer año de servicio de muchos oficiales, en lugar de a los dos comprometidos originalmente.
El ataque carlista del 1 de Octubre de 1836 contra las tropas cristinas posicionadas en Alza fue durísimo para ambos bandos. De Lancey es mencionado por su distinguida acción y valor demostrado por el propio Teniente General Evans, quien resultó herido.
En marzo de 1837, la ofensiva de las tropas hispano-británicas contra Hernani, inicialmente exitosa, se convertirá en un total desastre tras la inesperada llegada de las tropas carlistas de reserva al mando del Infante Sebastián. De Lancey, al mando del 1º Regimiento de Rifles, se encontraba despachando junto al General Fitzgerald cuando recibió, igual que lo ocurrido a su primo Tupper un año antes, el impacto de una bala de mosquete en la cabeza. (9)
Cayó mortalmente herido en la batalla de Oriamendi el 15 de Marzo de 1837.
Trasladado en estado crítico a San Sebastián, con un proyectil alojado en la cabeza que no pudo ser extraído, fallecerá una semana después, el 22 de Marzo de 1837. Es casi seguro que también permaneciera ingresado en el Hospital Militar de la Legión del antiguo Convento de San Telmo.
Su entierro, fue encabezado por su primo John Gaspard Le Marchand, y al igual que cuando se enterró a W. Tupper revistió una solemnidad enorme. Fue descrito minuciosamente en la crónica del “The Times”. (10)
“Ayer, pese a la recia galerna desatada desde el oeste y la lluvia que caía torrencialmente, la numerosa concurrencia a la procesión funeral del muy lamentado Coronel De Lancey emprendió, abatida, su triste camino de ascenso hacia la parte más escarpada del monte del castillo hasta el lugar donde, como le había confesado el propio finado a un amigo, sólo unos días antes del 15 de Marzo, deseaba ser enterrado en caso de que su destino fuera caer en el campo de batalla.
Su regimiento, el 1º, encabezaba la comitiva en posición de brazos caídos, portando los fusiles entre codos y cuerpo. El ataúd, precedido de una magnífica banda de música que interpretaba una solemne marcha fúnebre, fue seguido por el General Evans, Lord John Hay, el Coronel Wylde, oficiales españoles e al to rango, todos los oficiales de la Legión Auxiliar Británica que no estaban de servicio y por todos los civiles, tanto ingleses como españoles, que habían tenido la fortuna de conocer y estimar al fallecido.
El servicio religioso del funeral fue leído por el Reverendo Mr. Farr, clérigo de la iglesia de Inglaterra que se encuentra de visita al General Evans. Mientras la tumba se cerraba para siempre sobre los restos del Coronel De Lancey, no hubo uno sólo de los asistentes entre los que permanecían alrededor que no desear la paz eterna al gallardo espíritu que alentó sus restos mortales.”
Su testamento fue abierto y legalizado un año después en Londres, y en él dejaba todas sus pertenencias a sus hermanos Peter y Caroline, por partes iguales, y todo lo heredado en cada una de las partes, pasará al hermano que sobreviva de los dos, que en este caso fue Caroline. (11)
La familia De Lancey ya había formado antes parte de la historia de San Sebastián. William Howe De Lancey, primo del padre de nuestro Coronel, fue un oficial del Estado Mayor del ejército aliado al mando de Lord Wellington, y firmante de la capitulación de los defensores franceses de nuestra ciudad el año 1813. Posteriormente fallecería en la famosa batalla de Waterloo.
El estado actual de la sepultura es muy malo, ya que al deterioro de las inscripciones, cada vez menos legibles, hay que añadir que en las anteriores restauraciones nunca se procedió, no entiendo el porqué, ni a la limpieza de la piedra, ni a la colocación de la cruz que originalmente coronaba el monolito. Esa cruz se puede ver en la fotografía existente de la visita de los familiares de W. Tupper a mediados de 1860, y ya no vuelve a aparecer en ningún otro documento gráfico, incluidas las fotografías de la inauguración del cementerio de 1924.
La inscripción dice: (12)
SACRED TO THE MEMORY OF
COLONEL
OLIVER DE LANCEY
KNIGHT OF St. FERDINAND
DEPty ADJUTANT GENERAL
BRITISH A. LEGION
WHO fell in THE MOMENT OF VICTORY
ON THE HEIGHTS OF HERNANI
15th MARCH 1837. R.I.P.
----oO0oO----
A LA SAGRADA MEMORIA DEL
CORONEL OLIVER DE LANCEY,
CABALLERO DE LA ORDEN
MILITAR DE SAN FERNANDO
DEPUTADO AYUDANTE GENERAL
DE LA LEGION BRITANICA
QUE CAYÓ HERIDO MORTALMENTE
EN EL MOMENTO DE LA VICTORIA
EN LAS ALTURAS DE HERNANI
EL 15 DE MARZO DE 1837 – R.I.P.
No deja de ser irónico que se lea “en el momento de la victoria”, cuando en realidad fue una catástrofe para las armas cristinas.
(1) SABINE, LORENZO. “Biographical Shetches of Loyalistes of the American Revolution with and Historical Essay”. Vol. I. Pág. 366.
(2) PAULA GARCÍA, FRANCISCO de. “Los Románticos de Urgull. Crónica de William Tupper y Oliver de Lancey en San Sebastián”. Delegación en Corte de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. Madrid. 2018. Pág. 12.
(3) STEPHENS, HENRY MORSE. “Dictionary of National Biography, 1885 – 1900”. Vol. 14
(4) Ibiden.
(5) PAULA GARCÍA, FRANCISCO de. “Los Románticos de Urgull. Crónica de William Tupper y Oliver de Lancey en San Sebastián”. Delegación en Corte de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. Madrid. 2018. Pág. 26.
(6) El Teniente General Sir Thomas Graham, máximo responsable del saqueo, incendio y casi total destrucción de San Sebastián fue recompensado por su actuación durante la Guerra de Independencia con el título de Barón de Lynedoch.
(7) PAULA GARCÍA, FRANCISCO de. “Los Románticos de Urgull. Crónica de William Tupper y Oliver de Lancey en San Sebastián. Delegación en Corte de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. Madrid. 2018. Pág. 35.
(8) URBAN, SILVANUS. “The Gentleman’s Magazine”. Vol. VII. 1837. January to June, inclusive. London. 1837. Pág. 545.
(9) Cromolitografía publicada el año 1890 por Felipe González Rojas, que representa el momento en que es herido de muerte el Coronel Oliver de Lancey.
(10) PAULA GARCÍA, FRANCISCO de. “Los Románticos de Urgull. Crónica de William Tupper y Oliver de Lancey en San Sebastián. Delegación en Corte de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. Madrid. 2018. Pág. 67.
(11) Ibidem. Pág. 80.
(12) DOGSON, E.S. “Notes & Queries”, serie 10, Volumen 3º. 1905. Pág. 361 & 362.
9.3.- CORONEL WILLIAM le MESURIER TUPPER (5 de Mayo 1836)
Primo hermano del anterior, William Tupper era Teniente Coronel al mando del 6º Regimiento de escoceses de la Legión Auxiliar Británica.
Nacido el año 1804 en la isla de Guernsey, vivió en la mansión de su acomodada familia. Inició sus estudios de infancia en el elitista Elisabeth College de Guernsey, igual que su primo Oliver de Lancey.
En Septiembre de 1823 se incorporó como Teniente 2º en el 23º Regimiento de Infantería de Línea británico (1), también conocido como Royal Welsh Fusiliers, con base en Gibraltar. En 1826 compró nuevamente un ascenso, esta vez a Capitán en el mismo regimiento.
Los problemas dinásticos en el vecino reino de Portugal, con la usurpación de la corona por parte del pretendiente absolutista Miguel, propiciaron la intervención de un cuerpo expedicionario británico el año 1827 en el que participó Tupper con su regimiento.
Tras regresar a la base gibraltareña al finalizar la aventura portuguesa, en agosto de 1828 se desató una terrible epidemia entre las filas del regimiento. Se trataba del temida fiebre amarilla, que no pudo ser correctamente combatida por el oficial médico del regimiento, hecho que le costó un consejo de guerra. En esos duros momentos, W. Tupper destacó entre los oficiales al dedicarse a cuidar personalmente de los hombres de su unidad infectados, una auténtica temeridad, sin miedo alguno a convertirse en una víctima más.
Desde la colonia de Gibraltar, se apoyaba de manera más o menos encubierta a los españoles seguidores de las ideas liberales, perseguidas en España por el absolutismo de Fernando VII, y por supuesto, se mostraba también gran simpatía por los independentistas americanos, en plena guerra contra la metrópoli española. En una ocasión un buque corsario colombiano se refugió en aguas gibraltareñas a consecuencia de una galerna. Enteradas las autoridades españolas, comenzaron a bombardearlo de inmediato. El entonces Capitán Tupper, junto a otros miembros del 23º, se embarcó en un bote para salvar a la tripulación bajo un intenso fuego de mosquetes. (3)
Se alistó en la Legión Auxiliar Británica el 4 de Julio de 1835, casi seguro junto a su primo Oliver de Lancey (4), tal vez llamado por la aventura, tal vez por el ascenso a Teniente Coronel y el consiguiente mando de uno de los regimientos, el 6º de Infantería escocés. No hay duda de que se trataba de un militar amante de la acción, y seguramente la inactividad de los cuarteles, tal y como apunta en su libro Francisco de Paula, le resultara insoportable.
Nada más llegar a la Península, fue enviado con su regimiento a Portugalete, y el 11 de Septiembre de 1835 tuvieron su primer bautismo de fuego en la acción de Arrigorriaga. Precisamente es en esta acción donde resultará herido en una pierna, con el resultado de ser apartado del servicio, un hasta entonces anónimo soldado carlista, el famoso bardo Iparraguirre. Esta herida le ocasionó para el resto de su vida una molesta cojera. (5)
Ese mismo mes de Septiembre, como oficial al mando del regimiento, recibió un curioso desafío por parte de las tropas carlistas, en el que se proponían un enfrentamiento singular. Mil quinientos hombres de cada bando lucharían sin ningún tipo de ayuda exterior, hasta la total aniquilación de una de las partes. Tupper contestó que no aceptaba desafíos de gentes que solamente sabían luchar mediante emboscadas, pero que en campo abierto, estaría dispuesto a enfrentar a su regimiento, compuesto por unos seiscientos hombres, contra mil de los carlistas. El desafío no fue aceptado. (6)
El 6º de Granaderos Escoceses fue movilizado y se unió a la marcha de la Legión hacia Vitoria. Una dura marcha, y un peor destino, en el que la falta de alojamientos adecuados, y una terrible epidemia de tifus, harán que las tropas británicas sean diezmadas lentamente.
Otra curiosa anécdota con nuestro coronel como protagonista, ocurrió durante esa marcha realizada por la Legión desde el 31 Octubre 1835 al 3 de Diciembre del mismo año, finalizada tras su llegada a Vitoria. Cuando aún se encontraban en terrenos colindantes con las levantiscas provincias vascas, Henry Wilkinson, cirujano de la Legión, acudió al Teniente Coronel Tupper para informarle de la existencia de una joven a punto de dar a luz, y que sin la ayuda de uno de nuestros cirujanos corría gran peligro su vida y la de su bebé. Adjudicó el coronel una escolta de treinta hombres para que el señor Jenner, cirujano ayudante del 6º Regimiento de Granaderos Escoceses la atendiera correctamente. Esta medida era algo peligrosa, ya que el grupo se quedaría rezagado del principal cuerpo, en la retaguardia, muy expuesto a un ataque enemigo. Afortunadamente, las tierras en que se desarrollaron los hechos aquí narrados, no eran totalmente favorables a la causa carlista, por lo que todo transcurrió con normalidad. La muchacha, de diez y siete años de edad, dio a luz a una niña preciosa. El señor Jenner ofició como padrino en su bautizo, siendo llamada la niña Isabel Medina de Pomar Berry (puede que haya adoptado como nombre el de la población donde vio por primera vez la luz, Medina de Pomar). (7)
La situación en la capital alavesa fue cada vez más insostenible. Se llegó a calificar a Vitoria como la “ciudad de la muerte”. El Teniente General Evans, ante el cariz que tomaban los acontecimientos en cuanto a higiene, alojamientos y suministros, negoció la salida de la Legión hacia la costa, donde podría operar con el apoyo de la Armada Británica del Comodoro Sir John Hay, por lo que comenzó su repliegue hacia Santander. Siguiendo estas nuevas órdenes, la “Brigada Ligera”, de la que formaba parte el 6º de Escoceses de Tupper, partió el 12 de Abril de 1836 de Vitoria. El trayecto hacia la capital santanderina sólo duró ocho días.
La situación de la actual capital guipuzcoana era terrible. Se encontraba sitiada por las tropas carlistas, y sometida a un continuo fuego de artillería. En cualquier momento se temía su caída en manos del pretendiente. Se destinó urgentemente a la Legión para reforzar la ciudad e intentar levantar el asedio. La víspera, antes de zarpar hacia el puerto donostiarra, los oficiales celebraron una cena en Santander, donde coincidieron Tupper y su primo de Lancey,
Embarcados en los vapores “Isabel II” y “Reina Gobernadora”, W. Tupper llega a San Sebastián el 23 de Abril de 1836.
Nada más llegar a Donostia, fue ascendido al rango de Coronel, asumiendo el mando de la Brigada Ligera, ya que su titular, el General Reid (8), se encontraba enfermo. La necesidad de un buen oficial al mando de la unidad era acuciante, ya que se preparaba una gran acción militar para el 5 de Mayo, fecha elegida por las tropas hispano-británicas para intentar romper el bloqueo terrestre, atacando directamente las trincheras enemigas de los altos de Ayete.
La inminente lucha, su petición aceptada para encabezar el ataque con su regimiento, y sus siempre presentes malos augurios, hicieron que testara el 4 de Mayo en San Sebastián.
La madrugada del 5 de Mayo, unos 6.500 hombres, organizados en tres columnas, se acercaron sigilosamente a las líneas carlistas. Una vez detectados los chapelgorris, que encabezaban la marcha, comenzó la batalla por los Altos de Ayete. Fue una batalla encarnizada, en la que la llegada de dos vapores de guerra británicos, el “Salamander” y el “Phoenix”, decantó a favor de los liberales gracias a sus certeros disparos desde la bahía de La Concha. (9)
Durante la batalla por el dominio de los altos de Ayete, tras asumir nuevamente el mando de la brigada al resultar herido en el cuello Reid, fue herido en un hombro, pero cubrió la herida con su capa para no desmoralizar a la tropa, siguiendo en la lucha durante dos horas más. Los regimientos de Zaragoza y Oviedo, los voluntarios de Guipúzcoa (Chapelgorris), la compañía movilizada de Guardias Nacionales, el 3° y 6 ° Regimientos de la L.A.B. y la Compañía de Rifles de la Legión penetraron por el centro de las líneas enemigas, apoderándose de varias casas fortificadas y del cañón enemigo que defendían esa parte de sus líneas. En este sitio exacto, una bandera de los carlistas izada en el centro de sus fortificaciones, indicando su intención de no dar cuartel, se convirtió en el premio de los Granaderos de Westminster (6º Regimiento), a las órdenes del Teniente Coronel Churchill. En ese lugar encontró la muerte el General carlista Sagastibelza. También en ese lugar el Coronel Tupper recibió su última y mortal herida. Una descarga de fusilería lo alcanzó en la cabeza, casi al final de los combates. Inmediatamente acudió a socorrerle el Mayor Malcolm Ross, al que pidió agua, y dijo que “no era nada” y que “podría continuar en unos minutos”, pero se desvaneció casi inmediatamente. (10)
Estos hechos ocurrieron el 5 de Mayo de 1836.
Trasladado en grave estado a San Sebastián, es casi seguro que fuese cuidado en el actual Museo de San Telmo, antiguo convento de la orden dominica, convertido en esas fechas en el principal Hospital Militar de la B.A.L. En ese hospital desarrolló gran parte de sus trabajos el Inspector General Adjunto de los Hospitales de la Legión Rutheford Alcock, aunque es casi seguro que este no pudiese atenderle, ya que también había resultado herido en los combates por Ayete. (11)
Al examinar su cuerpo descubrieron que tenía dos contusiones, una en el hombro y otra en el costado, y que su schakó se encontraba perforado por un proyectil. No tuvo dolores continuos, aunque sufrió ocasionalmente un dolor intenso, especialmente por la contusión en el costado, y habló de su inminente muerte con la mayor compostura y fortaleza. El día antes de su fallecimiento llamó a su amigo, el general de brigada Le Marchant, a su cama, a quien le comentó que había dejado escritas sus últimas voluntades. William Tupper falleció a consecuencia de sus heridas el 13 de Mayo de 1835 a las dos de la tarde. (12)
Tras su muerte se le practicó la autopsia, descubriendo los cirujanos un fragmento de metralla del tamaño de un guisante dentro del cerebro, introducido media pulgada, lo que también le provocó una fractura del cráneo (13). Todo el equipo médico se sorprendió que sobreviviera con esas heridas nada menos que ocho días (14).
Tupper siempre había tenido un fuerte presentimiento de que su muerte sería en un combate. En sus conversaciones con los oficiales, tanto españoles como británicos, siempre comentaba este presentimiento, añadiendo que su deseo era morir en batalla (15).
La batalla, aunque significó el primer gran triunfo para la Legión Auxiliar Británica, tuvo un coste enorme en muertos y heridos en comparación a las bajas carlistas, que protegidos por sus trincheras, sufrieron menos el mortífero fuego de los atacantes.
El corresponsal del “Courier”, seguramente presente en las exequias fúnebres del Coronel, nos regala una detallada crónica de cómo se desarrolló el entierro.
“Nada podría superar el serio y respetuoso comportamiento de la población de San Sebastián, alineada por las calles de la ciudad y hasta el lugar donde había caído y fue enterrado, deseosa de pagar su último tributo de respeto a los restos del gallardo soldado caído en su defensa en la primavera de su vida”
El Brigadier General Reid fue el encargado de recitar “un hermoso servicio de funeral ante sus restos” (16).
Tenemos la suerte de conocer gracias a esta crónica incluso el orden de la comitiva fúnebre:
Tte. Cor. Malcolm Ross
PELOTÓN DE FUSILEROS
BANDA MÚSICA
Caballo de W. Tupper
FÉRETRO
A hombros de
Cor. Colquhoun
Cor. Godfrey
Tte. Cor. Churchill
Cor. Ross
Brig. Gen. John-Gaspard Le Marchant
Inspect. Gen. Hosp. Dr. Culloden
Inspect. Gen. Hosp. Dr. Dicker
Sub Inspect. Gen. Hosp. Dr. R. Alcock
Sub Inspect. Gen. Hosp. Dr. Wilkinson
6º REG. GRANADEROS ESCOCESES
DESTACAMENTO ARTILLERÍA
OFICIALES BRITÁNICOS Y ESPAÑOLES
Tte. General George de Lacy Evans
Gobernador español
Exmo. Ayuntamiento de San Sebastián
Cor. Wylde
Comisionado de S.M. Británica
Cónsul de Francia
Capt. Henderson
Oficiales del HMS Phoenix
Fue enterrado en el lugar donde cayó muerto, junto al caserío conocido como Santa Teresa, donde permanecieron sus restos aproximadamente un año. Posteriormente fue exhumado y nuevamente enterrado en su morada definitiva, situada en el Cementerio de los Ingleses de San Sebastián, aunque el panteón aún no tenía el aspecto que conocemos actualmente.
El testamento de William Tupper dejaba la mitad de sus propiedades a su hija Wilhelmina María, residente en ese momento en la colonia de Gibraltar, donde nació el 17 de Enero de 1834, justo antes de la marcha de su regimiento a Gran Bretaña. Tras el fallecimiento de su padre fue trasladada a Inglaterra para ser educada en el seno de su familia. El resto de sus bienes los dejaba a su sobrino Daniel William Tupper, hijo de su hermano Daniel. Es muy probable que la madre de esta niña hubiese fallecido antes de 1836. (17)
ON COLONEL TUPPER, (18)
Who was mortally wounded in the engagement at St. Sebastian, May 5, 1836.
Hark! the voice of Freedom resounds once more,
Appalling the tyrant of every shore;
But gladdening the hearts of the brave and free,
And rousing sweet Liberty's chivalry.
From the land of romance and of ladye-love,
From the land of the olive and citron grove,
Where the dark flashing eye of proud beauty darts
Irresistible love into noble hearts;—
From the land of the South and the glowing vine,
Loud rushes armed Liberty's voice divine !
Through sunny Hispania the summons flies
Till it spreads to the shores of her firm allies,
And Britannia's sons to their banners fly,
For freedom to conquer, for freedom to die!
And the call was soon heard through the isles of the sea
That proudly own Albion's sovereignty;
But in none did it wake such sympathy
As in Sarnia, the sweet little gem of the sea,
The loveliest jewel that ever was set
In imperial crown or coronet:
The Norman line, the true Norman blood
With Norman valour and hardihood,
Existed still in that blissful spot,
In the lordly mansion and lowly cot.
But one there was of that lovely isle
Who had ever bask'd in Fortune's smile ; –
Not a braver heart, not a nobler soul,
Could be found in the realms between either pole;
Not a knight in bold William the Conqueror's train,
When he vanquished the beautiful Queen of the main ;
Not Rollo the brave, with his warrior host,
Of a braver heart than his could boast.
And he, when Hispania's watch-word came,
Rushed forth to the war on the wings of fame :
Not for lucre did he his sweet home resign,
But to offer his sword at Liberty’s shrime;—
And though when he sped from his island strand
He presaged his death in the stranger's land—
Yet his dauntless bosom derided fear
As the bark bore him on to his bright career.
And of Scotia's sons an invincible band
Await the brave Sarnian chief’s command ; —
And soon the shrill clarion resounds to the fight,
And high beats the warrior's breast with delight ;
On, foremost, he rushes to beard the foe,
Lays many a serf of the tyrant low ;–
Though a voice had whispered his death should be
The costly price of the victory,
Yet too heedless of danger, too reckless of life,
He still dashes on through the heat of the strife!
With vengeful fury the foemen see
The hero's career of victory,
And maddened they aim the covert blow
That is destined to lay the brave conqueror low;
Yet he heeds not his wounds, though deadly they be,
For he hears the loud cry of glad victory !
The tyrant was vanquished—but, alas ! he had dealt
A blow by each heart of the legion felt,
O'er the bright sun of triumph a cloud was cast—
The Sarmian hero was breathing his last !
But in victory's arms he still lingered awhile
To wander in thought to his own native isle :
From his bosom escaped a parting sigh,
A tear-drop gushed from his closing eye
As he thought of the home of his childhood's hours,
Of its magic vales and its peaceful bowers,
Of the isle-gemm'd sea that engirt his home,
And the musical play of the pearly foam,_
Of the loving and loved that would mourn his fate,
Yet would proudly his deeds to their sons relate.
But, alas ! the vision recedes from his eye,
With the beautiful earth and the glorious sky—
Death darkens the scene—and the warrior's soul
Is calmly winged to its heavenly goal
But though he fell on a distant shore,
There are bosoms there who his loss deplore:
Soft pity bursts forth from the hearts and eyes
Of the warrior chiefs as the warrior dies :
And a noble train of the free and brave
Attended the chief to his foreign grave,
With glory's proud honours and laurels crowned,
To the muffled drums, and the trumpets' sound,
With solemn march and funereal gloom,
He was borne in sad pomp to his warrior-tomb;
And hearts that in battle faced death without fear,
Shed over the tomb of brave Tupper a tear.
J. D. PIERCEY.
CONSAGRADO A LA MEMORIA DE
GUILLERMO L.M. TUPPER
CORONEL DEL 6º ESCOCESES B.A.L.
Y ANTES DEL REG. Nº 25 DE S.M.B.
QUIEN A LA CABEZA DE SU CUERPO
A LA TOMA DE AYETE
EL 5 DE MAYO DE 1836
CAYÓ HERIDO MORTALMENTE
A LOS 32 AÑOS DE EDAD
-----o0o-----
SACRED TO THE MEMORY OF
WHILIAM I.M. TUPPER
COLONEL OF THE 6º SCOTCH B.A.L.
AND LATE OF THE 23º R.W.E.
WHO AT THE HEAD OF HIS REGº
AT THE TAKING OF AYETE
ON THE 5 OF MAY 1836
FELL MORTALLY WOUNDED
AT 32 YEARS OF AGE
(1) Este regimiento participó en los trágicos acontecimientos sufridos por nuestra ciudad el 31 de Agosto de 1813, con un destacamento de unos 30 voluntarios, que acudieron a la llamada de Wellington para reforzar el asalto a las brechas, tras el fracasado asalto del 25 de Julio.
(2) OWEN, BRIAN R. “Shako of Colonel William le Mesurier tupper, 6th. Scots Grenadiers, 1836”. Journal of the Society for Army Historical Research. 2000. Pág. 77 a 80.
(3) PAULA GARCÍA, FRANCISCO de. “Los Románticos de Urgull. Crónica de William Tupper y Oliver de Lancey en San Sebastián. Delegación en Corte de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. Madrid. 2018. Pág. 22.
(4) Ibidem. Pág. 26.
(5) Ibidem. Pág. 29.
(6) RICHARDSON, JOHN. “Movements of the British Legion”. Londres, 1837, Pág. 19 & 20.
(7) WILKINSON, HENRY. “Apuntes Paisajísticos y Musicales de las Provincias Vascas”. 1838. Publicado por la Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián. 1976. Pág. 128 & 129.
(8) William Reid. (1791 - 1858).
Veterano de la campaña peninsular de Lord Wellington, como oficial del Real Cuerpo de Ingenieros, estuvo presente en el asedio de Ciudad Rodrigo, de Salamanca, en la Batalla de Vitoria y en el asedio de San Sebastián de 1813, en el que resultó herido por una disparo en el cuello durante el fallido asalto a las brechas del 25 de Julio. Fue uno de los dos oficiales que se internaron por el acueducto subterráneo de San Sebastián, donde se preparó una mina contra el hornabeque de San Carlos.
Posteriormente participará en el paso del Adour, Nivelle, Nive y Toulouse. Tras finalizar la Guerra contra el Imperio francés, es destinado en varios enclaves, hasta su alistamiento en la Legión Británica, tras haberle ofrecido el mando de una Brigada su amigo personal el Teniente General Lacy Evans.
Fue nombrado Gobernador de las islas Bermudas el año 1839, y es recordado con el sobrenombre de “el buen gobernador”.
Tras ejercer el mando en otros destinos por el mundo, como el de Gobernador de Malta, regresó finalmente a Gran Bretaña donde falleció tras una breve enfermedad el verano de 1858.
(9) Óleo anónimo que representa el bombardeo del “Salamander” y del “Phoenix” contra las posiciones carlistas de Ayete y de Lugariz. Colecc. Untzi Museoa – Museo Naval.
(10) “British Auxiliary Legión. Aportación a la I Guerra Carlista”. Extraído de la Orden General publicada por el Cuartel General de la Legión con motivo de la acción del 5 de Mayo de 1836.
(11) ANÓNIMO. “Journal of the Movements of the British Legion”. London. 1836. Pág. 262
(12) BROCK TUPPER, FERDINAND. “Family Records containing Memoirs of Major General Sir Isaac Brock K.B. Lieutenant E.W. Tupper. R.N. and Colonel William de Vic Tupper, with notices of Major General Tupper and Lieut. C. Tupper, R.N. to which are added The Life of TE-CUM-SEH, a memoir of colonel Havilland Le Mesurier, &c,&c.&c”. Guernsey/London. 1835. Pág. 229.
(13) En “The Times” del 23 de Mayo se indica que la naturaleza de su herida en la cabeza, no dejaba lugar a la esperanza de una satisfactoria recuperación, al haber entrado la bala de fusil por la frente y salido por detrás de la oreja. También menciona que el proyectil debió de romperse, por lo que se encontró en la autopsia un fragmento del mismo alojado en el cerebro.
(14) BROCK TUPPER, FERDINAND. “Family Records containing Memoirs of Major General Sir Isaac Brock K.B. Lieutenant E.W. Tupper. R.N. and Colonel William de Vic Tupper, with notices of Major General Tupper and Lieut. C. Tupper, R.N. to which are added The Life of TE-CUM-SEH, a memoir of colonel Havilland Le Mesurier, &c,&c.&c”. Guernsey/London. 1835. Pág. 229.
(15) PAULA GARCÍA, FRANCISCO de. “Los Románticos de Urgull. Crónica de William Tupper y Oliver de Lancey en San Sebastián. Delegación en Corte de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. Madrid. 2018. Pág. 38.
(16) BROCK TUPPER, FERDINAND. “Family Records containing Memoirs of Major General Sir Isaac Brock K.B. Lieutenant E.W. Tupper. R.N. and Colonel William de Vic Tupper, with notices of Major General Tupper and Lieut. C. Tupper, R.N. to which are added The Life of TE-CUM-SEH, a memoir of colonel Havilland Le Mesurier, &c,&c.&c”. Guernsey/London. 1835. Pág. 231 & 232.
(17) PAULA GARCÍA, FRANCISCO de. “Los Románticos de Urgull. Crónica de William Tupper y Oliver de Lancey en San Sebastián. Delegación en Corte de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. Madrid. 2018. Pág. 78 & 79.
(18) GUERNSEY & MAGAZINE, Junio 1836.
(19) PAULA GARCÍA, FRANCISCO de. “Los Románticos de Urgull. Crónica de William Tupper y Oliver de Lancey en San Sebastián. Delegación en Corte de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. Madrid. 2018. Pág. 86 & 87.
(20) DOGSON, E.S. “Notes & Queries”, serie 10, Volumen 3º. 1905. Pág. 361 & 362.
9.4.- MARISCAL DE CAMPO MANUEL GURREA (29 de Mayo 1837)
Es el único de los militares enterrados en este cementerio que tuvo representación familiar, gracias a un descendiente suyo, D. Joaquín Bellsolé Gurrea (1), en la inauguración del cementerio el año 1924.
Se trata de Manuel Antonio de Gurrea, nacido en Olite (Navarra), el 19 de Julio del año 1790, el único español que descansa en este cementerio militar. Este hecho, seguramente, se deba a dos motivos. El primero a que sus ideas totalmente liberales seguramente chocaron en más de una ocasión con las autoridades eclesiásticas, y el segundo su gran amistad con el Teniente General Lacy Evans, jefe de la Legión Auxiliar Británica.
Su carrera militar arranca como consecuencia de su pronto levantamiento en armas contra las tropas invasoras francesas en la llamada Guerra de Independencia. Formó junto a sus dos hermanos, José María y Pedro, una de las primeras guerrillas que tantos quebraderos de cabeza dieron al invasor francés. Su grupo de unió a las fuerzas que se iban formando entorno a un gran cabecilla militar Javier Mina.
Este fue hecho prisionero, por lo que tomó el relevo su hermano, el famoso Espoz y Mina, junto al cual desarrollará casi toda su carrera y aventuras futuras.
El 16 de Junio de 1810, con el rango de Alférez, recibe el mando de una de las compañías de Guías, con la que participará en la primera “Sorpresa de Arlabán” en 1811. Inmediatamente después de esta acción es ascendido al empleo de Teniente, y se le encomienda la misión de guiar hasta Valencia la columna formada por los prisioneros españoles liberados en esta acción, y los prisioneros franceses capturados.
En Octubre de 1811, al mando de un escuadrón de Húsares de Navarra se distingue en la acción que se desarrolla en Plasencia de Gállego (Aragón).
El año 1812 participará en la “sorpresa de Robles” (3 de Abril), en los combates desarrollados junto a Sangüesa, y en el combate de Ayerbe, junto al cabecilla Joaquín de Pablo, alias “Chapalangarra”. Su graduación desde el 18 de Mayo de 1812 era la de Capitán.
Durante 1813 es ascendido al grado de Comandante del escuadrón de Húsares de Navarra (3 de Enero), que luego será denominado Cazadores de Navarra. Participará en la acción de Fraga, el ataque contra la guarnición de Monzón y en la acción de Lerín, en la que resultará herido por un disparo en el brazo. Posteriormente participará junto a las fuerzas que asediaron la ciudadela de Jaca, aún en manos de los imperiales. (Del 14 de Agosto al 10 de Octubre de 1813).
En 1814 se realiza un levantamiento liberal en España, al que se une junto a Espoz y Mina con su regimiento de guarnición en Huesca. Tras fracasar, es obligado a exiliarse el 4 de Octubre en Francia, junto a su amigo y compañero de armas Espoz y Mina.
Tras proclamarse la Constitución de 1820 regresa a España y es nombrado Comandante del Escuadrón de Caballería del Infante. Durante los combates contra las fuerzas que no acataban el nuevo estado constitucional, destaca su participación en el aplastamiento de las tropas reaccionarias en Zaragoza el 14 de Mayo de 1820. Incluso en una sesión de la Cortes se pidió una gratificación para él por esta valiente actuación. (2)
El 1 de Enero de 1823 es nombrado Coronel del Regimiento de Dragones de Sagunto, y luego Coronel del Regimiento de Montesa. Ese año combatirá junto a Espoz y Mina contra la invasión de los llamados “Cien Mil Hijos de San Luis”, participando en la toma de Seo de Urgell el 3 de Febrero de 1823. Finalmente su División será cercada y obligada a rendirse, lo que ocasiona un nuevo exilio, esta vez en Inglaterra.
En 1830 se da una nueva intentona militar liberal, entrando en territorio español por Canfranc al mando de una brigada junto a Espoz y Mina. Fracasado el levantamiento, nuevamente se exilia en Francia.
Tras fallecer Fernando VII en 1833, regresará a España el siguiente año, uniéndose a las fuerzas liberales que combatían a las levantadas en armas por el pretendiente Don Carlos. Ese mismo año participará en la batalla de Arquijas (15 Diciembre de 1834), donde nuevamente destaca por su valor al mando de una de las columnas isabelinas.
En 1835 es ascendido al grado de Brigadier.
El año 1837, Espartero le otorga el mando de la 2ª División del Ejército del Norte. Ese año participará en la toma de Hernani el 15 de Marzo de 1837, desplegando su división en el flanco izquierdo de las tropas cristinas, para proteger al grueso de las tropas de un posible ataque carlista desde las posiciones de San Marcos o desde Astigarraga. Una vez tomada Hernani, su columna avanzó y tomó Astigarraga para las tropas liberales.
Espartero junto al Teniente General de Lacy Evans inicia una ofensiva que terminará con la toma de Pasajes, Oyarzun, Irún y Fuenterrabía, lo que supondrá para los carlistas un auténtico desastre, al perder las importantes comunicaciones con Francia en este sector. Curiosamente uno de los encargados de negociar la capitulación de la plaza de Fuenterrabía será el hijo de Gurrea, el Teniente Ignacio Gurrea, por encargo personal de Evans. (3)
Tras estos desastres militares, los carlistas iniciaron una expedición hacia el centro peninsular, la llamada “expedición real”, que nada más partir fue perseguida y hostigada por las fuerzas de Espartero. Las tropas que las seguían estaban compuestas por tres columnas mandadas respectivamente por Gurrea, Jauregui e Iriarte. La 1ª División, con los Regimientos de Zaragoza y de Castilla, cruzaron el rio cerca de las posiciones carlistas de Andoain. Estas estaban sólidamente fortificadas a los dos márgenes del rio, alrededor del puente de esa localidad. La situación de la 1ª División se hizo peligrosa al encontrarse aislada en territorio enemigo, por lo que era muy urgente el que la 2ª División al mando de Gurrea cruzara ese puente y la socorriera. Los ingenieros del ejército no habían localizado todavía ninguna zona vadeable del rio, por lo que el único paso practicable era el puente fuertemente defendido. El General Espartero ordenó a Gurrea apoderarse de ese puente y romper las líneas carlistas. (4)
La defensa de los carlistas fue enconada, y nuestro Mariscal fue muerto intentando tomar este puente de Andoain, el 29 de Mayo de 1837, montado en su caballo, cuando a la cabeza de sus tropas, una descarga le destrozó la cabeza. El hecho de encabezar el avance y la enorme corpulencia de este oficial (medía 2 metros), facilitaron el tiro a los fusileros carlistas. Su cuerpo fue traído hasta San Sebastián, velándose en un piso de la calle 31 de Agosto, ocupado hasta fechas recientes por el Circulo Riojano. De allí se le trasladó al monte Urgull para darle cristiana sepultura.
Para recalcar la importancia de nuestro Mariscal de Campo, señalaré que incluso en las Cortes de España se habló de su muerte en las sesiones celebradas ese año de 1837, para pedir una merecida pensión de 200 reales a su viuda.
“(…) El general Gurrea acaba de perder en los campos de Andoain una vida que había consagrado toda entera al servicio de su patria. El general Gurrea empezó su carrera en la división de caballería del ilustre general Mina; a quien ayudó à conseguir las victorias que todos sabemos. En toda Navarra apenas hay un sitio que no recuerde algún combate sangriento, alguna victoria conseguida por Mina, y la hoja de servicios del general Gurrea, prueba que su espada se desenvainó constantemente en todos los encuentros.
Además, el general Gurrea ha dejado tres hijos que están con las armas en la mano, y si las noticias que yo tengo no son equivocadas, el general, espiró en medio de dos de ellos batiéndose con tra el enemigo. -
Es posible que la sangre de ese desgraciado padre salpicase la casaca de sus dos hijos. Yo bien sé que no necesitaban de ese ejemplo para servir con honor a la patria, pues en su tierna edad, le han dado ya muchos días de gloria y seguirán dándoselos como espero.
En fin, señores, el despotismo sacrificó en los pasados diez años á un hermano del general que por sus opiniones políticas pereció en un patíbulo, y Gurrea recogió a los huérfanos de su hermano, que ahora quedan al cuidado de su viuda tía. Esta circunstancia, unida a las que he expresado débil y ligeramente, porque el dolor me niega y ahoga mis palabras, inclinarán sin duda al congreso a declarar mi proposición comprendida en el artículo 100 y a aprobarla.” (5)
A final las Cortes aprobaron la petición recogida en el punto 4º de los artículos de la sesión.
“4º La comisión de guerra ha examinado lo proposición del señor diputado Núñez, cuyo objeto es pedir a las cortes se sirvan conceder a la viuda del general Gurrea, muerto en los campos de Andoain, la misma gracia que concedieron a la del general Iribarren.
No puede la comisión rehusar al mariscal de campo D. Manuel Gurrea el honor que fue concedo al de su misma clase D. Miguel Iribarren. Si a la viuda de este general le fue acordad una pensión de 200 reales sobre su viudedad de 100 reales no puede dejar de dispensarse la misma gracia a la del general Gurrea: ambos generales se distinguieron por sus conocimientos, valor, actividad y prudencia; ambos se distinguieron como militares y como patriotas. Uno y otro sellaron con su sangre el juramento de defender la libertad de los españoles, y uno y otro recibieron una muerte gloriosa en el campo de batalla, dejándonos recuerdos de su brillante comportamiento. El distinguido mérito del general Gurrea, sus particulares, circunstancias, su larga carrera militar, en que tanto ha, trabajado por la patria, y el acuerdo de las cortes en un caso de igual naturaleza, es lo que ha obligado a la comisión a opinar, que debe accederse a lo que pide el señor Núñez, considerando éste como un caso extraordinario de circunstancias especiales, y de un carácter muy particular.
La comisión, pues, cree que las Cortes deben conceder a la viuda del mariscal de campo don Manuel Gurrea, la pensión de 200 rs., además de la viudedad de justicia que disfruta como premio de los servicios extraordinarios de su difunto marido.”(6)
La lápida que adorna su tumba tiene un grabado en el que se representa a Manuel Gurrea a lomos de su caballo cruzando un puente, con un brazo en alto blandiendo una espada. Su estado general no está tan deteriorado como algunas de las tumbas
que le rodean, ya que ha sufrido hace poco una restauración, pero la representación mencionada anteriormente presenta la inequívoca muestra de un intento de “damnatio memoriae”, al haber sido golpeada con los consiguientes
daños que se muestran en la fotografía.
En su tumba se puede ver la inscripción: (7)
AL MARISCAL DE CAMPO
D. MANUEL GURREA
MUERTO EN LOS CAMPOS DE ANDOAIN
EL 29 DE MAYO DE 1837, SU ESPOSA,
SUS HIJOS, SU AMIGO EL GENERAL LACY EVANS.
Esta lápida es una reproducción de la original, destrozada en 1993 por otro acto vandálico. Contiene un error al apellidar al Teniente General inglés Lacy Ewans, cuando realmente era Lacy Evans, hecho que no ocurría en la original, ya desaparecida.
El primer grabado (8) representa el momento en que es herido de muerte, el segundo (9) una vista del puente realizada a lápiz y coloreada con acuarela, en la que se puede leer:
“The Bridge & distant church of Andoain.
Where Genl Guerra was killed in 1837.”
(1) D. Joaquín Bellsolé Gurrea, de profesión periodista, fue invitado a la ceremonia por ser familiar del Mariscal.
Curiosamente, hace poco tiempo, el Diario Vasco publicó una noticia en la que otro familiar del Mariscal Gurrea visitaba su tumba de Urgull. Se trata de Alfonso Alonso, conocido político del Partido Popular de País Vasco.
(2) "Diario de las Actas y Discusiones de Las Cortes. Legislatura de los años 1820 y 1821”. T.XXIIL. Madrid. 1821.
(3) Sociedad de Ex – milicianos de Madrid. “Vida Militar y Política de Espartero, obra dedicada a la exmilicia nacional del reino”. Madrid. 1844. Pág. 247.
(4) FLOREZ, JOSÉ SEGUNDO. "Espartero. Historia de su vida militar y política y de los grandes sucesos contemporáneos". T. 2º. Madrid. 1844. Pág. 78, 106 y 115.
(5) “Cortes Constituyentes de la Nación Española. Diario Oficial de Sesiones de Junio de 1837”. Tomo VI. Madrid. Pág. 110
(6) “Cortes Constituyentes de la Nación Española. Diario Oficial de Sesiones de Junio de 1837”. Tomo VI. Madrid. Pág. 310
(7) DOGSON, E.S. “Notes & Queries”, serie 10, Volumen 3º. 1905. Pág. 361 & 362.
(8) Grabado aparecido en el libro “Vida Militar y Política de Espartero, obra dedicada a la ex – Milicia Nacional del Reino”. Madrid. 1844. Pág. 258.
(9) HORNBROOK, RICHARD LYDE. “5th. Capt. Hornbrook: R.M”. (Cuaderno con Colecc. de láminas de este autor). Lámina nº 9.
Otras fuentes:
- ARCHIVO GENERAL MILITAR DE SEGOVIA. Expediente Personal G-4340. Hoja de Servicios Agosto 1820
- IRIBARREN, J.M. "Espoz y Mina, El Guerrillero". Edit. Aguilar. Madrid. 1965
- IRIBARREN, J.M. "Espoz y Mina, El liberal". Edit. Aguilar. Madrid. 1967
- MARTÍN LANUZA, ALBERTO. "Gurrea Goñi, Manuel". Artículo publicado en la web de la Real Academia de la Historia.
10.- TUMBAS MENORES
10.1.- AYUDANTE FRANCIS CROOK EBSWORTH (4 de Julio de 1837)
Durante muchos años su lápida estuvo desaparecida, no pudiendo situarse con exactitud su enterramiento en el cementerio. A comienzos de la década de los ochenta, el autor de estas líneas, tal vez como anticipo de la que sería su futura profesión, la descubrió tirada y enterrada entre la vegetación. La cara principal de la losa se encontraba en perfectas condiciones, parecía estar recién hecha, lo que nos indica que cayó y se enterró poco tiempo después de utilizada.
En estos treinta últimos años, ha sufrido más que en los 150 anteriores, una lástima. Su actual situación es fruto de la casualidad, ya que el ayuntamiento la recolocó de manera aleatoria y a capricho, pero sinceramente, no había ningún dato o reseña, en ese momento, que diera pistas de donde se encontraba situada originariamente. He de decir que se encuentra a escasos dos metros de donde la encontré, aunque en la obra realizada por Dogson, en la que copió todas las inscripciones del cementerio ordenadas según el lugar que ocupan, desde la zona más occidental hacia la oriental, su posición correcta estaría situada entre la lápida colectiva y la del Teniente Backhouse. (1)
Como recoge en su obra el historiador Jesús María de Arozamena, esta es una de las tumbas que pertenecen a los caídos en los movimientos insurreccionales de 1837.
El día 15 de Septiembre de 1835, Francis Crook Ebsworth formaba parte del 5º Regimiento “Highland Ligth Infantry”, con el rango de Mayor. (2) Un año después, el 3 de Septiembre de 1836, aparece como Teniente Coronel agregado al Estado Mayor, aunque como perteneciente al 4º Regimiento “Westminster Grenadiers”. (3) Posteriormente fue destinado con el mismo grado al 10º Regimiento, como ayudante del General Santa Cruz., exactamente el 15 Septiembre de 1836.
Su muerte se produjo en uno de los movimientos insurreccionales de 1837, contra los que destacó luchando el entonces brigadier O’Donell. F.C. Ebsworth era el primer ayudante del General, Conde de Mirasol, sucesor de Lacy Evans en el mando de las tropas legionarias. Las tropas que mandaba este general, compuestas de granaderos y cazadores del Regimiento de la Princesa se habían sublevado contra los mandos, principalmente en la localidad de Hernani, al no recibir puntualmente las soldadas que les correspondían. Ebsworth fue muerto por un soldado español, de la compañía de cazadores del 2º Batallón de la Primera, curiosamente una de las pocas unidades que sí había recibido la soldada, al interponer su cuerpo para salvar a su general de un disparo (4) durante una insubordinación ocasionada por dicha falta de pagas. Este hecho de enorme valentía y arrojo suicida, aconteció el 4 de Julio de 1837, seguramente en la misma plaza de Hernani. Además de la muerte del ayudante del general y un cornetín de órdenes, resultó herido el general Rendón, otro de sus ayudantes, el capitán Tellería, del cuerpo de artillería, lo mismo que varios soldados del Infante. (5)
Esta insurrección fue valientemente sofocada por el propio O’Donnel, a riesgo de su vida, hecho que le otorgó la faja de mariscal de campo a petición del mismísimo Espartero.
Ebsworth era Caballero de la Real Orden de San Fernando de 1ª clase.
(1) DOGSON, E.S. “Notes & Queries”, serie 10, Volumen 3º. 1905. Pág. 361 & 362.
(2) “British Auxiliary Legion of Spain”. Army List, 1st. February, 1836”.
(3) “British Auxiliary Legion of Spain. Army List, corrected to 1st April, 1837”.
(4) www.cervantesvirtual.com. “British Auxiliary Legion. Aportación Británica a la Primera Guerra Carlista”.
(5) MUÑOZ ECHAVEGUREN, FERMÍN. “Anales de la Primera Guerra Carlista en San Sebastián. Cómo se vivió la guerra en la ciudad”. Instituto del Doctor Camino – Fundación Kutxa. Donostia-San Sebastián. 2005. Pág. 165.
10.2. TUMBA COLECTIVA
Esta lápida de arenisca contiene los nombres de ocho militares, todos miembros de la Royal Marine Artillery. No se trata de voluntarios de la Legión Auxiliar. Son artilleros pertenecientes a la Armada británica, es decir, al ejército regular de Gran Bretaña.
Las fechas de las inhumaciones de esta lápida oscilan entre el 10 de Diciembre de 1836 el más antiguo, y el 28 de Marzo de 1839 el más tardío.
Los nombres son:
JOHN NEWMAN (10 DIC. 1836)
No pertenecía a la Legión Auxiliar Británica, por ser artillero de la Real Artillería de Marina Británica.
DAVID HOWARD (4 JUL. 1837)
No pertenecía a la Legión Auxiliar Británica, por ser artillero de la Real Artillería de Marina Británica.
Curiosamente fallece el mismo día que el Ayudante del conde de Mirasol, F.C. Ebsworth, pero no hay ningún documento o fuente que lo relacione con el mismo incidente de Hernani, aunque no es descartable que muriese en los movimientos insurrecionales de 1837.
JOHN GATES (5 AGO. 1837)
No pertenecía a la Legión Auxiliar Británica, al ser Sargento de la Real Artillería de Marina Británica.
BENJAMIN SMITH (2 JUL. 1837)
No pertenecía a la Legión Auxiliar Británica, por ser artillero de la Real Artillería de Marina Británica.
Muerto en Hondarribia el 2 de Julio de 1837.
JAMES KEATES (14 SEPT. 1838)
No pertenecía a la Legión Auxiliar Británica, por ser artillero de la Real Artillería de Marina Británica.
BERNARD JORDAN (28 NOV. 1838)
No pertenecía a la Legión Auxiliar Británica, al ser artillero de la Real Artillería de Marina Británica.
WILLIAM HANDCOCK (1 ENE. 1839)
No pertenecía a la Legión Auxiliar Británica, por ser artillero de la Real Artillería de Marina Británica.
Murió en el Puerto de Pasajes.
SAMUEL REDMOND (28 MAR. 1839)
No pertenecía a la Legión Auxiliar Británica, por ser artillero de la Real Artillería de Marina Británica.
Su estado es muy malo, ya que se trata de una lápida de arenisca, expuesta totalmente a la cara norte de nuestro castillo. De la inscripción original queda poco en estado correcto para poder ser leído. La lápida es de arenisca, y está sufriendo un fuerte descascarillado a consecuencia de las inclemencias meteorológicas y el inexorable paso del tiempo. Afortunadamente su texto original fue publicado en 1905(1):
SACRED
TO THE MEMORY OF
JOHN NEWMAN. GUNNER RL
MARINE ARTILLERY DIED 10th DECEMBER 1836
DAVID HOWARD Gr R.M.A.
DIED 4th JULY 1837
JOHN GATES. SERJEANT, R.M.A.
DIED 5th AUGUST 1837. WHOSe REMAINS ARE BURIED NEAR
THIS PLACE. ALSO OF
BENJn SMITH. GUNNEROF THE ABOVE
CORPS WHO DIED AT FONTERABIA ON THE 2nd OF JULY 1837
JAMES KEATES. GUNNER R.M.A.
WHO DIED SEPTr 14th 1838
BERd JORDAN. Gr R.M.A. DIED 28th NOVr 1838
WM HANDCOCK OF THE ABOVE CORPS WHO DIED
AT PASAGES 1st JANy 1839
SAMl REDMOND Gr R.M.A. DIED 28th MARch 1839
Como puede apreciase en la fotografía, se está produciendo un descascarillado en la cara principal de las inscripciones, pudiendo perderse estas para siempre.
(1) DOGSON, E.S. “Notes & Queries”, serie 10, Volumen 3º. 1905. Pág. 361 & 362.
10.3.- TENIENTE HENRY BACKHOUSE (1 de OCTUBRE de 1836)
Se trata del teniente de artillería montada Henry Backhouse, muerto el 1 de Octubre de 1836, mientras se encontraba en plena acción al mando de una batería de cohetes.
SACRED
TO THE MEMORY OF
LIEUTENANT HENRY BACKHOUSE
OF TEH HORSE ARTILLERY
BRITISH AUXILIARY LEGION OF SPAIN
(AND OF THE NAVY OF H.B. MAJESTY)
WHO WAS KILLED IN ACTION
DEFENDING THE LINES IN FRONT OF THIS FORTRESS
ON THE 1st OCTr 1838
HIS BROTHER OFFICERS HAVE ERECTED THIS TABLET
TO MARK THE SPOT WHERE HIS REMAINS REPOSE &
IN TESTIMONY OF
THEIR OWN AND OF
THE GENERAL ESTEEM
WITH WHICH HE WAS REGARDED
La traducción sería:
CONSAGRADO
A LA MEMORIA DEL
TENIENTE HENRY BACKHOUSE
DE LA ARTILLERÍA MONTADA
LEGION AUXILIAR BRITÁNICA DE ESPAÑA
(Y DE LA ARMADA DE SI H.B. MAGESTAD)
QUE FUE MUERTO EN ACCIÓN
DEFENDIENDO LAS LINEAS FRENTE A ESTA FORTALEZA
EL 1 DE OCTUBRE DE 1838
SUS HERMANOS OFICIALES HAN ERIGIDO ESTA PLACA
PARA SEÑALAR EL LUGAR DONDE REPOSAN SUS RESTOS Y
EN TESTIMONIO DE LA ESTIMA GENERAL
CON LA QUE FUE CONSIDERADO
En la parte superior de la misma se puede apreciar una cruz de San Fernando.
Cuando la Sociedad de Ciencias Aranzadi realizó sondeos en esa zona buscando inhumaciones pertenecientes al año 1813, aparecieron los restos de un esqueleto justamente debajo de la placa (Foto inferior), aunque hay muchas posibilidades de que pertenezca al mausoleo de Latasa, situado en el mismo lugar, que desgraciadamente está desaparecido.
(1) DOGSON, E.S. “Notes & Queries”, serie 10, Volumen 3º. 1905. Pág. 361 & 362.
(2) Grabado de N. Gomar del año 1887, Imprenta “Sucesores de Rivadeneyra”. Madrid., Aparecido publicado en la revista “Ilustración Española y Americana”. El texto dice: “El cementerio inglés del castillo de la Mota, donde yacen las cenizas de varios jefes y oficiales de la Legión Británica que, al mando del general sir Lacy Evans, auxilió a las tropas constitucionales en la primera guerra carlista. Koldo Mitxelena Kulturunea.
11.- LÁPIDAS Y MAUSOLEOS DESAPARECIDOS
11.1.- MAUSOLEO DE LATASA
Las dos fotos superiores, anteriores al año 1887, son los únicos testimonios gráficos de la existencia de este mausoleo ya desaparecido. En la primera lo podemos verlo encalado (1), estado general en el que se encontraban las tumbas en varios momentos del siglo XIX.
Creo que pueda tratarse de la tumba de Latasa, pero esto es una simple suposición, ya que no hay documentación al respecto.
El historiador Federico Bordejé Garcés en 1952 escribía lo siguiente:
“Como detalle singular de este abandono haremos constar la desaparición de algunas lápidas como la del gobernador del castillo Latasa situada en el lugar exacto donde falleció. (…)” (2)
Esta tumba, al igual que la siguiente del Gobernador Berasaluce, son mencionados también en la obra de José Luis Banús y Agirre. (3)
(1) Autor de la fotografía: Polentinos, Aurelio de Comenares y Orgaz, Conde de. (DCP-A-0810)
(2) Creemos que Bordejé se confunde con la lápida que existía de D. Pedro José Berasaluce, que sí murió a consecuencia de un accidente en lugar cercano a su placa blasonada.
(3) BANÚS Y AGUIRRE, JOSÉ LUIS. “El San Sebastián de Antaño”. Grupo Doctor Camino. Edit. Sociedad Guipuzcoana de Ediciones y Publicaciones. San Sebastián. 1988. Pág. 48
11.2.- LÁPIDA DE D. PEDRO DE BERASALUCE Y ELORZA (1866)
Teniente Coronel desde el 20 de Julio de 1854, fue Gobernador del Castillo de la Mota de San Sebastián (1). Falleció en 1866, no existiendo una explicación razonable del motivo por el cual se destruyó su lápida. Esta desapareció totalmente, y su blasón, tallado en una pared rocosa cercana también, borrando cualquier resto del mismo en la posterior restauración al colocarse la placa de “Honor a los héroes que sólo Dios conoce”.
El historiador Federico Bordejé Garcés en 1952 escribía lo siguiente:
(…) Y la poética tumba de Don Pedro de Berasaluce y Elorza, muerto en 1866, situada al pie de una gran peña y sombreada por un árbol que le proporciona la mayor belleza. Dicha lápida se hallaba encuadrada también por su blasón, lo que no impidió que al restaurar el cementerio de los ingleses, se colocara en dicha tumba otra lápida dedicada a los muertos que sólo Dios conoce (2), a pesar de lo bien que conocemos al personaje allí enterrado.”(3)
Explicaré el motivo de porqué se destruyó esta lápida con escudo.
Durante las obras realizadas en el Cementerio a iniciativa del general Arzadun, que culminaron en la gran ceremonia de inauguración de septiembre de 1924, se menciona varias veces que no se conocía el nombre del personaje al que pertenecía el escudo blasonado existente en la pared del acantilado, por lo que aprovechando esa circunstancia, se decidió colocar una lápida nueva en “Honor a los Héroes que sólo Dios conoce”.
Eran otros tiempos, y lo lógico actualmente hubiera sido respetar la existente, y añadir la nueva no afectando a la antigua.
El hecho de ignorar el nombre del personaje que en ese momento se creía enterrado en ese lugar, fue publicado en la prensa local, más exactamente en el diario “El Pueblo Vasco”. A los pocos días, se presentó en el rotativo un hijo del finado al que hacía honor el escudo ya destruido, por lo que se publicó un artículo para enmendar el error (4). Se trataba del escudo blasonado de Don Pedro José Berasaluce y Elorza, muerto a consecuencia de un accidente junto a ese lugar. Su cuerpo no está enterrado en el cementerio de Urgull sino en el de Polloe, pero el rey Alfonso XII concedió a su viuda en la población de Betelu la autorización para poder poner esa placa en su memoria.
Como agradecimiento, la viuda regaló al rey una espada que había sido regalada al general Eguía por el mismísimo Lord Wellington, y que a consecuencia de la amistad del primero con Berasaluce, se la legó.
Parece ser que la placa fue robada en varias ocasiones, y otras tantas sustituida por sus descendientes, tal y como afirma en el periódico su hijo, y el famoso árbol que le daba sombra, y estaba protegido originariamente por una verja circular fue plantado por los familiares del militar.
(1) Diario Cuerpo de Estado Mayor de Plazas. Escalafón General en 1º de Enero de 1866. Madrid. 1866. Pág. 12 & 13.
(2) Ver Lápida a los “Héroes que sólo Dios conoce” de este estudio.
(3) Fotografía en la que aparecen marcados en rojo los restos que aún se pueden entrever del antiguo blasón de Berasaluce.
(4) “El Pueblo Vasco”. 1 de Octubre de 1924. Pág. 4.
11.3.- TUMBA DE COURTENAY CHADWICKE (1836)
Alistado como Alférez en el 5º Regimiento de la B.A.L. “Highland Light Infantry”, el 16 de Julio
de 1835. (1)
Destinado comoTeniente del 3er Regimiento de la Legión Auxiliar Británica, muerto en la batalla de Ayete el 5 de Mayo de 1836. Aunque es curioso que en el listado de bajas producidas en esta batalla solamente figura como herido grave, por lo que es muy posible que el autor no diera cuenta del fatal desenlace (2). No dudo de su fallecimiento, por dos razones. Una es el apunte a lápiz escrito al lado de su nombre en la lista de 1836, seguramente por el propio general Chichester, en la que se le señala con una “k” de killed. La segunda razón aparece en el nuevo listado realizado en 1837, en el que ya no se le menciona.
Su lápida se erigió justo delante de la que se levantó en honor del rey Fernando VII y su augusta esposa en el camino del Vía Crucis, por lo que este dato ampliaría el terreno dedicado a los enterramientos más allá de lo que actualmente conocemos (3).
En ella se podía leer (4):
CONSAGRADO A LA MEMORIA
DEL POBRE COURT,
QUE CAYÓ EN DEFENSA DE SU BANDERA
EN LA BATALLA DE
AYETE
EL 5 DE MAYO DE 1836.
LA BELLEZA Y LA AMISTAD
LE LLORAN SINCERAMENTE.
Es muy curiosa la cariñosa dedicatoria de sus compañeros de armas, en la que se le mencionaba como “el
pobre Court”.
(1) “British Auxiliary Legion of Spain. Army List, 1st February, 1836”.
(2) ANÓNIMO. “Journal of the Movements of the British Legion. By an Officer, late of the Quarter–Master–General’s Staff”. London. 1836. Pág. 259.
(3) WILKINSON, HENRY. “Apuntes Paisajísticos y Musicales de las Provincias Vascas”. 1838. Publicado por la Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián. 1976. Pág. 159.
(4) Idem.
11.4.- LÁPIDA DE Mr. DUNCAN McFARLIN (23 OCTUBRE 1839)
Se conocía por las fuentes la existencia de esta lápida y su inscripción (1), aunque no se tenía ninguna constancia material de la misma.
SACRED
TO THE MEMORY OF
Mr DUNCAN McFRARLIN
LATE FIRST ENGINEER OF
HER MOST CATHOLIC MAJESTY'S
STEAM VESSEL
ISABELLA SEGUNDA
WHO DEPARTED THIS LIFE
ON THE
23rd OCTOBER 1839
AGED 50 YEARS
LEAVING AN AFFECTIONATE WIFE
TO LAMENT HIS LOSS.
THIS STONE WAS ERECTED BY THE
ENGINEERS OF THE BRITANNIC
MAJESTY'S STEAM VESSELS
SALAMANDER & COMET
AS A MARK OF
RESPECT.
La traducción sería:
Consagrado a la memoria del Sr. Duncan Mcfarlin, último ingeniero primero del buque de vapor de su católica majestad Isabel segunda. Quien se marchó de esta vida el 23 de octubre de 1839 a los 50 años de edad dejando una cariñosa esposa para lamentar su pérdida.
Esta lápida fue erigida por los Ingenieros de los buques de vapor de su majestad Británica Salamander y Comet como una muestra de respeto.
Estaba situada, según nos indica Dogson en su libro, en la parte más occidental del cementerio, muy cerca de donde apareció el fragmento de lápida durante la excavación realizada por la S.C. Aranzadi en 2013, en busca de enterramientos anteriores a la I Guerra Carlista.
El vapor de ruedas “Isabel II” fue construido en el astillero George Black & Campbell de Quebec, y botado el 24 de Abril de 1831. Su desplazamiento era de 1370 toneladas, y contaba con una tripulación de 160 hombres. Estaba armado con dos cañones de a 32 y 6 carronadas del mismo calibre.
Servía en la armadora Willcox & Anderson con el nombre “Royal William”. El 10 de Septiembre del año 1834 es fletado por el Gobierno español con derecho a compra, que se realiza el 16 de Enero de 1835, siendo enviado inmediatamente a Londres para cambiar sus calderas, que se encontraban en muy mal estado. Sumando y tripulación eran británicas (2).
El 29 de Mayo de 1836 participa en una operación de gran envergadura ocupando Pasajes con la escuadra de Lord John Hay, compuesta por los vapores Phoenix, Salamander, Tweed y Comet), la de Primo de Rivera compuesta por el Isabel II, el Reina Gobernadora y el Mazeppa, además de muchos buques menores. El 11 de Julio de 1836 bombardean Hondarribia (3).
El 11 de abril 1839 hace lo propio contra las bases carlistas de Zarauz. Ese mismo año apresa la balandra inglesa “Paddy”, de Cork, actuando como buque de bloqueo de las costas en la guerra carlista, y a una flotilla de lanchas pesqueras del puerto de Bermeo de las que pudo capturar diez y entregarlas en el puerto de San Sebastián. (10 de Julio) (4).
En 1840 es enviado a Burdeos para reparar, pero el mal estado del casco aconseja su desguace, reutilizándose el motor para un nuevo buque que llevará el mismo nombre. Este segundo buque de 560 toneladas estará armado con 2 cañones giratorios de hierro de 62 libras, y 2 carronadas de hierro de a 28. Su dotación era de 131 hombres (5).
(1) DOGSON, E.S. “Notes & Queries”, serie 10, Volumen 3º. 1905. Pág. 361 & 362.
(2) Óleo de Antonio de Brugada. Museo Naval de Madrid.
(3) PARDO SAN GIL, JUAN. “Las operaciones Navales en las Guerras Carlistas”. Itsas Memoria. Revista de Estudios Marítimos del País Vasco. Untzi Museoa-Museo Naval. Donostia-San Sebastián. 2006. Pp- 434, 435 & 436.
(4) “EL CONSTITUCIONAL. Periódico político, literario, económico y mercantil”. Nº 48. Viernes 9 de Agosto de 1839. Pág. 2
(5) FERNÁNDEZ NUÑEZ, P.; MOSQUERA GÓMEZ, J.M.; BUDIÑO CARLÉS, J.M.. “Buques de la Armada Española. Historiales (1700-2014)”. Instituto de Historia y Cultura Naval. Fundación Alvargozáles. Gijón. 2014. Pág. 375 & 376.
11.5.- TUMBA CON CRUZ
También ha desaparecido todo rastro de esta tumba, de la que conocemos su existencia gracias a la descripción que de ella realiza Dogson (1) en su obra, y que muestro literalmente:
“A cross at the head of a tomb bears the letter lying down in its upper limb”.
Es decir, nos habla de la existencia de otra tumba con una cruz en su cabecera en la que está grabado la letra B en posición acostada. Su posición en el cementerio estaría entre la tumba colectiva y la del Teniente Coronel F.C. Ebsworth en su situación original (2).
12.- OTROS ENTERRAMIENTOS NO LOCALIZADOS
12.1.- ALFÉREZ
P. DUPONT (1º REG.)
Entre los oficiales enterrados en el castillo hay que nombrar, según le describen las fuentes de la época, a un joven y valiente oficial llamado Dupont. Era alférez del 1º Regimiento desde el 8 de Julio de 1836. Fue herido en la batalla de Oriamendi el 16 de Marzo de 1837, y según Somerville falleció el 16 de Mayo de 1837, aunque el médico militar Henry Wilkinson retrasa su fallecimiento algunas fechas.
Este cirujano nos relata así el encuentro con el joven Dupont, el día siguiente de haber sufrido la pérdida de la pierna.
“Me recibió de un modo extraño, evidenciando la más filosófica indiferencia por su seria pérdida.
- Mala suerte… Pero ése es el destino de la guerra… ¡Eran de esperar los golpes fuertes…! ¿De qué serviría lamentarse ahora? Nunca me ayudaría a recuperar la pierna perdida, y ciertamente sería perjudicial para mi recuperación.
Tales eran sus palabras, y no había nada de fingido en aquella actitud; su talante era natural, tranquilo y franco, y no se puede sino admirar tan sorprendente sangre fría. Puedo ya terminar aquí su historia. Las tres o cuatro semanas que permaneció en Irún siguió mejorando. Cuando transcurrió este período, se reunió a los oficiales heridos de los diferentes hospitales, los embarcaron en el Bidasoa, y fueron conducidos por mar hasta San Sebastián. Recuerdo que me comunicaron su llegada y me apresuré a ofrecer mi ayuda para su traslado. Hallé el barco varado en el fango profundo del puerto, e incluso para un hombre ágil resultaba difícil subir a bordo. Los heridos, pues, continuaron algún tiempo en su incómoda situación. ¿Cómo le iba al valiente y filosófico Dupont? Hablé con él después de haber saludado a Ormsby y De Burgh. Me sorprendió el tono agriado de su voz, tan diferente del de la primera vez que le vi tras la pérdida de la pierna. Tenía el pulso rápido, la piel seca y caliente, y en mi mente nacieron temores por su vida. Ví una sábana extendida en el fondo del navío y le pregunté qué era lo que cubría. Se estremeció y reaccionó con horror al contestarme:
- El cuerpo del pobre Pheelan…, que ha muerto mientras navegábamos, esto es lo que más me ha inquietado, y tengo miedo de seguir pronto sus pasos. –
Había en su voz y en su aspecto una seriedad y solemnidad tales que me hicieron estar seguro de que profetizaba. Dupont fue trasladado a su alojamiento, atacado allí por síntomas de fiebre y, a pesar del más constante cuidado y atención, a las tres semanas falleció. Lo enterramos en la colina del castillo de San Sebastián, entre los demás soldados muertos.”(1)
(1) WILKINSON, HENRY. “Apuntes Paisajísticos y Musicales de las Provincias Vascas”. 1838. Publicado por la Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián. 1976. Pág. 145 & 164.
12.2.- ALFÉREZ R. PHEELAN o PHELAN (1º REG.)
El párrafo anterior de Wilkinson nos da a entender que existen más entierros, de los que desconocemos su localización. Es lógico creer que otro de los cuerpos inhumados fuese el de Pheelan, el cuerpo que yacía bajo la manta del navío llegado a San Sebastián con los heridos. Era alférez del 7º Regimiento, ascendiendo a teniente el 23 de Septiembre de 1836. Cayó herido el 16 de Mayo de 1837 en la toma de Irún y le fueron amputadas las dos piernas. De este infortunado oficial también nos habla Wilkinson (1):
“Pero nuestras tareas profesionales no habían terminado; una hora después del anochecer los heridos seguían siendo trasladados a la casa que ocupábamos. Entre ellos estaba el capitán de fusileros De Burgh, que había recibido un balazo en la rótula. También trajeron al desgraciado teniente Pheelan, un muchacho de sólo dieciséis años, con las dos piernas destrozadas por una bala de mosquete. El fuerte dolor que sufría quedaba manifiesto por sus gritos penetrantes y desgarradores.”
“De vez en cuando nos llegaban a través del débil tabique los gemidos contenidos del valiente De bourgh y los gritos frenéticos de Pheelan, el pobre muchacho”.
(1) WILKINSON, HENRY. “Apuntes Paisajísticos y Musicales de las Provincias Vascas”. 1838. Publicado por la Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián. 1976. Pág. 138, 145 & 164.
12.3.- MAYOR MITCHELL
Servía en el 8º Regimiento de la 1ª Brigada, y regresó herido de gravedad. Falleció a los pocos días a consecuencia de sus heridas.
Hay una completa descripción del funeral de este oficial herido también en Ayete como Tupper en el libro de Somerville.
“Señoritas ataviadas con mantillas ocupan os balcones, como siempre que se despliegan las tropas con sus oficiales para desfilar, pero ninguna zalamería asoma hoy a sus ojos ni a sus rotros”
“el féretro ya se ha unido a la procesión que arranca mientras dos bandas de música inician los sones de un himno fúnebre”
Es el primer oficial de la BAL que recibe sepultura en el Cementerio de los Ingleses.
12.4.- OTROS
Conocemos el listado de bajas que sufrieron los oficiales de la Legión durante el combate del 5 de Mayo de 1836 (1). De este listado, sabemos por las fuentes de al menos dos enterramientos efectuados en el cementerio del monte Urgull , el Mayor Mitchel, y el Teniente Chadwicke, aunque lo normal, y casi seguro, es que estén enterrados todos los oficiales del siguiente listado (1):
- Capitán O’Reilly (Cia. de Fusileros de la Brigada Ligera)
- Capitán M’Neil (6º Reg. de la Brigada Ligera) Falleció a consecuencia de las heridas
- Coronel Tupper (6º Reg. de la Brigada Ligera) Falleció a consecuencia de las heridas
- Capitán Scarman (1º Reg. de la 1ª Brigada)
- Teniente Cooper (1º Reg. de la 1ª Brigada)
- Capitán y Adjunto Allez (4º Reg. de la 1ª Brigada)
- Mayor Mitchell (8º Reg. de la 1ª Brigada) Falleció a consecuencia de las heridas
- Teniente Hamilton (7º Reg. de la 2ª Brigada9
- Quarter Master Warner (7º Reg. de la 2ª Brigada)
- Quarter Master Wrigth (9º Reg. de la 2ª Brigada)
- Capitán Mould (10º Reg. de la 2ª Brigada)
- Teniente William Price (10º Reg. de la 2ª Brigada)
- Capitán Knight (ADC Staff)
El número de inhumaciones en el terreno que hoy conocemos como Cementerio de los Ingleses es mucho mayor de las que actualmente pueden ser observadas por los visitantes. Muchas de las tumbas se limitaban a un simple montículo de tierra y una cruz de madera. Estos dos elementos, fruto del inexorable paso del tiempo, fueron desapareciendo hasta no dejar rastro alguno del enterramiento. El consiguiente paso de los años, hará que se olvide completamente su existencia.
Un ejemplo de esta afirmación la vimos en la excavación realizada por la S.C. Aranzadi en 2013. En la zona que se decidió sondear aparecieron tres esqueletos, alineados en inhumaciones individuales. De estas tumbas no se tenía ninguna constancia documental ni material, pero revisando las ilustraciones de la época, hay dos que despejaron todas las incógnitas (2).
(1) DOGSON, E.S. “Notes & Queries”, serie 10, Volumen 3º. 1905. Pág. 361.
(2) Es curioso que la mayor parte de las tumbas desaparecidas, rotas o movidas de lugar, estén concentradas en la parte inferior del monumento instalado el año 1924. Esta casualidad me hace pensar en que los métodos utilizados para la instalación del gran monumento, anteriormente perteneciente al del Centenario situado en Alderdi-Eder, no fueran todo lo académicamente deseables, sufriendo destrozos los monumentos situados en la zona por donde se transportaron los grandes bloques.
Pero esto solamente es una hipótesis.