Albert Joseph, Conde Goblet d'Alviella

Tournai (26 mayo 1790) – Bruselas (5 mayo 1873)

Oficial del ejército del Reino Unido de los Países Bajos, y político del recién creado reino de Bélgica.

Sirvió como oficial primeramente en Francia, estando presente en la defensa de San Sebastián. En este episodio participó en casi todas las acciones bélicas que se produjeron. Es el autor de las letras de fuego que aparecieron en el monte Urgull felicitando al Emperador de Francia el 15 de agosto.

Del arma de ingenieros fue el único oficial que no resultó herido. Al capitular la plaza, fue el elegido por el General Rey para enviar sus despachos a Francia, hecho que le salvó de caer prisionero de los aliados.

En resumen, un hombre con suerte.

Este libro en el que se muestran sus cartas y documentos se titula "Le Lieutenant Général Comte Goblet D'Alviella. Ministre d'État, d'après des documents inédits" y apareció publicado dentro de la colección "Les Fondateurs de la Monarchie Belge". Bruselas. 1870.

En 1814 se pasó al ejército del Reino Unido de los Países Bajos y el 16 de noviembre de 1830, se unió a las fuerzas insurrectas belgas. Entre 1831 y 1834 fue ministro de Asuntos Exteriores del reciente gobierno belga y en 1837, allí ganó su título de nobleza.

MEMORIAS DE GOBLET

TRADUCCIÓN

Sin embargo, el nuevo funcionario francés también estaba buscando maneras para proveer la educación de sus dos hijo, Alberto y Luis, el último nacido el 11 de julio 1792. Casas religiosas, y colegios teresianos que gozaron del monopolio de la educación pública bajo el dominio austriaco, ya no existían, y las instituciones creadas recientemente en Francia, eran objeto de la más profunda repugnancia en Bélgica. Sin embargo, el sub-prefecto de Tournai, casi desafiando los prejuicios generales, pidió, en consideración a sus servicios, que su hijo mayor fuera admitido en la escuela de Saint-

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Cyr, como estudiante del gobierno. Este favor se le otorgó con la condición de que otro de sus hijos fuese también colocado allí como pensionista. El compromiso fue aceptado, y  Albert Goblet salió de su casa en noviembre de 1802 para ir a Saint-Cyr, donde su hermano lo siguió cuando cumplió 11 años.

Esta escuela, originalmente destinada a recoger y educar a los hijos de altos funcionarios muertos en el campo de batalla, se estableció en los grandes edificios que Madame de Maintenon había erigido durante el reinado de Luis XIV, para la educación de las niñas de la nobleza. Aumentando el destino principal de este hermoso instituto, Bonaparte, con una política hábil, trató de atraer a un mayor número de niños pertenecientes a las provincias recientemente unidas a Francia y eligiendo, preferentemente, a los que pertenecían a familias influyentes.

Aunque el instituto estaba sujeto a un régimen militar muy estricto, los jóvenes que entraban en el, no adquirían ningún tipo de compromiso en relación con su
futuro, por lo que la educación que fue recibían también contaba con literatura y ciencias. Pero se daban desde la dirección a los estudiantes unas ideas que originaban una repugnancia invencible contra la voluntad absoluta de los padres que quisieran mantenerlos alejados de la profesión de las armas. Todo estaba organizado para despertar deseos de gloria militar. 800 residentes de las instalaciones fueron divididos en dos batallones, uno armado, y estos batallones se subdividían compañías controladas por los más meritorios. Después de cada victoria del ejército francés, o mejor dicho,
del gran ejército, porque el cónsul Bonaparte se convirtió en el emperador Napoleón, los estudiantes de Saint-Cyr formaban con las armas, formados en cuadros, y se enaltecían mediante la lectura de los boletines. Se inspiró un odio feroz contra la "pérfida Albión" y una admiración entusiasta por "Napoleón el Grande.

(…)

Albert Goblet ganó en 1806, el primer premio en matemáticas y un accesit. Era muy estudioso y menos

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exaltado que sus jóvenes compañeros, gracias a la sabia dirección de su padre, quien fue nombrado en 1803 miembro del cuerpo legislativo del Departamento de Jemmapes, quien, a menudo, visitaba el instituto (').

(') M. Goblet, murió el 10 enero 1819, siendo miembro del cuerpo legislativo hasta la caída del Primer Imperio.

En 1807, Albert Goblet fue finalizó los estudios de la institución. Como su hermano más joven parecía inclinado por la infantería, se decidió que él, no iría a la escuela militar de Fontainebleau, y que continuaría con los estudios, para convertirse en un oficial de ingenieros. El ardiente estudiante, por lo tanto, se esforzó duramente,para adquirir los conocimientos necesarios para ser admitido en la Universidad Politécnica. Encontró la recompensa a su celo en el premio imperial de
matemáticas, que ganó en la competición general de instituciones. El Monitor Universal del 23 de agosto 1807 informó que fue coronado en
el Instituto de Francia, por el Ministro del Interior, en nombre del emperador.

Sin embargo, una grave enfermedad que sufrió en agosto de 1808, después de un año de estudios especiales en el Colegio de Sainte-Barbe,


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retrasaría su ingreso en el politécnico. Se tomó este tiempo para familiarizarse con París, donde gracias a la presencia de su padre y a sus relaciones se introdujo en la vida política, lo que ayudó a mitigar la admiración sin límites que había experimentado previamente hacia el emperador. En 1809, un año marcado por grandes eventos, zona de reunión de Saint-Pierre para el imperio y la victoria de Wagram, la heroica Defensa de Zaragoza y la derrota del Inglés en Flushing, permaneció en París pensando tan mal que llegó a decir. "Como yo mismo fui testigo, escribió más tarde el antiguo alumno de Saint-Cyr, “nos expresábamos en lugares públicos con una extraña libertad”.

En noviembre, después de un examen brillante, fue admitido en la Escuela Politécnica. Al mismo tiempo, su hermano menor entraba en la escuela Militar de Fontainebleau. Siendo nombrado oficial en 1812, para formar parte de la Grande Armée, en la que moriría, con apenas veinte años de edad, en las orillas del Beresina.

Albert Goblet pasó dos años en la escuela secundaria que el emperador llamó a su gallina de los huevos de oro, dos años marcados por el matrimonio
Napoleón con la archiduquesa María Luisa,

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por el nacimiento del Rey de Roma, y ​​los nuevos rigores del bloqueo continental utilizando como pretexto para una guerra desastrosa contra Rusia.

El 11 de octubre 1811, entró en una escuela especial de artillería e ingeniería de Metz. El 21 de agosto del año siguiente, fue nombrado teniente segundo en el 2 º Batallón de Ingenieros, con órdenes d incorporarse al campo de Bayona. El 21 de junio de 1813, tomó parte en la Batalla de Vitoria, que decidió la suerte de la Península, tras cuyo  desastre, logró llegar a Irún tras realizar penosas marchas a través de las montañas (1).

(1)   A pesar de todo estoy entre los afortunados, escribió el teniente Goblet a su padre (Irún, 27 de junio de 1813), Deseo de corazón que el gobierno me pague la parte que me debe, para tener medios para reabastecerme. Se dará usted cuenta de la penuria que sufrimos todos, cuando sepa que después de la batalla, el mismísimo rey solo tenía una camisa. . . '.

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El 1 de julio el Conde Reille, comandante en jefe del ejército de Portugal, le ordenó ir a Saint-Jean-de-Luz junto al Mariscal Jourdan, y le ordenó que se embarcara en el puerto de Socoa para cooperar en la defensa de la plaza de San Sebastián, que el Inglés mantenía bloqueada desde el 28 de junio, por tierra y por mar. Después de un primer intento fallido, lo logró, tal y como indica, a través de la mitad de la flota inglesa, desembarcando felizmente en la noche


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del 14 al 15 de julio. El General Rey, Gobernador del lugar, pronto le tomó afecto, y fue rápidamente fue incorporado al comandante
Ingeniería (M. Pinot, conocido por la valiente defensa del castillo de Burgos), y de dos jóvenes capitanes, que se convirtieron en sus colegas. Pero nada más llegar al amenazado lugar, la guarnición tuvo que repeler un ataque, en el que resultaron heridos graves el comandante de ingenieros y uno de los capitanes (').

(') A. Goblet a su padre, San Sebastián, 21 juillet1813.
"Se ha dicho, que me he comportado con distinción”.

De hecho, en el ataque del 17 de julio al reducto de San Bartolomé, los Inglés emplearon la cantidad de seis mil hombres, y el teniente Goblet, de acuerdo con los documentos oficiales, destacó por su sangre fría y valentía.

Ya hemos dicho que su hermano Luis, teniente de infantería, había perecido en el cruce del Beresina. La verdad es que nunca se supieron los detalles de su fin. El 04 de abril o 05 de noviembre de 1812, mandó un destacamento de cincuenta hombres en un pequeño fuerte entre Vyazma y Wilna. Se trata de una información facilitada por el coronel (Baron Hennequin), de esta fatal campaña al señor Goblet, el 18 de febrero de 1813, en el restaurante Grignon de Paris. Desde entonces, la familia nunca recibió ninguna otra información sobre el destino de este joven oficial.

El 25 de julio, los británicos, después de la apertura


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de dos brechas, trataron de acabar con el sitio, pero electrizados por el valiente ejemplo de Rey, los defensores de San Sebastián opusieron una resistencia invencible. En el informe oficial que envió el mismo día, al ministro de la Guerra ('), el

(') Se inserta en el Moniteur Universel, el 5 de Agosto de 1813.

general Rey cita a Goblet entre los oficiales que habían contribuido en mayor medida al éxito de las armas francesas. Él, le escribió a su padre (San Sebastián, 9 de agosto):

"... Nuestra defensa es magnífica hasta el momento, hemos rechazado gloriosamente un asalto de lo más fuerte, también hemos hecho una gran salida, en la que hemos capturado más prisioneros que los hombres que éramos. En cuanto a mí, San Sebastián es, seguramente, el lugar de la tierra donde he experimentado las más dulces sensaciones de mi vida, al recibir las públicas felicitaciones del gobernador, después de todas las acciones militares. Soy teniente del estado mayor de Ingenieros desde el 1 de julio, saltándome el escalón de teniente primero de ingenieros. Gobernador para demostrarme  su satisfacción, me ha dado el mando interino de la compañía de sapeurs cuyo capitán murió sobre la brecha”.

El día 21, añade los siguientes detalles:

"Nuestra defensa sorprendió a todo el mundo. La reputación de San Sebastián era que no podría mantenerse más que ocho días contra


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medios ordinarios. Los Ingleses han usado medios formidables y permanecemos aquí ya  dos meses. Una tercera parte de la ciudad está destruida o quemada, y nosotros moralmente seis veces más fuertes que al comienzo. Nos quemamos de impaciencia por ver intentar un nuevo ataque al enemigo, lo rechazaremos, y nuestra gloria será enorme. De hecho, aproximadamente 2.500 bayonetas han, en un lugar muy malo, resistido un ataque dado por las tropas inglesas, que son sin duda los mejores de Europa (no importa lo que digan los parisinos y sus caricaturas) y no contentos con sólo defendernos, hemos realizado salidas que nos han dado más de doscientos cincuenta prisioneros.

Nuestra situación no nos impide poder festejar a Napoleón y el gobernador me pidió que realizara una iluminación, en la fortaleza de la cima del pico muy alto que está al final del istmo donde está San Sebastián. La posición me permitió mostrar ante los ojos de Ingleses y portugueses un Vive Napoléon le Grand! realizada con letras de fuego, que les demostrase que aún quedaban en España soldados animados por el espíritu de este gran hombre.

Usted probablemente se sorprenderá por recibir mis cartas, por lo que debe dar gracias a los valientes marineros que, a través de más de una treintena de barcos ingleses, se deslizan de Francia aquí y aquí a Francia, en pequeñas embarcaciones…”

Diez días después, el 31, un nuevo formidable asalto se dio en el lugar: la feroz lucha duró cuatro horas, y los ingleses, gracias a los prodigios de valor, hubieran sido rechazados por los franceses si no

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se hubiera producido en las murallas la terrible explosión de un gran número de barriles de pólvora y bombas. Los ingleses se hicieron,
por lo tanto amos de los alrededores del monte Orgullo, y los defensores de San Sebastián se redujeron a 1.200 hombres sanos.

“Nunca, escribió unos días después de el teniente Goblet, nunca olvidaré el día 31 de agosto, que tanto honor a proporcionado a los franceses. Un puñado de soldados resistieron un asalto continuo durante cuatro horas de las profundas columnas reforzadas cuatro veces. La brecha tenía ciento cincuenta toesas de longitud, los atacantes tanto ingleses como portugueses, han perdido 2.500 hombres. Por nuestra parte, los combates han continuado hasta la caída de los combatientes. Al comienzo del ataque, marché a la cabeza de una compañía de ochenta hombres de élite, sólo diez y yo hemos salido ilesos, la funda de mi espada me fue arrancada por una (vizcaína) bala. Si se supiera lo feliz que he estado en este tipo de acciones, todo el mundo sería militar. Usted no debería nunca preocuparse más por mí, ya que he salido de allí completo, usted debe tener confianza en mi buena suerte”.

Retirados en el castillo, los franceses todavía resistieron, pero cuando los restos de su artillería fue  reducida al silencio por 59 piezas que disparaban sin cesar, cuando las bombas habían destruido un depósito

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municiones e incluso algunos hornos de manipulación de alimentos, cuando el donjon del castillo no era más que un montón de
escombros, hubo, finalmente, que izar la bandera blanca. Fue el 8 de septiembre. Único oficial superviviente de su arma, el Teniente Goblet, firmó como comandante de ingenieros, la resolución del Consejo de Defensa.

El mismo contó, en estos términos, el asedio:

"Comenzaron las conversaciones entre los oficiales superiores sobre quién llevaría la capitulación a Francia, y el general decidió que no sería ninguno de ellos y me eligió para esta misión. Después de haber dado mi palabra de honor de entregarme en el cuartel general de Lord Wellington, si en una semana no se me intercambiaba,  partí para  Francia en un navío de parlamento inglés que me desembarcó en Saint-Jean-de-Luz. Entregué los despachos al mariscal Soult, que los recibió con lágrimas en los ojos, sabiendo de antemano que esta valiente guarnición estaba prisionera, me entretuvo largo rato, y me hizo cenar con él diciéndome que se encargaría de mi cambio. Después fui a la casa de su jefe de estado mayor, el conde de Gaza, que me repitió las mismas palabras.

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El general de la división de ingenieros Lery me mostró el mayor interés, me dijo que su casa era la mía y que no pretendiese buscar otra posada, en fin, todo el mundo aquí, desde el más pequeño hasta el más grande, demuestra  admiración hacia los defensores de San Sebastián.

Imagínese la suerte que he tenido. Éramos nueve oficiales para todas las tropas de ingeniería y estado mayor en San Sebastián, seis han muerto, y dos han sido heridos, únicamente yo no he sido alcanzado, la guarnición está prisionera de guerra, y solamente yo he regresado a Francia. A que se puede atribuir todo esto? Dígamelo si lo sabe” (*)

(') El teniente Goblet a su padre, Bayona, 13Septiembre 1813.

Veintiún años más tarde, el general Rey, el heroico defensor de San Sebastián, escribió a su antiguo comandante de ingenieros, que también se había convirtió en general:" Vengo de imprimir en una escala bastante grande el plano de San Sebastián y su entorno, mostrando los trabajos de ataque y defensa que tuvieron lugar durante el sitio donde usted se distinguió particularmente, y que fue el único que sobrevivió en esta lucha memorable de entre todos los valientes oficiales de su arma.


Véase, también, sobre la defensa de San Sebastián, Journal des sièges faits ou soutenus par l'armée française dans la Péninsule, de 1807 à 1814, realizado de acuerdo con las órdenes de los documentos del gobierno francés que existen en los archivos de la Guerra , e Historia de la guerra en la península del general Napier.


M. Thiers en su Historia del Consulado y del Imperio, libro LI dijo:
"Vimos como la guarnición de San Sebastián sucumbió después de realizar una de las mejores defensas de la historia que se pueda mencionar”.

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El 25 de noviembre  Napoleón, a propuesta del mariscal Soult, nombró al teniente Goblet miembro de la Legión de Honor, y el 1 de enero siguiente
se le elevó al rango de capitán. Después de participar con el ejército de los Pirineos, en la campaña de otoño de 1813 y de invierno de 1813-1814, el mariscal Soult le demostró con una prueba contundente su confianza. Previendo que se vería obligado a hacer una retirada que abandonaría a su suerte a la plaza de Navarreins, fundada en 1529 en el Gave d'Oleron, el mariscal decidió unir a la defensa de esta
posición al oficial que se había comportado con tanta valentía en San Sebastián. Por lo tanto, se le ordenó al capitán Goblet, el 2 de febrero de 1814, ir a Navarreins, para ser empleado bajo el mando del teniente coronel Bouchelat, comandante de los ingenieros.


Al poco tiempo, la pérdida de la batalla de Orthez, privó a Navarreins de las comunicaciones
con el ejército francés, y el lugar estaba rodeado por una división de tropas españolas bajo el mando del general Morillo. Durante los meses de
febrero a abril, los defensores Navarreins estuvieron estrechamente bloqueados por Morillo, ignorando

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totalmente cualquiera de los grandes acontecimientos que estaban teniendo lugar en Francia: la invasión, la defensa del territorio nacional, la capitulación de París,
la abdicación de Napoleón. Nadie pensaba en los Borbones, cuando el 11 de abril, después de la batalla de Toulouse, el capitán Goblet, haciendo sus rondas en las murallas vio banderas blancas izadas en las torres de los pueblos de los alrededores. La guarnición aún no se había recuperado de su sorpresa, cuando vino un ayudante del mariscal Soult, acompañado por un alto funcionario británico:
Navarreins se unió inmediatamente a la suspensión general de las armas.

Por una disposición del 17 de abril, el conde Dupont, Ministro de Guerra de Luis XVIII, le nombró capitán primero al oficial que venía de destacrse, y de los Pirineos fue enviado a St. Omer, al mando de una compañía de sapeurs.

Cediendo a los consejos de su padre, que confiaba plenamente en el nuevo destino prometido a Bélgica con su unión con Holanda, el capitán Goblet, hacia el final de este año memorable, decidió abandonar el servicio de Francia. Esta determinación
nunca podría deberse a la esperanza de obtener

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una promoción, ya que los altos cargos ya estaban ocupados en el nuevo ejército de los Países Bajos.  El príncipe soberano, por una orden
del 27 de enero de 1815, lo admitió como capitán segundo de ingenieros, y el 16 de febrero, el mariscal Soult, sucesor del conde Dupont, aceptó su renuncia al servicio del rey de Francia. Esto ocurrió unos días antes de la vuelta de Napoleón, que había abandonado la isla de Elba para restaurar el imperio.

Admitido en el ejército de los Países Bajos, en enero de 1815, el capitán Goblet  no tardó en atravesar una crisis a la vez gloriosa y dolorosa.
Tendría que luchar contra aquellos que una vez fueron sus compañeros de armas, y al igual que otros oficiales belgas que dejaron el servicio de Francia, cumplió con su deber fielmente. El 15 de abril, por una orden del cuartel general del príncipe de Orange, en Nivelles, se le encargó del servicio de ingeniería de la división comandada por el General Perponcher. Dos meses después, el 16 de junio, fue con esta división a Quatre Bras, y frente a los franceses. Siempre tuvo

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de aquel día terrible e incierto un recuerdo indeleble ('). Luego acompañó a la división de Perponcher a Waterloo, donde su conducta le valió la condecoración de la orden
Militar de Guillermo. A su lado, en esta lucha suprema, había un regimiento de Nassau, con quien también había servido en la división de Armagnac en España, y en frente, vio a otros camaradas, del regimiento de zapadores, con el que estuvo una vez en St. Omer.

Informado  por sus superiores el duque de Wellington, que había sido prisionero en 1813 en San Sebastián, y recomendado al Príncipe de Orange

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como oficial de gran mérito, el capitán Goblet recogerá un día los frutos de estos informes favorables.

Después participar en la segunda campaña de Francia, fue enviado a Lieja en noviembre, y el 16 de julio a Newport.

En virtud del tratado que formó el Reino de los Países Bajos, las fortalezas arrasadas por el emperador José II tenían que ser
rehechas para formar una nueva barrera contra Francia. Los estudios preliminares se realizaron bajo la dirección del duque de Wellington,
quien pasó largas horas discutiendo los diversos proyectos. Los planes se terminaron el  I Abril 1816, y la ejecución de las obras se confió exclusivamente a los oficiales del ejército de los Países Bajos. Entre ellos y el duque de Wellington, un único oficial británico sirvió de intermediario: fue el coronel John
Jones, cuyo nombre aparecerá una vez más a este estudio (').

Encargado de la reconstrucción de la fortaleza de Nieuport, el capitán Goblet dedicó siete años (…).

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